La policía calcula que el 'voyeur' de Málaga grabó a 100.000 mujeres en baños públicos con cámara oculta

En todo ese tiempo, el arrestado llegó a recopilar 71.080 vídeos de mujeres grabados con cámara oculta en baños públicos. Pero el número de víctimas es mayor, ya que los dispositivos funcionaban con sensores de movimiento: si la siguiente usuaria del aseo entraba justo después, las imágenes se almacenaban en un mismo archivo.

De esta forma, en algunos de los vídeos interceptados por la policía aparecen dos, tres y hasta cuatro mujeres. Aunque aún queda por hacer el examen pericial de las imágenes, los investigadores calculan que el número de víctimas podría ser entre un 20 y un 30% superior al de archivos hallados. Es decir, unas 100.000 mujeres.

La operación, que comenzó hace justo un año, se ha desarrollado con sumo sigilo en los despachos de la Brigada Móvil de la Policía Nacional en Málaga. Los responsables del centro comercial Vialia, donde se ubica la estación de trenes María Zambrano, dieron la voz de alarma al detectar unos dispositivos que alguien había colocado en los aseos.

Aquellos artilugios, de fabricación casera (los diseñaba y creaba manualmente el propio investigado), tenían la apariencia de unos inofensivos ambientadores. De hecho, durante un tiempo lo fueron: el individuo supuestamente empezó por colocarlos vacíos, luego les puso unos difusores de perfume y, por último, cuando vio que el sistema funcionaba y pasaba inadvertido, colocó las cámaras.

Los agentes de la Móvil, con el inspector Antonio Arcos al mando, han intervenido en los registros 84 dispositivos de ocultación (las carcasas de los falsos ambientadores) y 27 microcámaras con sensor de movimiento. La investigación apunta a que las había sembrado por todos los centros comerciales de la provincia, así como en restaurantes de comida rápida e incluso algunas facultades de la Universidad de Málaga (UMA).

¿Significa eso que toda persona que haya pasado por esos baños en estos siete años ha sido filmada? La respuesta es no. La policía cree que el 'voyeur' grababa en los aseos de una veintena de lugares de la provincia, pero las 27 microcámaras iban rotando por ellos, por lo que estaban operativas de forma aleatoria y no constantemente.

Tras la alerta de los responsables de Vialia, los agentes empezaron a vigilar los baños con absoluta discreción para identificar a la persona que retiraba las cámaras. Así, lograron situar a una joven que vestía con un chándal y unas mallas muy llamativas. Al revisar las cámaras, vieron que fuera de la zona de aseos la esperaba un hombre.

Tirando de paciencia, los investigadores empezaron a revisar, uno a uno, todos los vehículos que entraban y salían del centro comercial en la franja horaria en la que se movía aquella llamativa mujer. Miraron unos 200 automóviles hasta que dieron con un coche cuyo titular encajaba perfectamente con el hombre al que habían captado las cámaras.

La cuadratura del círculo fue que, al revisar el contenido de uno de los dispositivos interceptados, los agentes observaron en las imágenes las llamativas mallas que usaba aquella joven. Como las cámaras funcionaban con sensores de movimiento, la primera parte de la grabación era ella misma instalándola en el falso ambientador.

Los agentes acabaron sorprendiendo al sujeto con las manos en la masa, justo cuando acababa de retirar los dispositivos y se los llevaba en una mochila. Lo detuvieron en la segunda planta del 'parking'. Consciente de que lo habían descubierto, el hombre, de 44 años, derrotó inmediatamente y colaboró en todo momento con los investigadores.

Los agentes descubrieron que la joven que lo ayudaba, de 31 años, era en realidad su sobrina, quien al parecer había accedido a echar una mano a su tío por las dificultades económicas que atravesaba. Él había tenido una pequeña empresa en el pasado y llevaba bastante tiempo en el desempleo.

Tras identificar y detener a los dos implicados, los investigadores llevaron a cabo cuatro registros: en las viviendas de ambos, en un trastero y en una terraza. Los propios agentes se llevaron las manos a la cabeza cuando vieron el material informático que almacenaba.

Aparte de los 71.080 vídeos grabados en baños públicos, hallaron otros 1.187 archivos donde el arrestado aparecía manteniendo relaciones sexuales con distintas mujeres. Ahora se investigará si eran conscientes de que las estaba filmando, aunque a tenor de su actitud en las imágenes los agentes sospechan que ellas no sabían nada.

También localizaron 120 vídeos de pornografía infantil y 2.300 fotografías de menores, la mayoría desnudos, tomadas en lugares públicos, aunque al parecer ninguno de estos archivos fue grabado por el detenido. La hipótesis policial es que habrían sido descargados de la red o fruto de intercambios con pedófilos.

El trasfondo de todo el material que acumulaba no era otro que obtener un rédito económico. De hecho, y este es quizá uno de los aspectos más importantes de la operación, el detenido supuestamente ultimaba una página web donde publicar los vídeos, a los que ya les había insertado incluso una marca de agua propia. Los agentes creen que en menos de un mes podría haber empezado a subir las imágenes, pero la investigación policial frustró sus posibles planes.

Ayer, los dos detenidos pasaron a disposición del Juzgado de Instrucción número 4 de Málaga, que estaba en funciones de guardia. El magistrado envió a prisión al hombre y dejó en libertad con cargos a su sobrina.