Los incendios de agosto dejan ya más de 115.000 hectáreas quemadas, tres muertos y miles de desalojados

En superficie afectada, el incendio que se extiende entre las dos citadas provincias de Castilla y León apunta a que batirá todos los récords, con más de 36.500 hectáreas quemadas al cierre de esta edición, según los datos que arrojan los satélites de Copernicus. En Galicia se superaban las 20.000 hectáreas. A ello se suman los fuegos en Extremadura, sobre todo el originado en Jarilla (Cáceres), y en la Comunitat Valenciana, en Teresa de Cofrentes, que han agravado un escenario ya de por sí complejo.

En total, entre el 8 y el 13 de agosto se han producido 18 grandes incendios (término atribuido a los de más de 500 hectáreas), los cuales suponen la mitad de los grandes fuegos de todo 2025. Sin embargo, han arrasado más de 115.000 hectáreas, frente a las 30.000 del resto del año. En total, son unos 30 focos activos de distintas dimensiones.

Si estas cifras llaman la atención, los daños humanos no se quedan atrás. Este jueves falleció uno de los voluntarios que participaban en las labores de extinción, tras sucumbir a las graves heridas con las que ingresó en la UCI_del hospital de Valladolid el pasado martes. Jaime Aparicio Vidales, de 37 años, se convertía así en la segunda víctima de los incendios forestales de León y la tercera en España, tras la muerte del vecino de Tres Cantos (Madrid) alcanzado por las llamas mientras intentaba salvar los caballos de la hípica en la que colaboraba.

Otras siete personas permanecen ingresadas con quemaduras de diversa índole, de las cuales cuatro se encuentran en estado crítico. La cercanía de los fuegos a las poblaciones e infraestructuras, así como su rápida propagación a pesar del despliegue de medios, está dejando las estampas más desconcertantes de la oleada de incendios. Especialmente, en los vecinos que han tenido que abandonar sus casas asediados por el avance de las llamas. En total, han sido más de 9.500 las personas desalojadas en localidades del interior de las provincias más afectadas.

Durante la tarde, no obstante, las condiciones más favorables en parte de Castilla y León hicieron posible que regresasen a sus casas casi 3.000 vecinos de Quintana del Marco, Villanueva de Jamuz, Santa Elena de Jamuz, Cebrones del Río y Alija del Infantado. Con todo, en torno otras a 23 localidades seguían todavía desalojadas al finalizar el día. Además del monumental incendio de Molezuelas, con más de 31.500 hectáreas calcinados entre León y Zamora, a última hora del día se dio la alerta en la zona de la comarca de Sanabria (Zamora) más cercana a Orense, al haber sobrepasado ya las llamadas el límite interprovincial desde el noroeste. Las primeras localidades en ser evacuadas por la Guardia Civil fueron Castromil, Villanueva de la Sierra, Barjacoba, Pías y Porto.

En Extremadura también fueron evacuados los pueblos de Jarilla, donde ardieron dos casas, Cabezabellosa y Villar de Plasencia. La noche anterior se confinó a la población de Oliva, en Plasencia. Las autoridades tuvieron que pedir la colaboración de los vecinos para que atendieran a las recomendaciones de los equipos de emergencia, ya que muchos se negaban a dejar sus casas.

Después del rescate de una veintena de personas en Cabezabellosa que se negaron a salir, la Junta extremeña tuvo que adoptar medidas como batidas, mensajes ES-Alert y megafonía. Al cierre de esta edición, con seis incendios activos en esta comunidad, preocupaba «especialmente» el de Pallares (Badajoz), con 2.500 hectáreas afectadas y se había evacuado ya a medio centenar de vecinos de la zona.

La proliferación de focos que se replican con rapidez llegaron ayer a afectar al tráfico de una autovía y hasta 13 carreteras comarcales. De estas últimas, cinco estaban ubicadas en Cáceres, tres en Palencia, tres en León, una en Badajoz y una en Huelva. El incidente más grave se dio en la autovía A-66, con hasta 25 kilómetros cortados al tráfico en la provincia cacereña hasta media tarde. También en Orense han sufrido cortes por el fuego la autovía A-52 y N-525.

La provincia de Orense es una de las más afectadas por las llamas, concentrando la mayoría de las 28.600 hectáreas calcinadas en Galicia –el fuego de Chandrexa de Queixa, con 11.000, es ya el segundo mayor en la historia de esta comunidad autónoma– y varios pueblos confinados. Se sospecha que varios focos fueron intencionados y este jueves se detuvo a un vecino de A Gudiña como presunto responsable de un incendio de Oímbra, que ha quemado más de 5.000 hectáreas, al cometer una imprudencia grave mientras desbrozaba un terreno. En otros casos de esta ola de incendios que sufre el país, la autoría por parte de pirómanos es más que presumible con media docena de arrestados hasta ahora.

La ola de incendios obligó así a extremar la vigilancia de las carreteras, donde este jueves se preveía el desplazamiento de siete millones de conductores en la Operación Salida del 15 de agosto. Además, de nuevo las vías del tren se vieron afectadas por el avance de las llamas. Dos veces tuvo que posponer los trenes AVE que comunican Madrid con Galicia por seguridad. El tráfico fue restablecido a media mañana, pero poco después quedó suspendido hasta nuevo aviso.

Pese a esta situación, el Gobierno central descartó declarar el estado de emergencia para ponerse al frente en la gestión de la crisis, aunque invitó a las autonomías que lo necesiten a solicitarlo. Los ministerios de Defensa y Transición Ecológica dicen haber desplegado «todos los recursos disponibles», con la Unidad Militar de Emergencias al 100%, ante esta crisis.