María Zambrano: republicana, de izquierdas y católica
A los 25 años de su muerte y tras la edición de sus obras completas, la doctora en Filosofía María Cobos desgrana su pensamiento metafísico
BEATRIZ LAFUENTE
Domingo, 7 de agosto 2016, 00:49
Etiquetada de ensayista y literata durante muchos años. Unos denostaban su obra por ser mujer republicana y de izquierdas, mientras que otros lo hacían por ser, como ella decía, «católica, apostólica y romana». Al final de sus días, le llegaron los reconocimientos, como el Premio Príncipe de Asturias y el Premio Cervantes, entre otros.
Con motivo del 25 aniversario de su muerte y la edición de sus obras completas, nos acercamos a la veleña María Zambrano de la mano de María Cobos Navidad, doctora en Filosofía, profesora del Instituto Superior de Ciencias Religiosas 'San Pablo' y una de las mayores expertas en la vida y obra de esta filósofa y escritora católica.
La profundidad filosófica -como decía Unamuno-, en España, hay que buscarla en las grandes obras literarias. «En María, obra y vida van de la mano. Machado está presente en ella en todos los momentos de su vida. A menudo se desconoce que la metafísica más profunda la encontramos en Machado», explica María Cobos.
«Un ateo no se plantea esas preguntas, se las cuestiona un creyente. A veces olvidamos que lo que caracteriza a la filosofía es la mayéutica, es decir, el preguntarse. Todo empieza en las preguntas. Como decía Sócrates: «Solo sé que no se nada». Pero la razón sola puede caer en el individualismo, por eso es necesaria la poesía, el sentimiento. La Filosofía sirve para dar razón de nuestra vida, decía Zambrano, igual que Juan Pablo II en su encíclica Fides et ratio ( 'La fe y la razón'), la razón sirve para dar argumentos de nuestra fe».
«Si María Zambrano se hubiera callado, algo profundo y esencial habría faltado, quizá para siempre, a la palabra española», explica María Cobos ,recordando las palabras de José Luis Aranguren, en un artículo que ayudó a descubrir a María Zambrano junto a José Luis Abellán y Juan Fernando Ortega, figuras fundamentales para acercarnos a esta pensadora. En 'Claros del Bosque', su obra más mística, la presencia de Jesucristo está ahí, y su fe fue lo que la salvó de su drama. Una fe muy universal, en el sentido de que toda la persona que se acerque a ella encontrará un proyecto de vida a desarrollar como persona, al modo Sócrates, Platón, Séneca... Por eso, siempre decía que, aunque al principio le asustaban un poco esas profundidades de la filosofía, fue salvada por la filosofía, acompañada de su fe.
En su obra 'El hombre y lo divino', recoge las claves fundamentales de su pensamiento:
La necesidad de lo divino en la realización del hombre. Hay que educar, acompañar y formar la dimensión espiritual. «La más alta filosofía te está acercando a la fe incluso sin saberlo», como decía Balmes.
El estudio del problema de Dios como necesidad en el hombre, para que el hombre llegue a realizarse.
La superación del racionalismo, «la razón necesita límites» como decía Kant
La complementariedad de filosofía y poesía, expresada en su razón poética. Lo que nos recuerda la necesidad de que fe y razón vayan de la mano.
El amor como parte esencial del ser. Como amor al prójimo, ya que nos realizamos con el otro. Lo que va unido a la piedad, que en Zambrano «es saber tratar adecuadamente con el otro». Para ello, debemos acudir al sentido originario del ser, que se origina en las entrañas y no en la conciencia. La filósofa nos invita a descubrir en nuestro interior lo otro, ese ser que todos llevamos dentro, que es divino y que aguarda a ser descubierto. Dios nos llama y nosotros tenemos la libertad de decir sí o no.
En 'Claros del Bosque', su obra más metafísica, llega a ser mística, descubrimos al Dios que todo ser lleva dentro, por lo que no se ha de buscar fuera, está en nosotros aguardando a ser escuchado. Puede ser nuestro guía, recordando a San Agustín. Cuando nuestro ser está en plenitud no actuamos nosotros, es Dios el que actúa.
En 'Persona y democracia' explica que la democracia «...es la sociedad en la cual no solo es permitido, sino exigido, el ser persona».
Un ser en proyecto
En 'Hacia un saber sobre el alma', Zambrano explica que lo que nos diferencia de los animales es que el hombre es un ser en proyecto, que se realiza día a día, y lo que nos diferencia es la esperanza y, en este año, podemos apuntar la misericordia. Y es que el animal nace de una vez, mientras que el hombre nunca ha nacido del todo. Tiene el trabajo de engendrarse nuevamente con su esfuerzo y, con él, descubrir sus verdaderos sueños. Y así recuerda las palabras de su amigo Antonio Machado «caminante no hay camino, se hace camino al andar».
María Zambrano murió en Madrid en 1991 y es enterrada en el cementerio de Vélez-Málaga, bajo un limonero. En su lápida, por expreso deseo suyo, puede leerse la leyenda del Cantar de los Cantares: «Surge amica mea et veni» (Levántate, amiga mía, y ven).
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