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Independentistas catalanes arrojan bolsas de basura frente a la Delegación del Goberno en Barcelona. AFP

Prisión para 28 de los 104 detenidos en Cataluña por los disturbios callejeros

Este domingo, un grupo de manifestantes ha arrojado bolsas de basura contra la Delegación del Gobierno en Barcelona y también han cortado la avenida Meridiana

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Domingo, 20 de octubre 2019

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La ocupación el pasado lunes de los accesos al aeropuerto de El Prat de Barcelona, una acción promovida por Tsunami Democràtic tras la publicación de la sentencia del 'procés', supuso el comienzo de los disturbios callejeros en Cataluña. Una violencia «nunca antes vista», según han reconocido públicamente algunos miembros de la UIP, y que se ha saldado hasta ahora con 104 personas detenidas y puestas a disposición judicial en los diferentes juzgados de guardia de las capitales catalanas. De ellos, 28 ya se encuentran en prisión provisional sin fianza.

Según datos del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJCat), la mayoría de los arrestos por parte de los Mossos d'Esquadra y Cuerpo Nacional de Policía se han producido en Barcelona (43), ciudad que se ha llevado la peor parte durante las protestas callejeras y cuyo Ayuntamiento cifra los daños materiales en más de un millón de euros «en limpieza, servicios y mobiliario urbano», como declaró este sábado su alcaldesa, Ada Colau. A la Ciudad Condal le siguen Lleida (30), Girona (18) y Tarragona (13).

Entre las medidas cautelares dispuestas para las 60 personas que se encuentran en libertad provisional se incluyen la prohibición de participar y aproximarse a entre 500 metros y 1,5 kilómetros de las manifestaciones, concentraciones o actos de protestas. Órdenes de alejamiento que, dependiendo de los casos, también afectan a las subdelegaciones de Gobierno en Cataluña o a la Delegación de Hacienda de Lleida, que sufrió un incendio en sus puertas de acceso este jueves.

Los procedimientos están abiertos, mayoritariamente, por delitos de desórdenes públicos, atentado agentes de la autoridad, daños y lesiones, cuyas penas conjuntas podrían elevarse hasta los seis años de cárcel, según avisó ayer el ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska. Este ya lanzó una clara advertencia el pasado viernes a los manifestantes que estaban causando destrozos cuando aseguro que «el Código Penal se va a aplicar con toda contundencia».

El balance de la semana de disturbios también ha dejado 565 heridos, 300 de ellos policías y mossos, según el ministerio de Interior. De ellos, dos se encuentran hospitalizados con caracter muy grave. Se trata de una mujer, con un traumatisimo craneoencefálico, y un policía nacional, que recibió el impacto de una bola de acero que perforó su casco.

El último en sumarse a la lista es un joven que formaba parte de un piquete que cortaba una carretera en la localidad barcelonesa de Argentona y que fue atropellado ayer por la tarde por una furgoneta que se saltó el retén . Se encuentra hospitalizado con una fractura de rodilla.

Pese a las escenas vividas el viernes, en la madrugada del sábado al domingo pareció percibirse un cambio de comportamiento en las manifestaciones. Al contrario que otros días, algunos manifestantes intentaron evitar que las protestas derivaran en actos de guerrilla urbana. Sin embargo, al caer la noche volvieron a aparecer las barricadas y se produjeron algunos saqueos en tiendas del centro de Barcelona -especialmente de telefonía, electrodomésticos y ropa- que se saldaron con tres detenidos por parte de los Mossos a los que se les acusa de «robo con fuerza».

En la capital de Cataluña este domingo amaneció con una sensación de calma tensa. El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, celebró un encuentro matinal con 2.000 fieles en la plaza de Sant Jaume en el que estuvo acompañado por la portavoz en el Parlament, Lorena Roldán, y la diputada Inés Arrimadas. Un acto que, pese a la fuerte presencia policial, no sufrió ningún altercado y se celebró con total normalidad.

Bolsas de basura

Por la tarde, una convocatoria del colectivo independentista Picnic por la República derivó en un tumulto frente a la Delegación del Gobierno de Cataluña, en la calle Mallorca de Barcelona. La protesta tenía como objetivo arrojar bolsas de basura en la puerta del edificio, pero una línea de Mossos blindó el perímetro y evitó que estos pudieran acceder a ella, así que los manifestantes -unos 300- terminaron por arrojarlas dentro de las vallas colocadas por los propios agentes mientras gritaban «España huele mal». A la misma hora, un grupo de un centenar de CDR logró cortar la avenida Meridiana, una de las principales arterias del tráfico de la ciudad.

La concentración de la Delegación de Gobierno derivó finalmente en una marcha que recorrió la avenida Diagonal hasta la plaza de Catalunya y que terminó en una sentada en Via Laietana, frente a la Jefatura Superior de Policía de Cataluña. El ambiente fue distendido y no se registraron las escenas violenta de los seis días anteriores.

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