El último adiós al subinspector Antonio en la Comisaría de Málaga: «Era un policía 24 horas»
El Cuerpo le ha entregado la cruz roja a título póstumo en un solemne e íntimo acto, arropado por sus compañeros y familiares
La Policía Nacional da el último adiós a Antonio, el subinspector de Policía Nacional de 48 años y natural de Benarrabá que prestaba servicio ... en Los Gotham -el grupo que persigue a los delincuentes en la noche- y que falleció la madrugada de este jueves cuando volvía a su casa del trabajo y se topó a la altura de Torremolinos con una banda de ladrones en sentido contrario y a gran velocidad que colisionaron contra su vehículo.
Más de un centenar de agentes -en su mayoría mandos-, uniformados con el traje de gala y formando un pasillo de honor en la plaza de Manuel Azaña, con las sirenas de los vehículos policiales de fondo, han recibido el féretro del agente fallecido, que ha sido trasladado, cargado a hombros de Los Gotham, al pabellón de la Comisaría Provincial de Málaga, donde se ha instalado la capilla ardiente.
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Arropado también por su familia y por algunos representantes de la instituto armado -como su director general, Francisco Pardo, y el director adjunto operativo (DAO), José Ángel González, entre otros-, el subinspector ha sido homenajeado en un emotivo e íntimo acto, donde se le ha impuesto la Cruz al Mérito con distintivo rojo para a continuación ser trasladado de nuevo a Parcemasa para la celebración de la misma de réquiem.
Su trayectoria en el cuerpo sumaba más de dos décadas, concretamente en Málaga recaló en la comisaría del distrito Oeste, donde echó raíces y creció como profesional. Allí ascendió a oficial y a subinspector, lo que le supuso un cambio de destino -solo por unos meses- a la comisaría de San Pedro Alcántara. Después regresó a Málaga, a un renovado Grupo de Robos que cuajó algunas de las más importantes operaciones contra bandas criminales de los últimos años por asaltos en viviendas, comercios y vehículos, algunos de ellos con botines millonarios.
Por eso Antonio acumulaba en su hoja de servicios centenares de felicitaciones públicas y dos cruces blancas al mérito otorgadas por el Cuerpo Nacional de Policía y una concedida por la Guardia Civil. «Era un policía 24 horas», lloran Los Gotham.
Aún incrédulos, uno de ellos recuerda la llamada, nada más levantarse para llevar a sus hijos al colegio, en la que le contaron lo sucedido. «Le dije que eso era imposible, que lo había dejado hacía tres horas y que ese mismo día teníamos un juicio».
Todos coinciden en que Antonio era la verdadera definición de policía, «de los pies a la cabeza». «Compañero cien por cien, en las buenas y en las malas. Siempre el primero en salir y el último en irse». «Un profesional».
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