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Restaurante Pedro Romero en Ronda
Restaurantes que también son museos en Málaga

Restaurantes que también son museos en Málaga

Hay varios establecimientos en la provincia que apuestan por ofrecer, además cuidados platos, interesantes colecciones históricas, etnográficas o incluso taurinas

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Sábado, 14 de octubre 2017

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El principal atractivo de cualquier restaurante debe estar siempre sobre la mesa, aunque se admiten complementos para hacer más enriquecedora cualquier experiencia gastronómica. Por esa razón, hay varios establecimientos en la provincia de Málaga que apuestan por ofrecer, además cuidados platos, interesantes colecciones históricas, etnográficas o incluso taurinas. Antiguos molinos, pinacotecas, colecciones en torno a la tauromaquia o tributos al bandolerismo aguardan en muchos de estos restaurantes-museo. Éstos son algunos de ellos.

1

Venta Valdivia (Algatocín).

Un antiguo molino de harina por donde todavía pasa el agua y una piedra de molino son dos de los atractivos más llamativos de este restaurante situado en el término municipal de Algatocín, pero muy alejado del casco urbano. En concreto, se encuentra en la barriada aneja de Salitre. Junto a su colección etnográfica, compuesta por muchas herramientas y enseres de antaño, lo que más llama la atención es el canal de agua que servía para mover el molino de harina hasta hace algunas décadas. Hay quien echa monedas incluso para buscar suerte. Además de ser un auténtico museo, en esta venta se comen sabrosas carnes por un módico precio. Carrés de cordero, entrecotes o solomillos de ternera son algunas de las opciones que se ofrecen en este restaurante tradicional.

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2

Posada El Bandolero (El Borge).

La casa donde nació uno de los bandoleros más temidos de la Axarquía, el Bizco de El Borge, no es sólo un agradable hotel-restaurante sino que también se ha convertido en un auténtico museo de artes populares e historia. El edificio, que fue restaurado para su uso turístico, fue también un antiguo molino. De ahí que se conserve en el interior una impresionante piedra de molino. La decoración rústica, con suelo empedrado y muchos utensilios de interés etnográfico, crean una atmósfera tradicional, donde, claro está, sólo tiene la gastronomía propia de la zona, como sus contundentes platos de migas y el vino dulce del terreno.

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3

Posada El Tempranillo (Alameda).

Aunque el edificio de este hotel-restaurante del norte de la provincia no tiene vinculación histórica con El Tempranillo, sí puede presumir de tener un interesante legado relacionado con este famoso bandolero, asesinado a pocos kilómetros de allí, en un cortijo de la localidad de Alameda. Hoy este restaurante recrea precisamente este tipo de construcción tradicional andaluza para trasladar al viajero hasta los siglos XVIII y XIX. Además de una decoración rústica en el interior, en el que se pueden ver algunos documentos relacionados con la vida del Tempranillo, cada habitación recibe el nombre de un bandolero de aquella época. La carta del establecimiento va en consonancia con su estilo y está llena de platos tradicionales, como las migas o carnes contundentes a la parrilla.

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4

Caserío San Benito (Antequera).

En el término municipal de Antequera, pero muy cerca de los pueblos de Alameda y de Villanueva de Algaidas, se encuentra este restaurante que tiene junto a él a un auténtico museo etnográfico. Se trata del Centro de interpretación del Campo Andaluz de San Benito. Tanto dentro de un edificio inspirado en el siglo XVII como en su entorno se pueden ver numerosos enseres relacionados con la producción de aceite de oliva: entre ellas numerosas piedras de molino, prensas y otras maquinarias y utensilios para extraer el 'oro líquido'. En el restaurante hay una carta basada en los productos y platos de la zona, como las migas, el arroz con conejo, el flamenquín o el bienmesabe.

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5

El Cortijo del Arte (Pizarra).

Lo que hace años fue una antigua vaquería del Valle del Guadalhorce hoy es un complejo turístico que disfruta de un verdadero museo. Tanto en su restaurante como en su hotel, como bien indica su nombre, el arte está muy presente, ya sea a través de la pintura o de piezas de interés arqueológico y etnográfico. Todas ellas se pueden apreciar en el Museo Municipal Gino Hollander, situado dentro del propio complejo turístico. Además de ese legado, en el restaurante se pueden encontrar platos tan sugerentes, como el pollo mozárabe con salsa de vino dulce de Málaga

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6

La Fructuosa (Gaucín).

En un antiguo lagar, que conserva todavía hoy la prensa con la que se elaboraba el vino, se encuentra el restaurante La Fructuosa, ubicado en el pueblo de Gaucín. Su impresionante viga de madera, los suelos de barro y sus paredes encaladas pone contexto a este pequeño museo de la Serranía de Ronda. El establecimiento, que forma parte del hotel del mismo nombre, tiene además espectaculares vistas panorámicas desde su terraza. Esta antigua vivienda de Gaucín hoy tiene una carta basada en productos de temporada. No faltan nunca platos y productos tan mediterráneos como el vino, el aceite de oliva virgen extra y la carne de cerdo ibérico

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7

Antigua Venta de Alfarnate.

Además de ser un lugar histórico, este establecimiento situado en el puerto de los Alazores conserva todavía hoy buena parte de su estructura original. Entre ellas, un calabozo que hoy hace las veces de pequeño reservado. Quien quiera comer allí tendrá que hacerlo en compañía de uno de los bandoleros más temidos de la época, Luis Candelas, quien se dice que durmió preso allí mismo antes de ser juzgado. Su réplica estará pendiente de los platos que se sirvan en la mesa, como las famosas ‘migas a lo bestia’ o cualquiera de sus jugosas carne (chivo lechal, cordero, ternera, etc…). También se conservan otras partes originales y numerosos enseres de interés etnológico, como romanas y algunas herramientas.

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8

Restaurante Pedro Romero (Ronda).

Los aficionados a la tauromaquia tienen frente a la Real Maestranza de Caballería de Ronda un auténtico restaurante-museo. Aunque muchos acuden allí por la fama de su rabo de toro a la rondeña, otros lo hacen por su rico legado histórico. De hecho, en sus paredes se han recopilado numerosos documentos, fotografías y carteles relacionados con la historia taurina de la ciudad del Tajo y, más concretamente, con las sagas de los Ordóñez y los Romero. Gracias a ello, presumen de tener un millar de elementos relacionados con la tauromaquia. Además de su mencionado rabo de toro, en la carta se podrán encontrar otros platos con sello andaluz.

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9

El Pimpi (Málaga).

En el centro histórico de Málaga y rodeado por pinacotecas y monumentos históricos, se encuentra El Pimpi, una bodega que también es un auténtico museo de historia. Antiguos carteles de las primeras ediciones de la Feria de Málaga, fotografías y rúbricas de famosos que han pasado por allí o una decoración que traslada en muchos de sus rincones a centurias pasadas. Todo ello en un antiguo caserón del siglo XVIII en el que la gastronomía y la enología van de la mano.

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10

Museo Molino Blanco (Antequera).

Situado junto a la carretera que une a Antequera con el Torcal, se encuentra este restaurante tradicional, que presume de tener una amplia colección de aperos de labranza. De hecho, es la nota predominante en sus paredes interiores, con una cantidad de enseres que llega a abrumar, sobre teniendo en cuenta el gran tamaño de esta venta. Además, el establecimiento apuesta por la gastronomía tradicional de la zona y cuenta con zonas ajardinadas, sala infantil y otros espacios para hacer más cómodo el paso por su restaurante.

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