De la compra de muelles al chárter de barcos: los negocios del testaferro de la coca en Marbella
La trama supuestamente usaba numerosas empresas fantasmas en Puerto Banús relacionadas con el mundo náutico para blanquear el dinero de la droga
Los narcos contaban con la inmensidad del océano como principal aliado para transportar más de una tonelada de cocaína desde Sudamérica. Lo tenían todo ... a punto para regresar a España con el cargamento, pero una operación policial desplegada en medio del Atlántico desbarató todos los planes de la organización y aceleró la detención de sus integrantes, entre ellas la del principal jefe y su testaferro, quien supuestamente gestionaba numerosos negocios tapaderas en Marbella.
Este segundo hombre era, a todos los efectos, la «mano derecha» del cabecilla de la banda. Según precisaron a SUR fuentes próximas a la investigación, esta persona constaba, además, como administrador único de varias empresas fantasmas asentadas en Puerto Banús.
Supuestamente, una de estas sociedades se dedicaba al chárter de barcos. Sin embargo, la misma no habría ofrecido ni un solo servicio desde que fue constituida, tal y como detectaron los policías durante las pesquisas. Casualmente, la flota con la que contaba era la que presuntamente empleaba la trama para viajar a distintos países de Sudamérica y regresar con veleros cargados de fardos.
El testaferro también dirigía, al parecer, otras compañías orientadas al alquiler de motos de agua o al servicio de hamacas en la misma localidad. El verdadero objeto de estos negocios no sería otro que blanquear las cantidades ingentes de dinero que la red criminal amasaba a través del tráfico de la droga a gran escala.
Así, mientras esta persona movía los hilos para justificar las costosas propiedades y la vida a todo tren de la que disfrutaban los miembros de la trama, el gran jefe se dedicaba a llevar, en palabras de los investigadores, «una vida idílica» en un pueblo asturiano. Prácticamente, solo contactaba con los integrantes de su organización a través de mensajes encriptados.
Dos pantalanes
De ahí que cobrara tal importancia el papel que desempeñaba su testaferro, una de sus personas «de máxima confianza». Precisamente, la intervención policial truncó una de las operaciones comerciales más ambiciosas que pretendía llevar a cabo en la provincia de Málaga: la compra de al menos dos pantalanes en Puerto Banús. Al parecer, el proceso de negociación ya se encontraba en un punto muy avanzado para su adquisición.
Aunque el sospechoso residía en Madrid, los agentes comprobaron que sus escapadas a Marbella eran más que habituales. Tanto en periodos vacacionales como en fines de semana salteados. De ahí su fijación por expandir las empresas tapaderas en la Costa del Sol, una zona que conocía como la palma de la mano.
La investigación comenzó en 2018, cuando la policía detectó la presencia de un entramado criminal asentado en España que introducía grandes cantidades de cocaína desde distintos puntos de Sudamérica.
Las primeras pesquisas permitieron localizar a varias personas que compraban veleros en Gran Canarias –los que constaban en la empresa de Marbella– para cruzar el Atlántico y adquirir la coca que más tarde introducían en el país. Al parecer, el líder de la banda aparecía como implicado en varias investigaciones llevadas a cabo en distintos países europeos.
50 empresas fantasmas
Conforme avanzaban las indagaciones, los agentes descubrieron que la red disponía de medio centenar de empresas fantasmas repartidas por el territorio nacional. Muchas de ellas, además, contaban con conexiones en Panamá, Colombia y otros países de Europa, donde supuestamente hacían figurar a 'hombres de paja'.
De esta manera, trataban de dificultar la identificación real de las personas que eran los verdaderos responsables de las transacciones comerciales destinadas al lavado de dinero.
La operación se bautizó como 'Porte' y culminó con doce arrestos y la desarticulación de la organización criminal. También con el desmantelamiento de un laboratorio que la banda tenía en Valencia para separar la droga que mezclaba con otras sustancias legales para eludir los controles policiales durante los traslados.
Solo en sustancias se intervinieron 1.275 kilogramos de cocaína, 1.140 gramos de marihuana, 100 gramos de hachís, anfetaminas en forma de pastillas y setas alucinógenas. Además, se incautaron tres embarcaciones –una de 27 metros de longitud valorada en 700.000 euros–, nueve vehículos de alta gama, 223.000 euros en efectivo, diverso material informático, 44 teléfonos móviles, dos armas de fuego y multitud de artículos de joyería y relojes de gama alta.
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