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El Málaga regala dos goles y sólo puede empatar (2-2)
Un error de Munir y un penalti inocente de Juan Carlos impiden un triunfo que había merecido el equipo blanquiazul ante el Mirandés en La Rosaleda
Cuando parecía que el Málaga estaba aislándose en el terreno de juego de sus adversidades extradeportivas, sin quererlo volvió a las andadas. La mala fortuna ... en forma de regalos no deseados se instaló en La Rosaleda para impedir que el equipo blanquiazul pudiera sumar un triunfo que había merecido: empató ante el Mirandés al encajar dos goles por un error de Munir y por un penalti inocente de Juan Carlos. La afición se quedó con la miel en los labios en una oportunidad muy clara de ganar que desaprovechó el once de Martiricos en su lucha por alejarse de la zona de descenso.
Los mejores momentos del Mirandés no le sirvieron para superar a un Málaga bien plantando, perfectamente adaptado a su nueva realidad, pero se encontró primero con el fallo del portero que suponía el 1-1, mientras que en la fase final del choque le ocurrió lo mismo con la falta de Juan Carlos a Álvaro Rey, lo que lo llevó a un 2-2 después de que hubiera marcado Adrián, también de penalti, y Sadiku en un buen remate tras el pase de Hicham.
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Pellicer hizo algunos retoques en el once para su tercer partido al frente del banquillo. Era previsible la presencia del recuperado Adrián, pero el técnico también dejó fuera del equipo a Antoñín, la revelación canterana de esta temporada. Prefirió la experiencia de Renato para la banda izquierda. El técnico quiso y consiguió disponer del control del juego en el arranque del choque, lo que le permitió disfrutar de algunas opciones en ataque, aunque sin concretar ocasiones claras por el trabajo defensivo del rival.
El dominio no permitía al Málaga ponerse por delante en el marcador. Las imprecisiones y la falta de acierto comenzaron a hacer mella en el equipo, que fue cediendo el balón a un Mirandés que apenas creó peligro en los minutos en los que reaccionó tras deshacerse del rodillo blanquiazul. Pero el desequilibrio de Hicham y la creatividad de Juanpi ofrecían una amenaza permanente en los peores momentos del equipo.
Los arreones malaguistas pasaron otra vez con el paso de los minutos a un dominio claro, aunque de nuevo sin acierto cara al gol y sin oportunidades. Hasta que Luis entró por la banda derecha de una forma decidida y pasó el balón para que rematara Diego González con la oposición de Carlos Julio, que le hizo penalti.
Y Adrián no falló en su reaparición para adelantar a su equipo. Era el revulsivo que necesita el Málaga para volver a controlar por completo el encuentro, aunque nunca había pasado a apuros destacados hasta ese momento. El cuadro blanquiazul volvía a ofrecer un juego práctico, adaptado a las circunstancias de la plantilla y de la categoría, empleándose en el trabajo y con destello de calidad en el ataque, con un Hicham especialmente participativo y brillante.
El Mirandés, pese a todo, quería vender cara su derrota. Volvió a adelantar sus líneas tras el descanso para complicarle al Málaga su posición de superioridad. Lo que no se esperaba era un nuevo error de Munir, que recibió una cesión y el control se le marchó largo, lo que permitió a Marcos André alcanzar el balón y batirlo. Un golpe duro e inesperado para el cuadro de Martiricos ante su afición. El excelente trabajo malaguista se fue al traste por un fallo complicado de asimilar, pero que les ocurre a los porteros... En las dos jugadas siguientes en las que intervino fue pitado por La Rosaleda (en la segunda comenzaron ya a aparecer otra vez los aplausos).
El tanto y, sobre todo, la forma en la que llegó, como era de esperar, descompuso un poco al equipo malaguista y animó al rival. Era necesario para el Málaga superar los minutos de indecisión y dudas. Y consiguió superar ese mal momento diez minutos después de la mejor manera posible: jugada entre Juanpi y Cifu, que pasó a Hicham para que centrara y Sadiku rematara al fondo de las mallas. Era el premio justo al juego que se estaba viendo en La Rosaleda. El cuadro de Pellicer seguía aportando inteligencia en el planteamiento, a expensas de las circunstancias...
Estaba claro que la alegría no podía ser completa para el Málaga. En una acción aislada Álvaro Rey fue objeto de un penalti inocente de Juan Carlos, que metió el pie y después se dio cuenta del error cometido. Merquelanz no perdonó y el Málaga se quedó con poco más de diez minutos para volver a ponerse por delante en el marcador. Se echó en falta a Hicham, que había salido por Pacheco, mientras estaba ya en el campo Antoñín y también saltó al campo después el filial Julio. Pero no pudo ser y el choque se cerró con un empate insuficiente para el equipo malaguista...
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