Nueve rincones de la provincia de Málaga para enamorarse

Salvo alguna excepción, como la alcazaba de Antequera, la mayoría de estos enclaves son de fácil acceso y no requieren reserva previa de la visita.

Sobre un cerro desde el que se divisa Archidona se encuentra esta antigua fortaleza árabe, que conserva aún algunas de sus murallas e incluso algunas puertas y arcos. Además de disfrutar de espectaculares vistas panorámicas de la Vega de Antequera y de la Sierra Norte de Málaga este enclave tiene un matiz romántico, ya que allí sitúa la leyenda el origen del romance imposible entre el cristiano Tello y la musulmana Tagzona, un relato que tiene trágico final en la Peña de los Enamorados, que se puede ver con nitidez desde casi todas las partes del recinto amurallado. Además de poder recorrer parte de aquella antigua fortaleza, también merece visitar la ermita de la Virgen de Gracia, que conserva en su interior parte de la anterior mezquita.

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En el pueblo que presume desde hace décadas de tener el mejor clima de Europa merece la pena acercarse hasta uno de los miradores más espectaculares de todo el litoral andaluz. Se trata de un moderno balcón situado sobre unos vestigios romanos, que son visibles gracias a que se trata de una estructura de metacrilato. Así, bajo los pies se pueden ver estos restos, que pertenecieron a la antigua ciudad de Caviclum. Este singular espacio, que intenta simular la proa de un barco, al estar algo más elevado que el paseo marítimo, tiene una mejor perspectiva tanto del Faro de Torrox -contiguo- como del resto del litoral torroxeño.

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Hay pocas ciudades del interior de Andalucía que sean más románticas que Ronda. Su casco antiguo y su entorno serrano han cautivado a lo largo de los últimos siglos a muchos viajeros, escritores y hasta cineastas. El poeta Rainer Maria Rilke, el novelista Ernest Hemigway o el director Orson Welles sucumbieron a sus encantos. Entre los muchos lugares que enamoran de esta ciudad monumental está el conjunto que conforman el Puente Nuevo y la Alameda del Tajo. Los miradores vertiginosos que permiten adivinar muchos enclaves de la Serranía, las zonas ajardinadas en las que se puede pasear tranquilamente y la arquitectura del entorno hacen de esta zona una de las más transitadas por los que visitan esta localidad.

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Desde esta fortaleza se tiene una vista espectacular de la Peña de los Enamorados, donde tuvo el ficticio desenlace del romance de Tello y Tagzona. Dentro de este recinto amurallado existen importantes vestigios históricos, como es la iglesia de la Real Colegiata de Santa María la Mayor, que se levantó como primer templo de la ciudad a principios del XVI con un evidente estilo renacentista, aunque también cuenta con algunos rasgos propios del gótico. Antes de acceder al templo es obligado pasar por el Arco del Gigante, que es posterior a la construcción musulmana. Esta emblemática construcción, erigida concretamente en 1.585, tiene incrustada en su cornisa una escultura romana de Hércules. Tras el arco y frente a la Real Colegiata se encuentra el espacio que antes fue la plaza de armas del castillo. Allí además de ver la portada de la iglesia se tiene una vista de antiguas termas romanas. En la zona alta de la fortaleza, se puede acceder a la Torre del Homenaje, una de las estructuras mejor conservadas.

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Situada junto al pinsapar de Yunquera, esta gruta es una de las más singulares de la Sierra de las Nieves. Para llegar de allí se puede salir desde el Puerto del Saucillo por un sendero cómodo y corto que toma el camino de la Cueva del Agua. Allí esta cavidad ofrece una de las imágenes más pintorescas del parque natural, con un frondoso bosque de pinsapos y pinos como marco. Desde el interior de la gruta se tiene una perspectiva muy original de este rincón digno de postal de la Sierra de las Nieves. Junto a la Cueva del Agua se conserva un antiguo pilar donde habitualmente se pueden ver algunos anfibios, como el tritón.

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Este pueblo de la comarca del Guadalteba sorprende por su legado arquitectónico, que, en su mayor parte, es fruto de su época dorada en el siglo XIX. Gracias a ello hoy su casco urbano está declarado como Conjunto Histórico- Artístico. Cabe recordar que la villa, antes conocida como Puebla de Baños, tuvo su mayor esplendor en torno a su famoso balneario de aguas sulfurosas. Eso convirtió al pueblo en la villa de veraneo no sólo de la alta burguesía malagueña del XIX sino también en lugar de descanso de importantes personajes nacionales e internacionales, como los escritores Lord Byron y Vicente Alexaindre o la mujer de Napoleón III, Eugenia de Montijo, que llegaron atraídos por sus aguas curativas. Muchos años después hoy sigue abierto ese mismo balneario. A ello hay que unir un lujoso hotel de cinco estrellas. El pueblo cuenta con edificios tan sobresalientes como su consistorio, que, en su día, fue la casa de Trinidad Grund.

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Aunque no todos los versos que hay en las paredes de calles y plazas de este pueblo sean románticos, éste es un pueblo idóneo para enamorarse de él. Es una de las iniciativas más recientes de esta localidad, que en el inicio de la pandemia decidió llenarse de fragmentos de poesía. A ello ha unido últimamente también algunos murales que ponen en valor a este pueblo, el único de la provincia de Málaga que tiene su territorio en el parque natural de Los Alcornocales. Pasear por las calles de Cortes de la Frontera también tiene otros alicientes, como conocer sus principales monumentos, desde el Ayuntamiento, mandado a construir en época de Carlos III, hasta la emblemática capilla de Valdenebros o su antigua plaza de toros. En el entorno, hay también mucho que visitar, como la antigua aldea de La Sauceda, la Casa de Piedra o el camino que lleva hasta las Buitreras del Guadiaro.

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Ni siquiera el terrible incendio del pasado mes de septiembre ha mermado la luz con la que brilla este pueblo del Valle del Genal. Desde hace años es conocido como el pueblo museo, por albergar en sus calles, en sus paredes e incluso en sus tejados de obras de arte de muy distintas disciplinas. Éstas son el legado que han dejado a lo largo de las dos últimas décadas escultores, pintores y otros creadores en una iniciativa única en el mundo. A ello hay que unir su entorno natural, situado entre los Reales de Sierra Bermeja y el Bajo Genal. De este último tiene una excelente vista panorámica en la plaza principal del pueblo, donde se encuentra la iglesia de San Pedro de Verona Mártir. Gracias a ésas y otras virtudes es uno de los pueblos que más enamoran en la provincia de Málaga. Poco importan sus sinuosos accesos por carretera.

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Con el telón de fondo del Mediterráneo y el amparo de la sierra de Almijara, Frigiliana es uno de los destinos que más enamoran en Andalucía. Pocos pueblos tienen ese privilegio para mirar así al mar desde la montaña. A ello hay que unir uno de los cascos históricos más sobresalientes del país, el Barrio Alto o Barribarto, un auténtico laberinto andalusí que cautiva a quienes lo visitan. Las paredes blancas de la cal, las coloridas ventanas, puertas y macetas y el trazado angosto y empinado de las calles hacen de éste uno de los rincones más románticos de la provincia de Málaga. A ello hay que unir otros alicientes, como sus restaurantes con vistas panorámicas, como El Adarve, La Tahona de Zacatín o El Mirador-Frigiliana, o edificios históricos, como su iglesia de San Antonio, El Torreón o la Fuente Vieja, entre otros.

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