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El Málaga, coraje y corazón... pero muy pocas ideas (0-1)
No tuvo capacidad de rehacerse al gol inicial de Sergio Ortuño, pese a que encerró por momentos al Cádiz, pero sin claridad ni precisión alguna, en su segunda derrota liguera consecutiva
Con coraje y corazón, como reza su himno, pero con muy pocas ideas, y ya se sabe que el fútbol no es sólo un ejercicio ... de casta, que nunca viene mal en determinados contextos. El Málaga cedió su segunda derrota seguida en el campeonato, esta vez ante un Cádiz muy entero y autoritario, que hasta se permitió jugar con fuego en el tercio final del partido, aculándose en el área, pero a día de hoy mostró ser un equipo con más hechuras, más determinante en las áreas, como previno este viernes Sergio Pellicer. Es un análisis algo sesgado, pues el Málaga compareció demasiado diezmado, pero aunque tuvo opciones de empatar, su esfuerzo estuvo presidido por la agonía, el impulso sin orden, que suele ser incompatible con la creatividad y el talento, y mientras tanto el equipo toma una dirección descendente en la tabla a falta de definir mejor su camino.
Aunque Pellicer sorprendió con la presencia de Niño en el once, no hubo pareja de delanteros como tal junto a Chupete, sino que actuó escorado a la banda izquierda. El roteño, ante el referente de su provincia, había sido duda para el partido desde el viernes, tocado en el tobillo izquierdo, y a la hora de la verdad sólo se pudo mantener media hora en el campo, y se fue sustituido por Lobete coincidiendo con la pausa de hidratación en una tarde muy calurosa en Martiricos.
Sin seis elementos ya de esa foto del ya famoso once ante el Betis (también sin Puga, Álex Pastor, Luismi, Izan Merino ni Joaquín), cuando el Málaga partía con sus mejores galas en el partido de presentación, era complicado encarar un derbi exigente ante un Cádiz invicto. Esta vez el técnico rectificó sobre el plan de Huesca y, aunque se mantuvo Murillo como lateral, fue Galilea el que formó en el eje de la zaga, pareja de zurdos junto a Montero.
Y fue este el que cometió su mayor desliz desde su llegada al Málaga con un mal pase en la salida de balón. El fútbol de nuestros días, a un ritmo físico extenuante, castiga más los errores en el inicio de la jugada que premia la elaboración de ataque. Sergio Ortuño, muy atento, recuperó, combinó con García Pascual y, tras repeler Alfonso Herrero el tiro del malagueño, no perdonó el volante al quite.
Apenas había transcurrido un cuarto de hora de choque, y ya iban mal las cosas para el Málaga. Reclamaba empatía esta semana Pellicer en los juicios sobre el equipo, tan desfigurado, pero lo cierto es que se le vio peor incluso de lo que se podía temer, sin manejo alguno del balón, muy a merced de la presión del rival, y sin asustar en el área contraria, al menos en el primer tiempo.
Lo intentó hasta entonces solamente Dani Lorenzo, por dos veces, primero en un remate aparentemente cómodo en el área, pero que quizás pilló con bote muy alto, y un segundo repelido por un defensa. Apagado Larrubia, muy desacertados Brasanac (cambiado al descanso) y Juanpe, y demasiado anclados en la línea defensiva los laterales.
No es que el Cádiz deleitara con su fútbol, pero tiene claro a lo que juega, y no necesita mucho para resolver. García Pascual incomoda a los centrales, y por detrás hay talento y gol con los Ortuño, Suso, Tabatadze y un Efe menos activo esta vez. Las sensaciones eran muy descorazonadoras al descanso y no cambiaron demasiado después. También hubo cambio en el flanco izquierdo, con Dani Sánchez por Víctor García, pero llegó un susto más, ahora del malagueño García Pascual, el benalmadense que salió de cadete del 26 de Febrero rumbo a Estados Unidos, un admirador de Van Nistelrooy, y que remató a la base del poste desde la frontal ante un batido Alfonso Herrero.
Más con corazón que tirando de claridad de ideas el Málaga se fue más arriba y trató de acosar. Al Cádiz no se le apreciaba inicialmente cierta incomodidad, pero llegó una doble ocasión en las botas de Chupete y Dani Lorenzo, este otra vez con poco tino. Reclamaba la afición más talento mientras el Cádiz se dedicaba a la modalidad de las pérdidas de tiempo: hombre al suelo en los instantes previos a ser sustituido, para ganar segundos al reloj.
Al suelo se fue también Lobete, que reclamó ser atropellado por Diakite, pero ni siquiera hubo interrupción para que el VAR siguiera analizando la jugada. El penúltimo cartucho malaguista fue la pegada de Rafa, y el último, Jauregi, que nada más entrar al campo golpeó con la espinilla, tras una serie de rechaces en el área, y luego tuvo otra clara de cabeza, que no conectó con demasiada precisión ni fuerza.
Queda claro el papel irrelevante a día de hoy de los Haitam o Dorrio, que ha tenido una lenta puesta a punto. No hay más cera que la que arde, de momento, y las bajas seguirán siendo la tónica dominante. Si se confirma este lunes la salida de Izan Merino, sólo Niño estará de vuelta a corto plazo, y mientras tanto el Málaga, que ha encadenado dos derrotas y derrumbado la ilusión del inicio del campeonato, se tiene que ir rehaciendo a base de confianza, a la que no contribuye nada actuaciones como la de este derbi.
Málaga
Alfonso Herrero; Murillo, Galilea, Montero (Jauregi,m.82), Víctor García (Dani Sánchez, m.46); Larrubia, Juanpe (Rafa, m.70), Brasanac (Dotor,m.46), Dani Lorenzo, Adrián Niño (Lobete, m.30), y Chupete.
0
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1
Cádiz
Víctor Aznar; Carcelén, Kovacevic, Iker Ortega, Climent; Diakite, Sergio Ortuño; Tabatadze (Álex Fernández, .69), Suso (Youssi Diarra, m.69), Efe (Ocampo, m.65), y García Pascual (Dawda, m.82).
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Gol: 0-1, m.17: Sergio Ortuño, tras un rechace de Alfonso Herrero a remate de García Pascual. Todo parte de una mala entrega en defensa de Montero.
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Árbitro: González Esteban (Comite Vasco), asistido en el VAR por González Francés (grancanario). Tarjeta amarilla a Galilea y Climent.
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Campo: Partido jugado en La Rosaleda. 26.932 espectadores, en la mejor entrada de lo que va de campaña en Martiricos y en toda la competición de Segunda.
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