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Cruel castigo para el Málaga en el tiempo añadido (1-0)
Como la pasada campaña, cae derrotado en Huesca con un gol en el último minuto en un partido muy táctico y con pocos riesgos asumidos por parte de los dos equipos
Las visitas del Málaga a El Alcoraz son como el día de la marmota. Llega, no marca y es ajusticiado. Cinco visitas allí en Segunda ... y sólo un punto de quince. En la pasada campaña ni el Cautivo desfilando en las calles de la ciudad salvó al equipo, en su momento más dubitativo del curso, del gol de Javi Pérez en el añadido. La historia se repitió, pregúntenle a Bill Murray. Corría el 93:45, con cuatro de añadido, y un contragolpe perfectamente ejecutado, con apertura a la izquierda y centro de Manu Rico que no empalmó bien Ntamack, pero el rechace en Montero no lo desaprovechó Liberto. La historia se repite. El nuevo obispo de Málaga (José Antonio Satué), oscense, bendijo por la mañana a los blanquiazules, pero tampoco... Y ahora el Málaga deja de estar invicto. Por momentos, pudo parecer un castigo un tanto merecido ante su poca ambición, pero justo estaba acabando el partido más cerca del área rival y en cierta medida el Huesca pedía la hora, lo que le dio un claro toque de crueldad..
Huesca
Dani Jiménez; Ángel Pérez (Ntamack, m.78), Jorge Pulido, Íñigo Piña (Carrillo, m. 67), Arribas, Julio Alonso; Jesús Álvarez (Sielva, m.66), Portillo (Manu Rico, m.73); Luna (Liberto, m.74), Enol y Kortajerena.
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Málaga
Alfonso Herrero; Murillo, Recio, Montero, Víctor García; Juanpe (Rafa, m.80), Dotor (Dani Lorenzo, m.67); Larrubia, Lobete (Brasanac, m. 46), Joaquín (Jauregui, m.85), y Chupete (Adrián Niño, m.67).
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Gol: 1-0, minuto 90+4: Liberto, tras un rechace en el área en un contragolpe con centro desde la izquierda de Manu Rico que no pudo empalar bien Ntamack.
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Árbitro: Etayo Herrera (Comite Vasco), asistido en el VAR por De la Fuente Ramos (Comité Castellano-leonés). Tarjeta amarilla a los locales Kortajarena, Íñigo Piña, Julio Alonso y Liberto, y a los visitantes Murillo y Joaquín.
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Campo: Partido jugado en El Alcoraz. 6.230 espectadores, con presencia de unos 200 malaguistas en una zona acotada de la grada.
El partido fue espeso, muy poco vistoso, muy en la tradición de esta Segunda División, donde se prima más no cometer errores que los aciertos. A priori hubiera sido casi imposible imaginar que el Huesca ha fichado a 16 jugadores (con 14 bajas) este verano, y que ha cambiado de entrenador, sustituyendo a Antonio Hidalgo por el más joven de la categoría, Sergi Guilló. Pareció un clon del de la pasada campaña. El equipo altoaragonés se mostró más incómodo que un dolor de muelas, presionando más alto de la línea frontal del área e importunando en todo momento. El encuentro era insufrible, y apenas se salió de una fase de tanteo y control mutuo antes del intermedio.
Para colmo, se vio un Málaga con parte de esos defectos que le hicieron pasar de pensar en una goleada ante el Granada a verse a merced de él y agradecer un empate final. Pese a las ocho bajas, Pellicer removió más si cabe el once inicial. De las cuatro novedades (Recio, Víctor García, Dotor y Lobete), alguna no era obligada. El técnico jugó al despiste con Gabilondo en la víspera, pero al final desplazó a Murillo al costado, y se saltó jerarquías con la entrada de Recio por delante de Galilea. Además, Larrubia jugó por dentro, y Joaquín, en su regreso a El Alcoraz, en la banda derecha.
No salió bien el equipo, pese a que eludió daños. Eso sí, la mejor ocasión del primer tiempo la tuvo Lobete, que chutó a la escuadra de la portería tras un regalo de Arribas en un pase horizontal paralelo al área. Ley básica del fútbol que incumplió. Pero el Huesca pudo también marcar en un tiro cruzado de Ángel Pérez, que rozó Alfonso Herrero, o en una falta lateral que cabeceó Íñigo Piña. No desentonaba lo más mínimo en su debut oficial Recio, hasta que justo antes del descanso casi regala un gol, mal perfilado al defender a su par, pero Portillo, la novedad de los locales, el hombre de los ascensos, no definió bien.
Necesitaba más paciencia en la elaboración el Málaga. No se la terminaban de dar Juanpe ni Dotor, un tanto abúlicos o poco revolucionados. Quizás por eso la segunda parte la comenzó ya Brasanac, que debutaba y relegó a Lobete. Un dibujo más normal, con la vuelta a la banda de Larrubia, el cambio de costado de Joaquín y el adelantamiento de Dotor a donde más le gusta.
Sin embargo, el Málaga no mejoró del todo ni el partido cambió en exceso de guión. Quizás llegó a una fase de más control malaguista, pero en un contexto con dos equipos demasiado encorsetados. Para ver la primera incursión de Víctor García en el partido hubo que esperar casi al cuarto de hora final. Eran dos laterales, él y Murillo, demasiado afanados en defender.
El Málaga deja de estar invicto, tras un primer tiempo en el que estuvo muy incómodo en el campo, y con más control en el segundo, aunque sin demasiadas ocasiones
Pesó más el miedo al fallo, a desordenarse. Las pérdidas podían ser letales, y en este sentido Juanpe generó muchas dudas cada vez que recibió el balón. Las ocasiones llegaban a la contra, como cuando Chupete ganó la espalda a Jorge Pulido (ayer batiendo un récord de su equipo de partidos en el fútbol profesional) en una arriesgada defensa de uno contra uno de los locales. Sin embargo, un control largo le privó de aprovechar la opción más clara. Se mostró individualista Joaquín en una internada, y Rafa, en su clásico remate desde fuera del área, esta vez no tuvo tanta colocación ante Dani Jiménez.
Pellicer habá quemado todos los cartuchos (dio entrada a Niño, Jauregui y Dani Lorenzo) y acabo más cerca del área rival el partido, ante un Huesca que ofrecía hasta entonces síntomas de haber perdido calidad en la zona de definición. Pedía ya la hora el Huesca, cuando llegó el posible 0-1, el remate de Larrubia repelido por Dani Jiménez, y no mucho después un contragolpe letal de tres contra cuatro que no supo frenar el Málaga, que reclamó incluso falta en su origen, demasiado antes como para que el VAR interviniera.
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