Un nuevo estadio, pero sin fecha ni plazos...
La histórica renuncia al Mundial deja en el aire la necesaria remodelación de La Rosaleda
Málaga ha perdido la oportunidad de aprovechar el Mundial 2030 para contar con un estadio de fútbol moderno. La confirmación por parte del Ayuntamiento, la ... Diputación y la Junta de que la ciudad da definitivamente el paso atrás para acoger la gran cita del fútbol supone un ridículo sin precedentes. La problemática de la obra del estadio de atletismo como recinto alternativo para el Málaga y los plazos en estos cinco años han sido los argumentos dados.
Ahora se dibuja un panorama incierto en lo que a infraestructuras se refiere. Aunque el alcalde Francisco de la Torre, que ejerció como portavoz de las tres instituciones dijo que el propósito es reformar La Rosaleda, también recalcó que no hay plazos. Habrá que ver si el convenio presentado hace una semana es válido para esa ampliación de La Rosaleda que ahora se ha quedado en el limbo, pues el primer edil indicó que se evaluarán todas las opciones, también la de sacar el estadio de la ciudad. «El compromiso está adquirido. Haremos lo necesario. Hablaremos con otras administraciones. Cuando se dice algo y se dice públicamente se adquieren unos compromisos. Ya quisiéramos no ser necesarios, como consecuencia de un Mundial llegó la desaparición del Club Deportivo Málaga.. El compromiso es firme y haremos lo necesario para hacerlo. Cuando tengamos el estudio de alternativas tendremos un calendario. Lo importante es que esa voluntad existe. ¿No hicimos el estadio actual? ¿No lo demostramos entonces? ¿Más ejemplos? Nosotros hicimos el actual y lo abordaremos sin el condicionante del Mundial», dijo molesto ante la pregunta en su comparecencia de este sábado.
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De la Torre fue en su día uno de los defensores de que la candidatura de Málaga mantuviese La Rosaleda en su actual ubicación, en lugar de trasladarla al exterior de la ciudad. En este sentido, explicó que por cuestiones de movilidad el actual enclave es más cómodo. « A La Rosaleda puede ir a pie. El campo está muy metido en la ciudad. Tiene transporte público y en dos o tres kilómetros tiene a decenas de miles de personas. Otros estadios necesitan un transporte que no es público. Tenemos el tiempo necesario para acertar, con visión de futuro», explicó.
Como se puede comprobar, no hay plazos para la nueva Rosaleda y teniendo en cuenta la burocracia de las administraciones implicadas en el proyecto, el asunto es para no ser optimistas. La renuncia al Mundial, con cinco años por delante, es el mejor ejemplo.
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