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Imagen del todoterreno que se estrelló contra un coche al huir de la policía con 600 kilos de hachís en Estepona. SUR
«Si paráis y la policía os quita la droga, no os llamo más para trabajar»

«Si paráis y la policía os quita la droga, no os llamo más para trabajar»

Escalada de violencia. Los agentes detectan nuevas consignas en los clanes de narcos que empujan a los pilotos a defender los alijos a toda costa

Juan Cano

Málaga

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Lunes, 21 de septiembre 2020, 00:45

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La violencia del narco se recrudece. Desde el 29 de agosto, fecha en que empezó la última escalada de violencia, no hay semana sin embestida a un vehículo policial o un accidente provocado por la temeridad al volante de los pilotos del hachís. El último, este jueves, en Estepona, donde un narco a la fuga se estrelló contra el coche que conducía una joven embarazada; la violencia del impacto fue tal que un fardo salió volando y golpeó a un ciclista que pasaba por allí. Escapar a toda costa, aunque le vaya la vida –y la de los demás– en ello. Porque hay una nueva consigna: «Si paráis y os quitan la droga, no os llamo más para trabajar».

La frase sintetiza el nuevo escenario en el que se desarrolla el juego del gato y el ratón que protagonizan desde hace décadas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y los traficantes en la franja de costa entre Málaga y el Campo de Gibraltar. «Antes, si los pillabas, asumían que habían perdido. La droga entraba igual, pero no había tanta violencia» explica un veterano agente.

Ahora, la regla es que no hay reglas. El narco está bajo presión por múltiples factores. El primero, y probablemente el principal, es porque empezaron a robarse entre ellos, quebrantando otra de las normas no escritas del gremio: cada uno a lo suyo. Tradicionalmente, las organizaciones buscaban mano de obra en gimnasios y barrios. Jóvenes musculados y en el desempleo capaces para acarrear fardos de entre 30 y 40 kilos desde la goma hasta el todoterreno. Las collas. Así, los alijadores o paqueteros fueron descubriendo horarios, playas, guarderías (escondites de la droga)... Algunos, los más osados, formaron sus propias bandas de paleros (nombre con el que se conoce a los narcos que roban a otros traficantes), disfrazándose de policías o guardias civiles para simular registros y hacerse con la mercancía.

En los últimos años, desde que los narcos empezaron a robarse mutuamente, germinó un clima aún mayor de desconfianza y, por extensión, de violencia. Primero, entre ellos mismos, con ajustes de cuentas entre clanes locales, como el de Brian Martos, un joven palero residente en Algeciras que fue secuestrado a tiros cuando cenaba en un restaurante de Estepona, a la vista de decenas de testigos. Su cadáver fue hallado horas después cerca del hospital de Algeciras.

Y segundo, contra las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. En algunas redadas, tras abrir fuego contra la policía y ser detenidos, los delincuentes se excusaron diciendo –con más o menos credibilidad– que pensaban que se trataba de paleros intentando darles un vuelco. Eso argumentaron los detenidos hace dos semanas tras disparar y herir a perdigonazos a tres guardias civiles de paisano que habían descubierto una plantación de marihuana en Coto de Bornos, en Cádiz.

Un inspector de policía en Algeciras sigue hospitalizado al ser arrollado por un narco que huía en un coche cargado de droga.
Un inspector de policía en Algeciras sigue hospitalizado al ser arrollado por un narco que huía en un coche cargado de droga. SUR

Desde 2018, cuando Interior anunció un plan específico sobre el Campo de Gibraltar, la tensión ha seguido creciendo porque, a todos estos factores, se unió un aumento considerable de la presión policial, con las Udycos y el Greco de la Policía Nacional, y el OCON de la Guardia Civil. Este organismo de coordinación contra el narcotráfico creado específicamente por la Benemérita para el Campo de Gibraltar suma ya más de 4.000 detenidos y 500 toneladas de hachísintervenidas en apenas dos años. El último golpe, la 'operación Dismantle', suma más de medio centenar de detenidos y ha descabezado toda la estructura criminal del clan de Los Castaña, desde su líder, Antonio Tejón, nuevamente entre rejas.

Las pérdidas, solo en los alijos interceptados por OCON en estos dos años, superan los 3.000 millones de euros, a los que hay que sumar las propiedades inmobiliarias, embarcaderos y demás efectos de logística intervenidos (este mismo sábado una operación policial por blanqueo de seis millones de contra una organización liderada por los hijos de 'El Titi', un histórico narco de la zona), lo que supone un cráter en la línea de flotación del negocio del narco.

Con este nuevo panorama, entre las pérdidas por robos y el aliento en la nuca de los agentes antidroga, la consigna es defender el alijo. «Sabemos que se les está amenazando [a los pilotos] con no llamarles más para 'trabajar' si los paramos y pierden la droga. Por eso embisten. Intentan huir a toda costa», añade el agente. Y cobran 6.000 euros, incluso más, por cada porte por carretera, desde la playa hasta la guardería.

Otro funcionario destinado en el Campo de Gibraltar asegura que hay clanes que, en lugar de amenazarles con dejar de llamarles, les hacen pagar (simbólicamente) la droga perdida trabajando gratis para la organización durante una temporada, algo que también explicaría esa «violencia inusitada» contra las Fuerzas de Seguridad para defender el alijo. «Se han unido. Se han constituido en cooperativas y se prestan 'trabajadores', guarderías, zonas...», apostilla.

El saldo de esa guerra contra el narco que se libra en una franja muy concreta del Sur de España es de 15 agentes y tres ciudadanos heridos (la joven embarazada, el ciclista y un motorista arrollados por un coche cargado de droga que se saltó un Stop) en tres semanas. Los sindicatos policiales reclaman medios para, al menos, no enfrentarse a las embestidas con coches de 'playmobil'.

Traficantes arremetieron contra agentes de la Guardia Civil cuando trataban de interceptarlos en una playa de Estepona.
Traficantes arremetieron contra agentes de la Guardia Civil cuando trataban de interceptarlos en una playa de Estepona. SUR

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