El 'mapa del miedo' de Málaga empieza por el Jardín de los Monos
Urbanismo ejecuta ya mejoras en puntos inseguros, poco iluminados o con problemas de accesibilidad para avanzar hacia el concepto de 'ciudad amable'. El proyecto contempla cinco tramos; el primero, con arranque en La Victoria
Una de las calles no tiene prácticamente uso por el cambio de sentido de las vías aledañas, los pasos de peatones son poco accesibles ... e incluso en una de las paradas de autobuses que rodean la plaza se crean problemas «todos los días» por el salto que se produce entre el vehículo y la calzada, hasta el punto de que el acceso en silla de ruedas es imposible. Además, la zona está mal iluminada y por las noches hay cierta sensación de inseguridad.
Son sólo algunos de los problemas que se han detectado en el entorno de la plaza de la Victoria y el Jardín de los Monos y que ponen en jaque los itinerarios cotidianos de los vecinos, sobre todo de los que hacen vida de barrio y 'pasean' la ciudad. La erradicación de estos obstáculos de todo tipo, entendida como muchas pequeñas actuaciones en muchos puntos de la ciudad, están en la base del llamado 'mapa del miedo', una nueva forma de planificación urbana que hace años se instaló en el debate de ciertos grupos de urbanistas (sobre todo, ellas), que plantean un diseño de las ciudades atendiendo al género. En esencia, el 'mapa del miedo' está integrado por todas esas zonas donde las mujeres se sienten vulnerables, más por una cuestión subjetiva de inseguridad que por estar vinculadas a delitos específicos: lugares mal iluminados, recovecos en las calles que crean puntos ciegos, ausencia de zonas de sombra o de lugares para parar y tomarse un descanso, desniveles en las aceras o en plataformas de paso que dificultan el tránsito...
En la otra cara de ese espejo que devuelve la imagen de un entorno hostil emerge el concepto urbano de 'ciudad amable', que no sólo integra ese prisma del género, sino el de otros grupos de personas, algunas especialmente vulnerables: es el caso de las que tienen algún tipo de discapacidad, mayores, niños o incluso ciudadanos –sobre todo mujeres– habituados a hacer sus desplazamientos a pie con carritos de bebés o de la compra y que afrontan, en demasiadas ocasiones, auténticas carreras de obstáculos. «Al final este concepto de 'ciudad amable' mejora la vida de todos». La reflexión la pone sobre la mesa el edil de Urbanismo, Raúl López, que en 2019 asumió ese debate integrador como clave del nuevo urbanismo a partir de un estudio impulsado por las arquitectas María Soler y Cristina Gallardo. Ambas habían dedicado tiempo a recorrer la ciudad con grupos de mujeres buscando esas 'zonas de sombra', y el resultado se materializó en el informe 'Plan de acción en barrios: Mujeres entramando ciudades', que pasó dos años guardado en un cajón hasta que López, en colaboración con las profesionales y el equipo técnico de la Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU), decidió sacarlo a la luz para poner en marcha todas esas «pequeñas actuaciones en muchos puntos de la ciudad». Refuerzo de la iluminación, instalación de aparca-bicicletas, fuentes, más puntos de videovigilancia (en coordinación con Policía Local), renovación del mobiliario urbano (o colocación de nuevos elementos), fuentes, árboles de sombra, pasos de peatones, mejora en los pavimentos, nuevas plataformas para evitar desniveles en el suelo o zonas de descanso forman parte de ese paquete de actuaciones que ya se han puesto en marcha.

En efecto, esa apuesta comenzó a ser una realidad el pasado lunes, con el arranque de las obras de adecuación del Jardín de los Monos y el entorno de la plaza de La Victoria, integrados en el primero de los cinco tramos que se han diseñado para ir dejando atrás ese 'mapa del miedo' en Málaga. Desde la plaza de la Constitución hasta la plaza de Bailén, el proyecto de mejora actuará en entornos estratégicos de la ciudad como la plaza de la Merced, Lagunillas, La Victoria, la Cruz del Molinillo, el Mercado de Salamanca, la Alameda de Capuchinos, la plaza del Hospital Civil, la avenida del Arroyo de Los Ángeles o la avenida de Barcelona por poner sólo algunos ejemplos que además se irán ampliando en el medio plazo con nuevas rutas por toda la ciudad.
Más iluminación, cámaras de vigilancia, nuevo mobiliario urbano o eliminación de puntos 'ciegos', entre las medidas
El proyecto impulsa también el concepto de la 'ciudad de 15 minutos', con desplazamientos más cortos y vida de barrio
Con un plazo de ejecución aproximado de seis meses por tramo, los operarios ya han comenzado a ejecutar las mejoras en ese punto del barrio de La Victoria: así, la calle sin uso se transformará en «un espacio peatonal de encuentro con la iluminación adecuada» y con grupos de sillas, sombras de árboles o un aparca-bicicletas. El Jardín de los Monos evolucionará a lugar de paso –más que a lugar de estancia– con cámaras de videovigilancia para reforzar la sensación de seguridad; y se dará solución al problema de accesibilidad en la parada de autobús. En una actuación posterior, en ese mismo tramo también está previsto, por ejemplo, el ensanche de aceras en algunos puntos de Lagunillas o la instalación de bancos individuales con respaldos y reposabrazos en la zona de sombra de los naranjos de la plaza de La Constitución.
Los tramos del 'mapa del miedo' de Málaga
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Tramo 1. Plaza de la Constitución, plaza del Carbón y del Siglo, calle Granada (judería), plaza de la Merced, calle Merced, calle Frailes, pasaje Pérez Hidalgo, calle Cobertizo del Conde y Lagunillas, plaza Miguel de los Reyes, plaza Poetisa Concha Méndez, anexo plaza de La Victoria y plaza de la Victoria (Jardín de los Monos).
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Tramo 2. Calle Altozano, calle Garcilaso de la Vega, calle Diego de Siloé, calle Padre Mondéjar y plaza de El Ejido.
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Tramo 3. Calle San Millán, calle Miguel Bueno Lara, Alameda de Capuchinos, plaza de Capuchinos, San Bartolomé, Cruz del Molinillo, Mercado de Salamanca.
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Tramo 4. Avenida Arroyo de los Ángeles (entorno del Hospital Materno-infantil). Toda la avenida.
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Tramo 5. Calle doctor Fleming, plaza del Hospital Civil, avenida de Barcelona y plaza de Bailén.
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Principales actuaciones. Refuerzo de la iluminación, instalación de aparca-bicicletas, fuentes, instalación de videovigilancia (en coordinación con Policía Local), renovación del mobiliario urbano (o colocación de nuevos elementos), fuentes, árboles de sombra, pasos de peatones, mejora en los pavimentos, nuevas plataformas para evitar desniveles en el suelo o zonas de descanso.
La primera fase de este plan transversal cuenta con un presupuesto cercano a los 300.000 euros, financiados gracias al programa de Inversiones Financieramente Sostenibles (IFS) correspondientes al año 2019 y ejecutables a lo largo de 2020; aunque, en este caso, lo no gastado «se han incorporado como gasto corriente al ejercicio de 2021», avanza López, convencido de que este primer paso hacia un urbanismo «más integrador» ha venido «para quedarse». «Lo interesante –insiste el edil de Urbanismo– es que las planificaciones de todo tipo se hagan a partir de ahora pensando con ese criterio de 'ciudad para todos'. Es más, en la GMU ya está dada la orden para que esto sea así».
Un trabajo pionero
Desde esa primera línea de calle y de proyecto, las arquitectas María Soler y Cristina Gallardo aplauden que Málaga se incorpore al mapa de ciudades preocupadas por esa idea de integración: «Son cosas de las que te das cuenta con facilidad si trabajas el urbanismo sobre el terreno y, sobre todo, escuchas las experiencias de las personas en sus recorridos cotidianos», reflexiona Gallardo, satisfecha porque la capital se pone «en la vanguardia de Andalucía» en el impulso de los 'mapas del miedo' y al nivel de ciudades de referencia, sobre todo catalanas y vascas. La arquitecta de la GMU tira de esa experiencia como urbanista –pero también como mujer– a la hora de justificar esa necesidad de 'pensar' las urbes en otros términos: «Cuando hemos ido a hacer la planificación de los recorridos en los que vamos a actuar, es curioso ver, incluso, que la percepción de las necesidades varía si la plantea un compañero. ¿Sabes por qué? Porque ellos no están acostumbrados a ir por la calle mirando para atrás. Y cuando se lo explicas, suelen verlo».

El avance en estos diseños urbanos permitirá, además, que las ciudades se adapten a las necesidades de un futuro no tan lejano: «Cada vez se tiende más a las llamadas 'ciudades de los 15 minutos', donde los desplazamientos no superen ese tiempo y se apueste por los barrios: teletrabajar desde el barrio, hacer la compra en ese entorno cercano...», añade María Soler, convencida de que esta situación de pandemia y de cambios en todos los órdenes no ha hecho más que «acelerar este proceso». Y eso, en el caso de Málaga, no ha hecho más que empezar.
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