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Foto de la delegación que ha recogido la distinción a la pasa este jueves en Roma. SUR
La Pasa de Málaga, primer cultivo de Europa catalogado como Patrimonio Agrícola Mundial

La Pasa de Málaga, primer cultivo de Europa catalogado como Patrimonio Agrícola Mundial

El consejero de Agricultura, representantes del sector y alcaldes de la Axarquía recogen en Roma el nombramiento de la FAO

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Jueves, 19 de abril 2018, 17:21

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La Pasa Moscatel de Málaga es oficialmente desde hoy Patrimonio Agrícola Mundial. El primero que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) concede a un cultivo en Europa. En España sólo existe otro que es el de las salinas del valle salado de Añana (Alava). El reconocimiento de la pasa moscatel como Sistema Importante (o Ingenioso) del Patrimonio Agrícola Mundial (Sipam) ha sido recogido hoy en una ceremonia celebrada en la sede de la FAO en Roma (Italia) por el consejero de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, Rodrigo Sánchez Haro, que ha estado acompañado de una delegación integrada por alcaldes de los municipios de la Axarquía productores de pasas, miembros de la Asociación Moscatel y de la Denominación de Origen Málaga y Sierras de Málaga, representantes políticos y el delegado territorial en Málaga, Francisco Javier Salas.

Rodrigo Sánchez Haro ha subrayado que el reconocimiento de la pasa moscatel como Sistema Importante (o Ingenioso) del Patrimonio Agrícola Mundial (Sipam) supone un «impulso decisivo» a un cultivo tradicional «muy ligado a la tierra, al paisaje y que es garante de biodiversidad y sostenibilidad social y económica». Así lo ha puesto de relieve en el acto de entrega de la acreditación «merecida y justa» otorgada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Para el responsable del Gobierno andaluz, «un fuerte espaldarazo a un sector del que viven unas 2.000 familias en la comarca y que mantiene la esencia de lo que es nuestra agricultura tradicional». La distinción, ha subrayado, «viene a reconocer la dignidad del trabajo de nuestros agricultores, que muchas veces tienen que hacer un esfuerzo sobrehumano para recoger la uva pasa», por eso «es un orgullo este reconocimiento, que esperemos que además sirva para mejorar las producciones, rentabilizarlas y ponerlas en el mercado».

Varios momentos de la ceremonia celebrada en Roma. SUR
Imagen principal - Varios momentos de la ceremonia celebrada en Roma.
Imagen secundaria 1 - Varios momentos de la ceremonia celebrada en Roma.
Imagen secundaria 2 - Varios momentos de la ceremonia celebrada en Roma.

Sánchez Haro ha incidido en la «oportunidad» de este sello diferenciador no sólo para la salvaguarda de un sistema productivo ancestral que contribuye a mitigar el cambio climático, sino también para mejorar la comercialización y la diversificación y fijar, en definitiva, la población al territorio a través de la protección del patrimonio cultural e inmaterial o la promoción de servicios relacionados con la actividad turística, gastronómica y los productos autóctonos. Éstos son, a su juicio, «los retos que compartimos las numerosas instituciones, organismos y empresas que hemos afrontado, juntos, el largo y enriquecedor camino hacia este reconocimiento internacional».

Con ello, el dirigente autonómico ha aludido a los actores «fundamentales» que han apoyado la candidatura abanderada por la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, tales como la Asociación Moscatel o el Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen Protegidas (DOP) Málaga, Sierras de Málaga y Pasas de Málaga. Todo ello, sin olvidar a las organizaciones agrarias de la provincia UPA, COAG y Asaja, la Asociación para la promoción turística de la Axarquía, la Diputación Provincial y la Universidad de Málaga, las cooperativas de Almáchar y El Borge e, incluso, el Parlamento de Andalucía y el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente.

El consejero ha reiterado la implicación de la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural con el futuro de la uva pasa, algo para lo que, como ha expuesto, en el marco del Programa de Desarrollo Rural (PDR) de Andalucía 2014-2020, «hemos articulado una ayuda agroambiental específica para este cultivo, con un presupuesto de 2,2 millones de euros para cinco años de compromisos, con un incentivo de hasta 359 euros por hectárea que vienen a respaldar la realización de las tradicionales piletas en las bases de las cepas para evitar la erosión». De igual modo, ha añadido, «el sector también cuenta con el apoyo transversal de las ayudas a zonas con limitaciones naturales».

Según ha señelado la Junta en un comunicado, sstas medidas «sólo son el inicio del compromiso que hemos adquirido con las comunidades locales y el sector para implementar todas las medidas en defensa de este cultivo, su resurgimiento y la puesta en valor de unas vides que conviven con grandes pendientes, suelos poco profundos de pizarra pobres en nutrientes y materia orgánica y propensos a la erosión por las lluvias torrenciales».

Plan de Acción

Para ello, se prevé la creación de una figura que se encargue de la gestión del plan de acción para la sostenibilidad de un sistema que contabiliza en la Axarquía malagueña más de 1.600 hectáreas y alcanza una producción de alrededor de 300 toneladas de uva pasa anuales. «Hablamos de unas condiciones que, ante la imposibilidad de mecanización, el escaso margen de rentabilidad y el minifundismo, y unidas a las prácticas culturales tradicionales, nos llevan a una viticultura heroica e histórica», ha sentenciado Sánchez Haro.

La uva pasa encuentra sus primeras referencias en la época de los fenicios y, tras la proliferación de asentamientos en casas de campo denominadas lagares en el periodo musulmán, a finales del siglo XIX se erigía ya casi en un monocultivo. Tanto es así que, como ha expresado Sánchez Haro, define la personalidad geográfica y paisajística de la Axarquía malagueña. Se trata, según ha explicado, de una agricultura de baja tecnología, con las mismas técnicas de la antigüedad, escaso uso de productos de síntesis, con laboreo reducido y adición de materia orgánica. De este modo, preserva el medio ambiente y optimiza recursos como el agua y el suelo. Las laderas empinadas, además, no permiten el empleo de maquinaria, lo que obliga a realizar las operaciones de recolección, transporte, secado o eliminación de uvas de racimo de forma manual para así «conservar la tradición y el paisaje».

Para el titular de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, «estamos ante una forma de vida histórica muy vinculada al sistema agrícola del viñedo moscatel, que ha sido y es clave para la economía de una zona con limitaciones naturales como la Axarquía y que, por tanto, ha mantenido vivos los pueblos que la conforman». Esta actividad, que tiene en la pervivencia del uso del mulo para el transporte de la uva una de sus singularidades, «sin duda tendería a desaparecer en cualquier otro contexto», de ahí, ha continuado, «la importancia de un reconocimiento internacional que nos ayudará a conservar unos rituales y tradiciones que se han transmitido de generación en generación y que han dado como resultado un paisaje único y un patrimonio singular».

La directora general adjunta de la FAO Maria Helena Semedo ha subrayado que esos sistemas de patrimonio agrícola reflejan una «profunda armonía entre la humanidad y la naturaleza», proporcionando un legado de tradiciones y prácticas culturales durante generaciones.

Además de preservar la biodiversidad y múltiples bienes y servicios, esos sitios aportan seguridad alimentaria, medios de vida para pequeños productores y conocimiento, según Semedo, que pidió salvaguardarlos para responder a problemas globales como el cambio climático y el agotamiento de los recursos naturales.

Para el subsecretario español de Agricultura, Jaime Haddad, os dos sitios españoles seleccionados el año pasado como los primeros de Europa, son «pioneros» y demuestra el «enorme respeto» que existe en España por las tradiciones, la biodiversidad y los paisajes agrícolas.

El responsable ha destacado que los Sistemas importantes del patrimonio agrícola mundial (Sipam) son un «instrumento para preservar y garantizar el futuro de estos sistemas agrícolas particulares que proporcionan una combinación de servicios sociales, culturales, ecológicos y económicos para la humanidad«.

Asimismo ha instado a promover esos sitios como se hace con el patrimonio cultural designado por la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), con el que la población está más familiarizada.

En la ceremonia de hoy también recibieron la distinción un sistema agrosilvopastoril en Barroso (Portugal) y el sistema de islas artificiales de las «chinampas» desarrolladas en la Ciudad de México y basadas en la transmisión oral de técnicas tradicionales utilizadas ya por los aztecas, así como otros sitios de China, Egipto, Japón, Corea del Sur y Sri Lanka.

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