Alumnos, en el restaurante.

La gran cosecha de La Cónsula

De estrellas Michelin a directores de hotel, la escuela ha contribuido de manera fundamental a profesionalizar el sector del turismo y la restauración, primero para la economía provincial

Francisco Gutiérrez

Domingo, 9 de agosto 2015, 18:38

El palmarés de la escuela de hostelería no sólo se mide en estrellas, si bien es el reconocimiento a algunos de sus antiguos alumnos más ... mediático. A la deseada estrella Michelin se unen cargos de responsabilidad tan importantes como los de dirección de hoteles, metres, sumilleres, responsables de compras, gerentes de sus propios negocios o profesores que tratan de inculcar a sus alumnos el mismo respeto y cariño por la profesión que ellos aprendieron en la escuela de Churriana.

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Pocos entienden, casi nadie comprende y todos critican abiertamente la gestión política que en estos últimos años ha llevado a las primeras páginas de los periódicos a la afamada escuela de hostelería, pero no por sus logros, sino por sus miserias: deudas con proveedores, cierre del restaurante, huelga de los alumnos, falta de limpieza y mantenimiento, nóminas que se adeudan a los trabajadores, ...

En 1993, la Consejería de Trabajo y el Ayuntamiento de Málaga acuerdan poner en marcha esta escuela de hostelería en la finca de Churriana, mediante un consorcio que recibe fondos europeos, además de presupuesto público. La liquidez de estos primeros años permite becar a los alumnos, que hacen estancias y se forman en el extranjero, y labrarse una merecida fama en el restaurante. Pero hace tres años, la Junta deja de aportar dinero, las escuelas de hostelería pasan de Trabajo a Educación y, para terminar de completar el cóctel, sale a relucir el descontrol en los cursos de formación. Llegan así los problemas de liquidez, el cierre del restaurante, las huelgas de alumnos o el impago de las nóminas a los trabajadores. Lo paradójico es que con tres malagueños en los principales puestos de responsabilidad, la Consejería de Educación haya sido incapaz de encauzar la situación.

En julio se realizaron las pruebas para el ingreso de los 44 nuevos alumnos, 22 de cocina y el mismo número pasa sala, que se deben incorporar en septiembre. En esta situación, los profesores «hacemos todo lo que está en nuestras manos, tratamos de que los alumnos no se vean afectados por esta situación», señalan. Algo difícil cuando pasan los meses y no se cobra el sueldo mensual. Es difícil mantener el nivel de excelencia que ha caracterizado a La Cónsula, y que aún se mantiene. Prueba de ello es que todos los alumnos de esta última promoción están trabajando.

Ejemplos de éxito

Una inserción laboral casi plena que ya comenzó con sus primeras promociones, en las que se suceden casos de éxito. Quizás el más conocido sea el de Dani García. Hoy, con dos estrellas Michelin, es el cocinero andaluz con más proyección internacional. Después de emprender varios proyectos tanto en Málaga y Marbella como en Nueva York, y con un sinfín de reconocimientos a sus espaldas, el marbellí nunca olvida que la base de todo ello está en La Cónsula.

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Por su tirón mediático, es el exalumno con más fama, pero hay muchos otros que también salieron de la escuela de Churriana y hoy son prestigiosos cocineros. Ahí están José Carlos García, con una estrella Michelin y avalado por una trayectoria de más de veinte años; Diego Gallegos, subiendo como la espuma gracias al trabajo que realiza con el esturión desde su restaurante Sollo de Benalmádena; Francisco García y su solidez al frente de El Lago, con más de una década con estrella Michelin; Celia Jiménez, con la que precisamente El Lago obtuvo la estrella; o Carlos Rojas, uno de los más recientes triunfadores salidos de La Cónsula que el pasado mes se graduaba en el Basque Culinary Center primera universidad de gastronomía con el mejor expediente de la primera promoción. Ahora trabaja en una empresa de Burgos en una nueva línea de negocio a través del desarrollo de platos en formato individualizado de quinta gama, platos que sólo necesitan regenerarse en el microondas para ser consumidos. Señala que La Cónsula proporciona a los alumnos una base teórica y práctica muy potentes, que diferencia a los estudiantes de la escuela cuando salen al mercado laboral. Así, considera «ridículo» que un proyecto que ha generado tanta expectación y buenos resultados «se esté dejando morir por razones administrativo-políticas ajenas a la propia gestión de la oferta formativa de la escuela».

Menos deslumbrantes que las estrellas, pero igual de necesarios y determinantes para el sector turístico, los alumnos formados en la especialidad de sala han conseguido también abrirse camino y alcanzar puestos de gran responsabilidad. Está claro que el progreso está ligado al conocimiento. Así lo entendieron los hermanos Marcos y Rocío Gálvez que, gracias a la formación, han hecho posible que el restaurante familiar, La Plata Casa Matilde de Benajarafe, dé un salto de calidad para diferenciarse del resto de negocios de playa del entorno. O la formación y el estudio que ha animado a Marta Pino a montar su propia empresa de postres. Los hermanos Jorge y David Sáez también se formaron en La Cónsula y ocupan puestos de máxima responsabilidad en cadenas hoteleras. La responsabilidad de que todo funcione a la perfección en el restaurante del hotel NH es de Jorge Sánchez-Tembleque. Santiago Ortiz saltó el Atlántico y hoy dirige un importante hotel en Bahamas. Son algunos ejemplos de éxito profesional en los que La Cónsula puso las bases y ellos el estudio continuo, el trabajo y el esfuerzo personal.

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