Málaga estrena obispo: José Antonio Satué abre un nuevo rumbo para la diócesis
Cientos de fieles asisten en la Catedral a la misa en la que el oscense toma posesión de una Iglesia con numerosos retos y asignaturas pendientes
Relevo y cambio de rumbo en la Iglesia Católica de Málaga. El oscense José Antonio Satué Huerto (57 años) ha iniciado este sábado su labor ... como obispo de la diócesis malagueña, el número 70 desde San Patricio, en el transcurso de una solemne eucaristía que ha comenzado a las once de la mañana en una abarrotada Catedral, en la que se han instalado dos mil sillas adicionales, que no han llegado a ocuparse en su totalidad, y siete pantallas para albergar al público que no ha querido perderse este momento histórico. Como ya sucediera un sábado día 13, pero del mes de diciembre del año 2008, la sede malacitana ha cambiado de prelado tras 17 años gobernada por el valenciano Jesús Catalá Ibáñez.
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El instante exacto del inicio del episcopado de Satué se ha producido a las 11.18 horas, cuando el arzobispo de Granada, José María Gil Tamayo, que ha presidido inicialmente la ceremonia, ha cedido la sede o silla principal del altar mayor de la Catedral al nuevo obispo y le ha entregado el báculo, el de madera que ha venido utilizando en los últimos cuatro años como pastor de la diócesis de Teruel. Este gesto, remarcado por un prolongado aplauso y el repique de campanas del templo, supone el comienzo de una nueva etapa para la diócesis, que pasa a estar comandada por un mitrado de la línea más progresista de la Iglesia, declarado admirador del desaparecido Papa Francisco, y colaborador del actual Papa León XIV, en su anterior etapa de cardenal, en el departamento vaticano que supervisa el nombramiento de los obispos.
Este sábado, el protagonista es un Satué que se ha definido como «más 'románico' que 'barroco'» y que ha iniciado su nueva tarea como pastor de la diócesis malagueña arropado por cientos de fieles locales y venidos de Huesca, su provincia natal, y Teruel, donde ha ejercido su primera misión como obispo, desde que fuera consagrado en 2021 por el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, uno de los más de veinticinco mitrados que concelebran la misa, junto a numerosos sacerdotes. La Nunciatura española, actualmente en sede vacante, ha estado representada por el sacerdote polaco Roman Walczak, y también ha acudido el cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo.
Con Satué, la Iglesia malacitana inicia una nueva etapa en la que su nuevo pastor, alejado de las corrientes más conservadoras en las que podría encuadrarse el hasta ahora administrador apostólico, Jesús Catalá, ejercerá un nuevo talante y una forma distinta de gobernar, que se presume más abierta y menos anclada en la ortodoxia.
Prueba de ello es la misa de este sábado que, en la parte musical, ha combinado los cantos religiosos más clásicos, propios de una ceremonia de cambio de obispo, con la música flamenca, un guiño con el que Satué ha querido dar protagonismo al pueblo gitano, de cuya pastoral se encarga en la Conferencia Episcopal.
Entrada por la puerta principal del templo
El ceremonial del relevo en la sede malagueña se ha iniciado antes de la misa, a las once menos veinte de la mañana, con la salida del nuevo obispo desde el Palacio Episcopal, acompañado por Gil Tamayo, Catalá y el colegio de consultores, un grupo de sacerdotes que tiene un papel relevante en los momentos de cambio episcopal. José Antonio Satué ha entrado en la Catedral por la puerta principal de la fachada de la plaza del Obispo, donde ha sido recibido por el Cabildo catedralicio y el deán, José Ferrary, que le ha ofrecido una reliquia de la cruz de Cristo para su veneración y el agua bendita para que la rocíe sobre los presentes. Acto seguido se ha dirigido a la capilla del Santísimo, ubicada tras el altar mayor, para rezar, y luego a la sacristía para prepararse para la misa.
Después de sentarse en la sede episcopal, la primera toma de contacto con sus nuevos feligreses ha estado protagonizada por un grupo de personas que han subido al altar mayor para saludar a Satué en representación de las distintas realidades de la diócesis. Así, se han acercado al nuevo obispo el deán, el sacerdote de mayor edad y el más joven (Francisco Martín y José Ignacio Postigo, respectivamente), un seminarista (Cristian Carrasco), miembros del consejo pastoral diocesano, un matrimonio con sus hijos, un religioso y una religiosa.
Satué, cuyo lema episcopal es 'Como tú y contigo', empieza a gobernar uno de los territorios eclesiásticos más grandes del país, de casi dos millones de habitantes, casi 14 veces superior a la población de la diócesis de Teruel y Albarracín, que también incluye la ciudad autónoma de Melilla, cuyo presidente, Juan José Imbroda, ha asistido a la misa. Asimismo, han estado presentes el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre; la delegada del Gobierno andaluz, Patricia Navarro; y el presidente de la Diputación Provincial, Francisco Salado, entre otras autoridades. La Subdelegación del Gobierno no ha enviado representante alguno.
Entre los numerosos retos y asignaturas pendientes a las que tendrá que hacer frente están la falta de vocaciones al sacerdocio, que hace que el seminario malagueño no alcance el nivel de nuevos pastores que requeriría una diócesis del peso de Málaga; el descenso de la práctica de los sacramentos (bautizos, comuniones y bodas); y las obras pendientes para frenar el deterioro de algunos templos, entre ellas el tejado de la Catedral, cuyo presupuesto se ha incrementado hasta más de 22 millones de euros.
José Molina Lario también inició su episcopado en Málaga procedente de la diócesis de Teruel a finales del siglo XVIII
Precisamente un obispo turolense, José Molina Lario, fue el encargado de realizar la anterior fase de las obras de la Catedral, en el siglo XVIII. Ocupó la sede malacitana desde 1776 hasta su muerte en 1783, casi dos décadas en las que fue promotor del acueducto de San Telmo, para traer agua a la ciudad desde la cuenca del Guadalmedina.
242 años después, otro obispo procedente de Teruel empieza su ministerio en Málaga. Este domingo, a las once de la mañana, Satué presidirá una misa en el santuario de la Patrona, Santa María de la Victoria. A ella se encomendará para afrontar la nueva tarea que la Iglesia le pone por delante, una misión que asume con «vértigo» pero confiado en que podrá desarrollar con la ayuda de Dios y de las personas que encontrará en esta tierra, que apenas conoce y empieza a descubrir.
«El Málaga juega hoy en Huesca, que Dios reparta suerte», ha dicho Satué al final de la eucaristía
El nuevo carisma de Satué se ha notado no solo en las palabras de su primera y aplaudida homilía, en la que ha defendido la humildad, la coherencia y la misión como actitudes que quiere para la Iglesia de Málaga, sino también en la parte musical, en la que el coro de la Catedral y el organista Antonio del Pino han compartido protagonismo con los cantes por malagueñas y alegrías que ha interpretado durante la comunión el grupo Mediterráneo, compuestos por el sacerdote y músico malagueño Francisco Castro; y con el aire flamenco que ha aportado la familia del delegado de pastoral gitana de Granada José Emiliano Rodríguez Amador en el ofertorio y en la salve final a la Virgen, a la que han aclamado como 'Majarí Calí', una advocación mariana muy arraigada en el pueblo gitano, con imágenes en Valencia y en la localidad cordobesa de Cabra.
Al término de la misa, José Antonio Satué ha agradecido el trabajo de quienes han preparado la misa, y ha afirmado que ha sido «un disfrute». «El Málaga juega hoy en Huesca, que Dios reparta suerte», ha concluido el nuevo obispo, un deseo que ha levantado risas entre los presentes.
Tras bajar del altar, Satué ha saludado a las autoridades y a sus familiares, y ha recorrido las naves de la Catedral para saludar a los fieles congregados para su primera misa, un momento que se ha vivido entre aplausos y gestos de bienvenida al nuevo pastor de la Iglesia malagueña.
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