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Excavadoras trabajan en la ladera de la montaña.
Así se encontró el ADN de Julen en el pozo

Así se encontró el ADN de Julen en el pozo

El perfil genético del niño se halló en una muestra de tierra húmeda de la superficie del tapón

Jueves, 17 de enero 2019, 01:09

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Primero fue la bolsa de gusanitos y ahora, el ADN. La Guardia Civil ha encontrado restos biológicos del pequeño en el pozo donde sus padres aseguran que cayó y donde se le busca desde el pasado domingo. Ante esta evidencia científica, la subdelegada del Gobierno en Málaga, María Gámez, confirmó ayer que el menor Julen se encuentra en el interior de la excavación donde se trabaja para su rescate.

Fuentes próximas a la investigación han confirmado que se le han realizado pruebas a la tierra húmeda, entre la que «probablemente hay cabello», hallada el primer día de la búsqueda en ese tapón detectado a 73 metros de la superficie. Y esos análisis han dado un restado positivo: hay ADN de Julen en la arena.

En este mismo sentido se ha manifestado Gámez, quien ha explicado que el domingo se recogieron muestras de ADN de la familia del pequeño así como del biberón que usaba Julen. «Los análisis coinciden y confirman que el pequeño está en el pozo», ha apuntado la subdelegada.

«Los análisis confirman que el pequeño está en el pozo», afirma la subdelegada

Ya el pasado domingo, en una de esas incursiones que se hizo en el interior del pozo con un robot, mientras éste descendía, se cruzó en la gruta con una bolsa de chucherías que caía por la misma. Todo apunta a que se había quedado enganchada en una pared del pozo, cuando el niño se precipitó dentro, y que el propio cable del robot la movió y la hizo caer. En la siguiente inmersión, la cámara confirmó la presencia de la bolsa en el fondo de arena, a 73 metros.

Esa noche, los responsables del operativo introdujeron una especie de arpón en el pozo para comprobar la dureza de ese tapón y tratar de retirar la arena, controlando la maniobra con las cámaras del robot de inspección de redes de saneamiento y aguas pluviales que cedió la empresa de desatoros Pepe Núñez.

En una de esas incursiones, los técnicos vieron a través de la cámara –que tiene una gran resolución– lo que parecía ser una hebra de una cuerda o un cabello, por lo que se decidió extraer una cata de esa arena húmeda de la superficie del tapón. Cuando esa porción de tierra llegó arriba, la esperaban especialistas de la Unidad de Policía Judicial, que preservaron la muestra con todas las garantías legales –y de cadena de custodia– para analizarla.

El lunes, esa muestra viajó en el primer AVE de la mañana, escoltada por guardias civiles, hasta el laboratorio central de Criminalística de la Benemérita, donde se procesó y analizó con toda la urgencia que requiere un caso de estas características. También se entregó un biberón del menor y los perfiles genéticos de los padres.

Los especialistas del laboratorio obtuvieron los primeros resultados el martes por la mañana. Entre la cata de tierra enviada había restos orgánicos que pertenecían a un ser humano. El hallazgo, unido a las declaraciones congruentes de los padres y de otros testigos, como la pareja de senderistas que acudió en su ayuda al oír gritos, llevó a la Guardia Civil a apuntalar aún más la que siempre había sido su hipótesis de trabajo: Julen está en ese pozo y hay que encontrarlo cuanto antes.

Pero la confirmación total llegó horas después, durante la madrugada del martes al miércoles. Según las fuentes consultadas, los técnicos del laboratorio lograron comprobar, en un tiempo récord, que esos restos biológicos correspondían al pequeño Julen.

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