El Málaga sigue descontrolado en casa (1-2)

En un duelo de inercias opuestas, Pellicer apostó por centrocampistas creativos y a las diferentes bajas sumó la suplencia de Luis Muñoz. De este modo, el técnico recuperó la fórmula empleada en Castellón con Ramón por delante de la defensa y situó por delante del granadino a Cristian y Jozabed con el fin de que los medios centro visitantes no se sumaran a la presión y tuvieran que permanecer en su zona. En los primeros minutos esta decisión resultó fructífera porque el Cartagena se vio dominado. A los cinco minutos ya llegó la primera oportunidad blanquiazul, en un perfecto centro de Cristian con un desafortunado remate de cabeza de Orlando Sá, al que probablemente le pasó factura la falta de minutos porque precisamente esa suerte la domina a la perfección. Conviene incidir en que el portugués fue el elegido como ariete pese a que al final Apelación suspendió cautelarmente el segundo partido de sanción de Caye Quintana.

El Málaga tuvo después otra clara ocasión, un 'tres en uno' en un córner en el que no llegó a atinar en la sucesión de remates. Paradójicamente, el gol local, fruto de la insistencia en campo contrario, llegó en una acción inesperada, una volea a la media vuelta de Cristian que golpeó en el larguero y después en la espalda del guardameta antes de entrar. En los minutos posteriores, de clara zozobra visitante, el conjunto blanquiazul no terminó de rematar la faena. La circulación fue más o menos fluida, pero faltó temple para encontrar mejores líneas de pase. Por dentro, tanto Jozabed como Cristian abusaron de la circulación mientras que en las bandas los extremos estuvieron desaparecidos. Joaquín al menos se dejó ver con algunos centros, pero de Rahmani hubo muy pocas noticias. Y ya se sabe que Orlando Sá, más ariete y menos dinámico que Chavarría y Caye, necesita centros...

El Cartagena entendió que la mejor forma para intimidar al Málaga pasaba por buscar más juego en la media punta, donde Ramón podía estar (y de hecho estaba) demasiado expuesto. Tanto Álex Gallar como Nacho Gil comenzaron a moverse más por dentro y la dinámica del partido cambió radicalmente. Los laterales visitantes también comenzaron a dejarse ver, pero sobre todo a los pupilos de Pellicer les costó mucho más robar la pelota (de hecho, acabaron la primera parte con sólo 19 recuperaciones).

Si bien el Málaga no concedió ocasiones, regaló el empate. Porque el golpeo de Álex Gallar fue excelente en la falta lateral, pero esa infracción no debió producirse (había clara superioridad numérica y Matos se precipitó) y además Soriano dudó en exceso. Cuando reaccionó, la pelota ya estaba dentro de su portería. A la vuelta de los vestuarios la inercia no varió y el Cartagena se sintió muy seguro. El tramo inicial ratificó que el equipo local estaba a merced de su rival y que urgía una respuesta contundente desde el banquillo. Pero precisamente cuando iba a producirse un triple cambio llegó el 1-2, en una acción muy bien trenzada por los visitantes que pudo tener mejor respuesta de Soriano.

Pese a la entrada de Cristo, Luis Muñoz y Caye Quintana, el Cartagena ya estaba crecido. Con una presión adelantada y asfixiante –fruto del discreto papel que habían tenido Cristian y Jozabed–, el Málaga sufrió lo indecible para superar líneas y no encontró profundidad por las bandas hasta que en el minuto 85 se dejó ver Rahmani. Las variantes tácticas de Pellicer, también condicionadas por la limitación en el número de profesionales, desembocaron en un descontrol sin orden ni concierto y sólo en el último suspiro intimidó al contrario, aunque con escaso criterio.