Secciones
Servicios
Destacamos
Málaga
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Sábado, 10 de agosto 2019, 20:01
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
En poco más de un kilómetro de anchura, la playa de Cabopino se podría considerar una de las más completas de la Costa del Sol Occidental. Especialmente concurrida en verano, pocos arenales de Andalucía cuentan con un entorno donde hay un monumento natural, un valioso vestigio histórico, un puerto deportivo y una zona reservada para el nudismo.
Con una extensión de poco más de un kilómetro de longitud por unos treinta metros de anchura, esta playa sorprende por sus arenas finas y doradas, que lleva años certificando su calidad con la Bandera Azul y la Q de Calidad Turística.
Por un lado, en la parte más occidental de la playa, aguarda una zona donde se puede practicar el nudismo. Por otro, en la parte más oriental, entre un espigón y el inicio del mencionado puerto deportivo, hay una zona habilitada con hamacas y un chiringuito.
Es, por tanto, la de Cabopino es una playa para todos. Parejas, grupos de amigos o familias convergen antes en la zona de aparcamiento habilitada apena a unos metros del acceso que hay desde la autovía A-7. Es ahí, tras estacionar el vehículo, cuando se descubre el principal encanto de esta franja costera marbellí, las Dunas de Artola, declarado desde hace casi dos décadas como uno de los Monumentos Naturales de Andalucía que hay en la provincia de Málaga.
Este espacio natural, con una superficie de casi una veintena de hectáreas, es una de las excepciones geológicas de la costa mediterránea, ya que conserva un interesante conjunto de dunas móviles y fósiles que recuerdan ineludiblemente a las que se pueden disfrutar en el litoral atlántico andaluz.
Para disfrutarlo se puede hacer allí un breve recorrido sobre pasarelas y puentes de madera que es un regalo para los sentidos. Lo idóneo es hacerlo a primera hora de la mañana o dejarlo para última hora de la tarde en verano para evitar las horas de mayor incidencia solar. Eso sí, buena parte del camino se hace bajo un denso pinar.
El sendero, que empieza en la zona de los aparcamientos es de escasa dificultad y permite adentrarse en este sistema dunar sin perjuicio de sus especies vegetales. En poco más de tres kilómetros se puede recorrer lo más interesante de este insólito complejo de arenas móviles.
En este recorrido circular, se podrán ver hasta tres tipos de dunas. En una primera línea costera están las que tienen cierta movilidad, que se distinguen fácilmente por tener unas rizaduras (ripples) muy características. Avanzando hacia el interior, están las móviles inactivas, que están en su mayoría cubiertas de vegetación. Por último, hay una tercera franja más alejada del mar, que son las dunas fósiles inmóviles, que se encuentran bajo un pinar carrasco.
Desde el punto de vista biológico, en este sendero destaca la presencia de especies botánicas tan singulares como el cardo marítimo (también conocido como barrón), el gamón, el lirio enano, el tártago o el narciso de mar, que se pueden apreciar desde alguno de los senderos habilitados en este enclave.
Además, tras dejar atrás los senderos habilitados de las Dunas de Artola, antes de llegar a la orilla, el bañista se sorprenderá seguramente con una de las atalayas costeras más singulares del litoral malagueño. Se trata de la Torre de los Ladrones, conocida así a partir del siglo XVI por su voladizo (también llamados ladroneras). Esta esbelta atalaya – con casi 15 metros de altura- pudo tener un origen romano, si bien lo que está confirmado es su uso por los árabes y después de éstos, por los cristianos.
Y, como se ha dicho antes, junto a la playa hay un puerto deportivo, al que se puede acceder directamente desde la propia playa. Más modesto y de menos dimensiones que otras marinas de la Costa del Sol, está situado hacia el este, casi en el límite con la costa mijeña. A pesar de ser el de menor tamaño de los que hay en Marbella, este recinto portuario orientado al turismo náutico tiene el encanto de estar situado en uno de los enclaves más sosegados de la a veces bulliciosa Costa del Sol.
Esto no impide que el puerto deportivo de Cabopino esté dotado de tiendas y restaurantes, además de cerca de doscientos atraques. Así, a un paso de la playa, allí se puede disfrutar de la cocina tradicional con sabor a Mediterráneo, con varios establecimientos especializados en pescados y mariscos, a otros sabores más exóticos, como las cocinas italiana o hindú.
Equipamiento: Aparcamiento, establecimientos de restauración, puerto deportivo, zona nudista y papeleras.
Longitud: 1,2 kilómetros
Ubicación: aquí
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.