Juan Partal: «Ha habido personas de la Iglesia que han mentido y no me han escuchado»

¿Por qué ha dimitido? ¿No había otra opción?

Le cuento. El 2 de octubre me reuní con el delegado episcopal de Hermandades y Cofradías, Antonio Coronado, en su despacho. En privado me dijo que estaba contrastado que yo tenía una sentencia de divorcio y que ante la Iglesia no podía ocupar un cargo de responsabilidad, como es el de hermano mayor, al estar divorciado, por lo que debería dejar el puesto en un tiempo determinado. A raíz de eso, yo le comenté a mi junta de gobierno que me tenía que marchar. Mi junta firmó un documento apoyándome por unanimidad, aunque no lo pudimos presentar, porque una reunión que iba a tener con el vicario general de la diócesis, José Ferrary, fue anulada por su parte. En ese escrito se pedía que yo siguiera en el cargo hasta Semana Santa y luego hubiese elecciones en junio.

El Obispado alega que no lo han forzado a dimitir por estar divorciado, sino porque hay una fractura en la cofradía. ¿Qué responde?

A raíz de unas informaciones publicadas en la prensa, el Obispado dijo que no iba a forzar mi dimisión por estar divorciado, pero el 5 de noviembre Antonio Coronado nos citó a los siete cargos de la ejecutiva de la cofradía. Me llevé una sorpresa al decirme que ellos en ningún momento habían hablado de mi divorcio, cuando él sí me había hablado de divorcio. En esa entrevista con la ejecutiva nos comentó que un grupo de hermanos había denunciado una fractura en la cofradía. No creo que eso sea motivo para unas elecciones, porque hoy en día ¿qué cofradía en el mundo no tiene treinta, cuarenta o cincuenta personas que no están de acuerdo con las juntas de gobierno? Por esa regla de tres, a partir de ahora, si ese es el motivo por el que me han forzado a dimitir, se ha creado un precedente grave; todas las cofradías de Málaga estarán en riesgo cuando haya veinte o treinta hermanos que denuncien una fractura, porque tendrá que haber elecciones. Puede que haya elecciones semanalmente. Creo que ese no es el motivo real de que me hayan obligado a marcharme.

¿Y cuál es el motivo?

Mi divorcio. En la vida hay que ser valiente para decir las cosas. Yo siempre lo he sido. Nunca he engañado a nadie sobre ese asunto. Esta mañana me han preguntado y me he acordado del mandamiento de no mentirás. No sé si alguien se lo aplica aquí.

¿Usted cree que el Obispado ha mentido en este asunto?

No digo que lo hayan hecho el Obispado o la Iglesia como tales, sino quizás algunas personas que están dentro de la Iglesia.

¿Y esas personas han mentido?

Creo que sí, porque si a mí me comentan de primera hora que me tengo que ir por mi divorcio, pues lo habría sabido con claridad. Pero luego cambian y dicen que no es por mi divorcio, sino por una fractura interna, aunque a nosotros no nos han enseñando ninguna documentación de las denuncias. Hay 3.800 hermanos en la cofradía y, sin embargo, están creyendo a los treinta, cuarenta o cincuenta que hablan de ruptura.

¿A quién responsabiliza entonces de lo que ha pasado?

Hay un grupo de hermanos que lleva año y medio vertiendo falsedades contra la junta de gobierno por todas partes y visitando mucho el Obispado. Se dedican a hacer hincapié en mi vida personal. A los hermanos hay que ganárselos con cariño y con trabajo, no con alusiones a la vida privada de las personas. En el Obispado han recibido constantemente a esos señores. Creo que si no estaban de acuerdo con que fuese hermano mayor, por estar divorciado, me tenían que haber dicho que me marchase, porque la Iglesia no admite que un cargo de máxima responsabilidad en una cofradía lo ocupe un divorciado. Primero me lo dijeron, pero luego lo negaron y argumentaron lo de la fractura.

Por eso dice usted que alguien miente. ¿Quién falta a la verdad?

Hombre, está claro. Primero me dijeron una cosa y luego me hablaron de la ruptura en la cofradía cuando, insisto, en la junta de gobierno no hay fractura. Además, nos pusieron en la tesitura de que o dimitía yo o dimitía mi ejecutiva. Me he ido por no perjudicar a la cofradía y evitar que el Obispado nombrase a un comisario o pusiese una gestora. Eso no era bueno para la hermandad. Convoqué de urgencia el sábado una reunión de la junta de gobierno, que se celebró el domingo, para poder despedirme de sus componentes. Ha habido presiones de José Ferrary y de Antonio Coronado. Hoy (ayer para el lector), a las doce de la mañana, tenía que estar en el Obispado mi dimisión o la de la mi junta ejecutiva.

¿Se siente engañado, dolido? ¿Cree que la Iglesia no ha sido justa?

La sensación que me llevo es que ha habido una injusticia enorme, porque no me han escuchado. A nosotros no nos han escuchado. No nos han dado esa oportunidad. No he podido tener una conversación con el vicario general como estaba previsto. Eso me ha dolido, porque ha creído más las falsedades de otras personas que la realidad de la cofradía. Comprendo hasta cierto punto que me tenga que ir si las leyes eclesiásticas dicen que un divorciado no puede estar al mando de una cofradía, pero que me lo digan claramente en vez de argumentar que debo dimitir por otro motivo. Eso me resulta engañoso.

Afirma que se ha cometido una injusticia con usted. ¿En qué sentido?

Me siento engañado y dolido, porque ha habido un poco de partidismo hacia unas personas que quizás están engañándoles a ellos, a los del Obispado. Yme duele que haya hermanos que hayn utilizado medios nunca justificados para volver a tener el protagonismo y el poder que han perdido en la cofradía.

¿Le permitirán ser consejero de la cofradía?

No creo que puedan anular unos estatutos que dicen que un hermano mayor, una vez que termina su mandato o dimite, automáticamente pasa a ser consejero de la cofradía.

¿Va a dimitir también de su cargo de vicepresidente segundo de la Agrupación de Cofradías?

Sí, claro. No es lógico que ocupe ese puesto cuando ya no soy hermano mayor. Me despediré y dimitiré en las próximas juntas de la permanente y de gobierno de la Agrupación.