Todos cristianos
El Obispado fuerza la dimisión del hermano mayor del Cautivo Juan Partal, ese ‘pecador’ divorciado / Puerta giratoria para el socialista Manuel García / El nepotismo en el Ayuntamiento de Benalmádena
Javier Recio
Domingo, 16 de noviembre 2014, 13:12
El mundo de las cofradías es realmente complicado, aunque a primera vista pueda parecer que son agrupaciones en torno a la veneración de sus sagrados titulares. Hay mucho más detrás, entre otras cosas, porque donde hay tanta gente suele salir a relucir lo mejor, y lo peor, de la condición humana. A esto hay que unir la vigilancia del Obispado, cuyas normas no coinciden con las del orden civil. Por eso llaman la atención muchas cosas. Una de ellas es que no se permita a un divorciado estar al frente de una hermandad. Eso hasta cierto punto es normal, porque el artículo 14 de la Constitución no está entre los mandamientos de la Iglesia. En estos casos sí se tienen en cuenta las circunstancias personales de los protagonistas, como le acaba de ocurrir al hermano mayor del Cautivo, Juan Partal, ese pecador divorciado que ha dimitido por las presiones recibidas desde el alto mando eclesiástico. Cuesta trabajo asumir que una persona que ha sido elegida democráticamente en unas urnas sea despojada de su cargo por su estado civil, y que haya una institución que pueda intervenir o eliminar a un equipo de gobierno por ello. Pero es lo que hay. Como también hay muchos hermanos en estas cofradías que tienen una actitud muy lejana a lo que se entiende por fraternal. No dudan en conspirar, criticar y mentir en nombre de las normas de la Santa Madre Iglesia pese a que su gran objetivo es conseguir lo que le negaron las urnas. Lo peor es la hipocresía. La mentira, que a veces por las conductas de muchos da la impresión de que es un mandamiento, cuando lo que se establece es todo lo contrario, no hacerlo. Decir que se pidió a este hombre que se fuera por las fracturas internas de la cofradía y no porque estaba divorciado es faltar a la verdad. Casualmente pasó lo mismo con el que fue hermano mayor de la Estrella. Se ve que esa cofradía también sufría una fractura interna. Al Obispado se le puede sugerir que si hay problemas en una cofradía porque a los hermanos no les gusta la junta de gobierno hay un procedimiento que se llama elecciones que suele acabar con el conflicto. Se les vota para que sigan o para que se vayan. Así de fácil. Como ocurre para elegir a un presidente del Gobierno, a un alcalde o al presidente de una asociación de vecinos. Pero se ve que tienen otras normas. Y eso hay que respetarlo, aunque sea criticable. Lo único que habría que pedir es que todos los que se acerquen a una cofradía tengan un comportamiento ejemplar, como el que se recoge en el Evangelio. Habría que echar a los mentirosos, a los conspiradores, no permitir a los divorciados sacar los tronos O todos moros. O todos cristianos.
Manuel García vuelve
Volvamos al mundo civil. Es también un modelo de puerta giratoria el que se refiere a esos políticos de escasa trayectoria que salta de cargo público en cargo público como si del juego de la oca se tratara. Esta vez el afortunado ha sido Manuel García, al que le ha tocado el puesto de director general de Formación Profesional tras estar unos meses en el dique seco después de su etapa en la Delegación de Cultura de la Junta. En la misma no destacó por su gestión, aunque sus detractores murmuraban en tono jocoso que García, un malagueño de la zona oeste de la capital, creyó que para ser delegado de Cultura bastaba con hablar marcando mucho las eses, con un acento muy madrileño. Parece que el PSOE de Málaga que encabeza Heredia quería un hombre de la casa para que llevara el espinoso asunto de los cursos de formación, que dieron lugar al caso Edu de corrupción, para que todo esté atado y bien atado. Esperemos que en este puesto sí destaque por la gestión y no por el postureo. Buena suerte.
De Serón a Salido
Y suerte, mucha suerte, es la que va a necesitar el PP para conseguir revalidar sus resultados electorales en dos pueblos: en Alhaurín el Grande y en Benalmádena. Martín Serón consumó su vuelta a la Alcaldía esta semana y lo hizo criticando a Bendodo, al que acusa de dilapidar el activo pepero en ese municipio, aunque también lanzó varios guiños en pro de la reconciliación de sus compañeros cara a las municipales. Veremos en qué acaba este culebrón, porque los caminos del presidente del PP para conseguir alcaldías son inescrutables. Otro serial que se avecina es el de Francisco Salido, el socio de gobierno del PP en Benalmádena, que tiene contratados a dos hermanos y a su cuñado como asesores en el Ayuntamiento de Benalmádena. Se ve que hay gente que lo da todo por la familia. Aunque en ese caso, más que dar, reciben. De las arcas municipales.
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