Robert Redford, el «rubiales» de Mijas que huyó de Hollywood
La mítica estrella, fallecida este martes, se refugió seis meses con su familia en una villa de la Costa del Sol para plantearse si quería seguir siendo actor y escapar de los rumores de idilio con Natalie Wood
Pasó un mes casi sin hablar, sentado en una silla de hierro y contemplando el horizonte. Su mujer, Lola Van Wagenen, intentaba convertir aquella villa ... en un hogar y sus hijos jugaban a su alrededor o en la piscina vacía. Pero él no los veía. Miraba el paisaje desde aquel trono: Fuengirola y la línea de la costa al fondo y las casas blancas de Mijas sobre su cabellera rubia. Pero tampoco era eso lo que veía. Miraba en su interior. Su agente tenía una oferta sobre la mesa para protagonizar 'Descalzos por el parque', pero no tenía claro si quería seguir siendo actor. «No tenía ningún plan en concreto. Quería pintar y leer, eso es todo», confesó en sus memorias el mítico actor fallecido este martes, a los 89 años.
El retiro duró seis meses y, aunque han pasado casi seis décadas desde aquel 1966, Redford no olvidó su año «sabático» en Mijas. «No bailaba flamenco, pero fue una experiencia maravillosa», rememoró el protagonista de 'Dos hombres y un destino' (1969) o 'Brubaker' (1980). Hace algo más de una década, SUR visitó Mijas tras la huella de la estrella y en el Hogar del Jubilado daban razón de su visita. «¿Quién?, ¿Robert Redford? Ah, el rubiales que veíamos por la carretera», comentaban. «Recuerdo a la mujer, que también era rubia y venía a comprar al pueblo», afirmaba entonces Manuel Jiménez, que demostraba cinefilia y buena memoria: «Vivían por Peña Blanquilla que era un sitio agrícola pero que por aquel tiempo empezó a convertirse en zona de villas para extranjeros».
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La vivienda se situaba a medio camino entre Fuengirola y Mijas y, probablemente, ya ha desaparecido. Así lo creía hace una década Salvador Pulpillo, toda una autoridad en la historia de la villa blanca que, tras consultarlo con su colega Juan Quero, aseguró que aquella residencia se encontraba en la misma zona, pero en otro núcleo, El Maro, cerca del Rancho de la Luz y La Alquería. «Era una casa vieja que no tenía ni agua caliente», explicó Pulpillo, que afirmó que los Redford llevaban una vida «hippy» y que acudían a la tienda de comestibles del pueblo, Gómez, para llenar la despensa. Otras fuentes sitúan aquella villa alquilada en la de María La Pañala.
El actor acudía a Fuengirola a «comprar vino y víveres» y confesó su interés por la Semana Santa
Lo que no cabe duda es que lo que el propio actor asegura en sus memorias autorizadas, 'Robert Redford. La biografía' (Libros Cúpula), donde explica que la casa se situaba «fuera del pueblo» y que «la excepcional plaza de toros cuadrada estaba a diez minutos andando por la serpenteante carretera de dos carriles que daba a la costa». El actor, entonces una estrella emergente, pasó desapercibido en aquella Málaga que despertaba como paraíso.
«Bebía demasiado»
En sus memorias, Redford confiesa que también hacía el camino hacía el litoral, pasando por campos de olivos, hasta Fuengirola «para comprar vino y víveres». Las confesiones del actor y también director de 'Gente corriente' (1980) y 'Leones por corderos' (2007) descubren que, tras el primer mes de adaptación, el artista salió de su aislamiento y, aunque no dejó de «luchar contra sus demonios» -como confesó su hijo Jamie en el libro biográfico sobre su padre-, se fue liberando de la presión e integrándose en el paisaje y el paisanaje.
«Bebía demasiado, gastaba demasiado. Sabía que si seguía así acabaría con mi matrimonio o conmigo mismo, en menos de un año»
Robert Redford
Actor
Los deseos de pintar -especialmente a su hija Shauna- se disiparon a la par que la crisis personal, que se desató tras llegar a Hollywood. Tras ganarse un nombre en Broadway y en series de televisión, Redford rodó 'La rebelde' y 'Propiedad condenada', ambas con Natalie Wood. La prensa no tardó en colgarle un idilio con la malograda actriz, lo que unido a la separación de su familia a causa del trabajo, provocó la huida hacia delante. Hacia Mijas. «Me alarmó que estaba entrando en el mundillo de Hollywood sin darme cuenta», admitió el veterano actor que reconoció que «bebía demasiado, gastaba demasiado. Sabía que si seguía así acabaría con mi matrimonio o conmigo mismo, en menos de un año».
Cerca de la comuna hippy
Así que decidió invertir ese año en su familia y en encontrarse a sí mismo. El 1 de enero de 1966 se embarcó con la tribu en un trasatlántico que arribó en Gibraltar. De allí llego a la sierra de Mijas. Vivía de forma bohemia -su casa estaba cerca de una comuna hippy que inconfundiblemente se reconocía por una gran pintada que decía 'Peace and Love'-, pero se acercó al ambiente local e incluso asistió a la representación en vivo de una crucifixión en Semana Santa, lo que le pareció una expresión «cultural sincera».
Con la llegada del verano, su aislamiento no sólo estaba olvidado, sino que su casa se había convertido en parada y fonda de amigos, conocidos y admiradores que llamaban a su puerta. Entre ellos figuró el escritor Tom McGuane que años más tarde sería el que descubrió a Robert Redford el libro 'El río de la vida' que el actor y director adaptó a la gran pantalla en 1992.
Conforme pasaba el tiempo, Redford exorcizó sus demonios y se convenció de que tenía una carrera como actor. Antes de volver, terminó el verano en Creta y regresó en otoño a Hollywood dispuesto a dar 'El golpe' y ser 'El mejor'. Al año siguiente, en la primavera de 1967, retornó a Málaga. Aunque cambió Mijas por la pantalla del cine Astoria. El papel lo tenía aprendido, ya que volvía a huir, esta vez del linchamiento de sus sureños vecinos en 'La jauría humana'.
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