El Unicaja, un coloso en Atenas

El ambiente en los prolegómenos del partido era como para echar a correr, pero el Unicaja no dio un paso atrás. Pese a la energía con la que el AEK comenzó el encuentro, el cuadro cajista se fue recomponiendo poco a poco hasta imponer su mejor baloncesto y mayor calidad. Del 10-4 se pasó al 10-15 con el equipo malagueño circulando el balón perfectamente y haciendo un baloncesto fácil. Más allá de la fluidez ofensiva, la gran actividad defensiva frenó totalmente a un AEK al que le costaba anotar. Siete recuperaciones logró el Unicaja en los primeros diez minutos para lograr canastas fáciles. El listón físico del partido era de primer nivel y eso fue lo que sostuvo al equipo griego en el encuentro por su dominio del rebote (20-23).

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El Unicaja se había quitado la presión de encima y acentuó su dominio poco a poco. Llegaron los primeros triples por medio de Perry y Díaz. Las cosas marchaban bien ante un AEK con más dudas y problemas para anotar (25-32, min. 14). Buscó Sakota el recurso de Kuzminskas jugando al poste. Arañó algunas canastas el exjugador cajista, pero el Unicaja corrigió ese problema hasta que el rubio lituano se tuvo que sentar fundido. Entró el partido en un intercambio de errores, fruto de esa intensidad física que había en la pista. Hubo menos canastas, pero el tiempo jugaba a favor del Unicaja que llegó al descanso con excelentes sensaciones y a 20 minutos de la final. Los catorce puntos conseguidos tras pérdida y los ocho al contragolpe eran detalles de que el partido estaba donde el Unicaja quería pese al bajo tanteo (31-37).

Comenzó el equipo malagueño con Osetkowski de cinco y el primer balón que recibió lo convirtió en un triple. Fantástico, pero no hubo más. El paso adelante a nivel físico de los griegos sacó al Unicaja del partido. Del 34-40 se pasó a un 53-46 en siete minutos de desconcierto. El orden que tuvo en los primeros veinte minutos desapareció. Abusó del triple y su defensa perdió calidad. Los pívots del AEK anotaron con demasiado facilidad y en esas apareció Hunter Hale, el mejor anotador local, lo que fue una pésima noticia, porque a partir de ese momento se convirtió en un problema. Pese a verse perdiendo 53-46, las apariciones de Tyson Pérez, el único que competía a nivel físico, permitieron al Unicaja salvar la primera gran oleada del AEK (55-50, min. 30).

El Unicaja tenía que meterse en el barro para ganar este partido. Necesitaba es plus de energía que había marcado Perez. Aparecieron jugadores como Sima, una buena canasta tras rebote ofensivo, Taylor con un tapón fantástico y Kalinoski frenando, ahora sí, a Hale. El resultado fue un buen parcial para volver a ponerse por delante (61-67) culminado con cinco puntos seguidos de Perry. La solidez del Unicaja comenzó a hacer mella en un AEK ahora sin ideas y que perdía un balón detrás de otro... La actividad defensiva de los de Ibon Navarro, metiendo muchas manos acabó con la oposición de un rival completamente atascado.