La décima sinfonía del Unicaja deleita al Martín Carpena (92-70)

No cabe tampoco argumentar que el Granada no sea el rival más temible, porque venía de ganar tres de sus últimos cuatro partidos y tiene un buen quinteto para la competición, pero su puesta en escena fue un tanto lamentable, y quizás lo que no le permitió hacer en la pista el cuadro malagueño, que pese a todo empezó algo espeso, pues no anotó hasta pasados tres minutos y medio de choque, pero doblaba a su oponente en el electrónico bien entrado en el tercer cuarto (60-30), palabras mayores.

Lo que sucedió desde el 2-7 inicial hasta ese 60-30 fue digno de analizar jugada a jugada. Antes de cerrar el primer cuarto ya volteó el duelo (18-9) de forma clara apoyado en un acierto descomunal de Taylor y en la incapacidad del rival para anotar por fuera (1/10 en triples), cerrando un primer parcial en la que sólo anotaron sus pívots.

No se veía a Lluis Costa, ese base de moda en la Liga ACB, en la plenitud de su carrera, y el Unicaja, que triangulaba a las mil maravillas en ataque, cuando no corría a placer, se iba en el marcador minuto a minuto, defendiendo además con intensidad en su canasta en los minutos del segundo cuarto, ahora con un Carter estelar, como hace tiempo que no se le veía. Anotó tres triples y falló… un uno más uno, pero sus 11 puntos en este periodo impulsaron al Unicaja, en el que se no tardó en aparecer el talento individual de Perry, para ese 50-30 increíble al descanso. Pablo Pin había parado varias veces el duelo para tratar de buscar nuevas fórmulas para detener el vendaval, pero ni las defensas zonales surtían efecto.

Lejos de sentirse saciado, el Unicaja arrancó voraz, con los dientes afilados, el tercer cuarto, hasta ese 60-30 que zanjaba la contienda. Quedaban apenas más de seis minutos para cerrar este periodo, y empezó cierto relajamiento local, relativamente comprensible. Liderado por un Thomasson que entró en combustión, con 3/4 en triples y 15 puntos en ese tramo, el resultado antes de encarar el cuarto final era más decoroso (70-53). Había entrado en pista Saint-Supéry, y no es la primera vez que sucede un efecto contagioso para sus compañeros, que entienden con esta decisión de su entrenador, que la victoria puede estar en el bote.

El Granada llegó a verse quince abajo (70-55), cuando estuvo a treinta, pero entonces se despertó de nuevo el equipo local, con dos triples seguidos de Will Thomas (79-61) y casi se vuelve a la renta de treinta. Conviene no minusvalorar, más allá del rival, lo que está consiguiendo el Unicaja, con un 'sold out' en su pabellón antes de más de uno de sus partidos, a una victoria de hacer historia, con la condición de cabeza de serie en la Copa casi atada (a tres jornadas del corte) y afianzado en la segunda plaza clasificatoria, donde hace muchos años que no se veía de forma estable a estas alturas.

 Hace semanas que se lesionó en una muñeca Barreiro, un jugador importante en la rotación, pero no hay argumentos en la pista para llegar a echarlo en falta. Conviene no perder de vista todo esto, ni el estado de felicidad en que anda sumida la 'marea verde', mientras escucha villancicos que hacen más llevaderos los absurdos parones cuando los árbitros recurren al 'instant replay' con un duelo más que finiquitado.