Cientos de estudiantes recorren Málaga en solidaridad con Palestina
La manifestación ha partido de la plaza de la Constitución, ha discurrido por Larios y tras una sentada en la plaza de la Marina, ha acabado en la plaza de la Merced.
Alrededor de 400 personas según la policía y hasta 2.000 de acuerdo con la organización convocante, el Sindicato de Estudiantes, han recorrido Málaga esta ... mañana en solidaridad con Gaza y en protesta por un acuerdo de paz, un alto el fuego, que consideran que quiere desmovilizar a la sociedad civil y que desconfían que vaya a llevar justicia a Gaza y al conjunto de Palestina.
Tania Romero, que forma parte de la organización de múltiples manifestaciones en solidaridad con Gaza en Málaga, que forma parte de la asociación Málaga por Palestina y también del Sindicato de Estudiantes, aseguraba en declaraciones a SUR antes de que arrancara la marcha: «Es una vergüenza, ni paz, ni tregua. Es una trampa diplomática para desmovilizar a la sociedad civil. Tras tantos años ya la palabra 'paz' no significa nada, porque no incluye ni derecho a retorno ni la devolución de los territorios ocupados. Ha habido una gran escalada de la movilización, aquí en Málaga y a nivel internacional, con huelgas, como en Italia, con la flotilla... y quieren deshacerlo».
«El acuerdo de paz es una trampa mortal», clamaban los coros. La manifestación de los estudiantes, llamados este miércoles a una jornada de huelga general por el Sindicato de Estudiantes, partía de la plaza de la Constitución, discurrió por Larios y en la plaza de la Marina, en la carretera, hubo una sentada donde Jonathan Carvajal, del comité de huelga, incidió en el lamento de que el acuerdo suscrito el pasado fin de semana no creen que vaya a llevar justicia a Palestina: «La paz no va a llegar de la mano de quienes han cometido el genocidio y de quienes lo han financiado». En ese momento, el tráfico estuvo cortado. La comitiva iba secundada por la policía en todo momento.
«La paz no va a llegar de la mano de quienes han cometido el genocidio y de quienes lo han financiado»
A partir de ahí, se ha reanudado la marcha que ha transcurrido festiva y reivindicativa, sin incidentes, por el Paseo del Parque para rodear el Rectorado y pasar por la Alcazabilla y acabar en la plaza de la Merced, donde se ha abierto el micrófono a diversos estudiantes de los que se ha escuchado: «No queremos paz, queremos justicia»; «sin justicia, no hay acuerdo de paz, es una imposición, que no nos engañen, que no nos mientan»; «no caigamos en lo que dice la derecha de que la juventud nos hemos hecho de ultraderecha, yo veo en las movilizaciones por Palestina a mucha juventud».
Los estudiantes también se citaban para los siguientes piquetes informativos en preparación para la siguiente manifestación en la que también participarán, la que volverá a partir de la Plaza de la Constitución a las siete de la tarde y que recorrerá Larios, la Alameda Principal hasta cruzar el puente de Tetuán volver a cruzar el puente siguiente el de la Esperanza, para continuar por la Avenida de la Rosaleda hasta el Molinillo y volver a la Plaza de la Constitución por Ollerías.
«Si nadie nos movemos, no cambia nada»
Entre los manifestantes en la mañana de este miércoles, efectivamente, gente jovencísima, como Julia e Indara, de 17 años y estudiantes de un Grado Medio: «Nos hemos concienciado mucho en el instituto. Si nadie nos movemos, no cambia nada». Cuando se les pregunta en qué piensan cuando escuchan la palabra Gaza, contestan que la imagen que se les viene a la cabeza es la de los niños hambrientos que inundaban las portadas este verano. «Es muy fuerte ver una guerra retransmitida por internet», dicen, para acto seguido afirmar: «Aunque esto no es una guerra», se corrigen recordando la consigna recurrente «no es una guerra, es un genocidio».
«Es muy fuerte ver una guerra por internet. Aunque... esto no es una guerra...»
También había profesores, como Beatriz Linares, que enseña Filosofía en Educación Secundaria. Llevaba una pegatina en la camiseta que rezaba: «No hay que dejar de hablar de Palestina». Y continuaba con su discurso: «No hay que dejar de hablar de Palestina hasta que no sea libre. Ya antes de la vuelta de tuerca del genocidio hablábamos de Palestina. Llevamos décadas. Lo seguiremos haciendo». Y sobre sus estudiantes, comentaba: «Veo cada vez más conciencia crítica. Con la tregua están contentos porque ya a los niños no se les mata, pero saben que es un acuerdo entre magnates«.
Para Toni Morillas, de Izquierda Unida, que hizo parte del recorrido tras participar en la concentración promovida por los sindicatos, éste es un momento de politización importante de la juventud, como lo fue la huelga feminista a finales de la década pasada o como lo fue para generaciones anteriores el «no a la guerra» contra Irak de hace más de veinte años. «Para muchos, es la primera vez que se movilizan, que salen a las calles», reflexionaba Morillas. Su compañero, Nico Sguiglia, por su parte, en declaraciones a SUR mostraba su convicción de que la tregua recién firmada ha sido fruto de la presión de la sociedad civil. Pero coincidía con la profesora de Filosofía en que hay que seguir hablando de Palestina por la desconfianza que suscita «un plan urdido por Netanyahu y Trump»: «La gente tiene que seguir movilizada para que primen los intereses del pueblo palestino y no otros intereses políticos y económicos. La sociedad civil tiene que seguir en tensión».
¿Un ejemplo para una huelga por la vivienda?
Kike España, de Málaga para Vivir, la organización convocante de las masivas manifestación por el derecho a la vivienda, también valoró la marcha: «Todo llega tarde con Palestina. Probablemente la huelga podía haberse hecho antes. Pero hemos dado un paso más en las reivindicaciones y estamos dando muestra de que los movimientos sociales en Málaga estamos muy unidos. También en la vivienda vamos a dar una vuelta de tuerca. Se ha creado la Confederación de Sindicatos de Inquilinas y también queremos construir una huelga general por la vivienda», reveló.
«Conozco poca gente que haya secundado la huelga. Pero tampoco es fácil hacer huelga en España»
Además se sumaron trabajadores que sí han hecho huelga de 24 horas. Por ejemplo, Juan Espejo: trabaja en las instalaciones deportivas de Torremolinos y además de solidarizarse con Palestina reivindicaba que en lugar de que los Estados inviertan en armas lo hagan en servicios sociales. En caso semejante está Pablo, repartidor: «Conozco poca gente que haya secundado la huelga. Pero es algo muy digno hacerlo y muy necesario. Podría haberse hecho mejor; por ejemplo, si Comisiones y UGT también hubieran convocado huelga de todo el día. Pero tampoco es fácil hacer huelga en España, quizás porque no tenemos cultura de ello y por la desconfianza que hay hacia los sindicatos mayoritarios. Pero es una herramienta muy potente, la única en realidad que tenemos», reflexiona.
Amalia no es malagueña, ni tampoco profesora, pero es madre de dos docentes que enseñan en el conservatorio aquí en la capital de la Costa del Sol. Está de visita para cuidar a una nieta: «En Málaga hay un ambiente muy falso de turismo y falta conciencia, pero esta manifestación muestra que hay otra Málaga y me revitaliza», comenta mientras camina sola pero, a la vez, con la mejor compañía.
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