«¿Ganga o engaño?»: las reglas de oro de la Europol para una compra online segura

La Europol aconseja usar marcas y tiendas con las que se esté familiarizado. También desde el Ministerio de Consumo, realizan recomendaciones al respecto, como saber quién está detrás de la compra que se quiere realizar. Las tiendas están obligadas legalmente a incluir en su web su NIF, denominación social y datos de contacto (comprobar que los correos no son extraños o gratuitos), información que normalmente se incluye en el apartado de Área Legal. Además resulta conveniente conocer cuáles son los datos que recopilan de los usuarios y con qué fin, formas de pago que permiten, así como política de envío y devolución.

Principalmente de tiendas desconocidas y de vendedores particulares, apunta la Europol. Indagar sobre la tienda en buscadores, redes sociales y foros, y comprobar qué opiniones tienen otros usuarios sobre ella. En este sentido, Consumo incide que no siempre la primera opción que aparece en los buscadores es la mejor ya que, a veces, los creadores de páginas falsas usan técnicas de Black Hat SEO para posicionar sus sitios webs entre las primeras respuestas.

Usar webs cuya url comience con 'https'. Esta 's' adicional indica que está protegida por un certificado SSL (Secure Sockets Layer), que ofrece una conexión segura e impide que se pueda leer o modificar cualquier información confidencial o cualquier dato que se transfiera. El símbolo del candado en la barra de direcciones por sí solo no significa que un sitio web sea legítimo, apunta la Europol.

En su mayoría, disponen de una política de protección del usuario, de modo que si no recibe el producto el emisor de la tarjeta podría reembolsar la cantidad pagada. Además, las tarjetas se pueden activar y desactivar, o recargar cuando sea necesario. Es preferible usar siempre una misma tarjeta para el comercio online.

La campaña #Buysafepaysafe aconseja que antes de facilitar los datos de la tarjeta de crédito para abonar suscripciones en Internet hay que saber cómo se puede dar de baja en este servicio si llegara el caso.

No se debe enviar copia de la tarjeta, proporcionar el PIN, numeración o cualquier otro dato a nadie por correo electrónico. Tampoco hay que dar este tipo de datos por teléfono o por Internet a menos que se trate de empresas de confianza.

En consonancia con el apartado anterior, es preferible desistir de la compra si existen dudas sobre la fiabilidad de una tienda online y dedicar tiempo a buscar otra alternativa. Hay que ser conscientes de los riegos de comprar online. Como apunta el Ministerio de Consumo, conocer términos como phising, suplantación de identidad o ransomware ayudarán a evitarlos.

Comprar únicamente en sitios webs que usen sistemas completos de autenticación como las de Verificación por Visa, MasterCard o Secure Code.

Si en el último momento se desiste de adquirir los productos, hay que asegurarse de que no se ha dejado rastro de los datos de la tarjeta.

En este apartado, la Europol es clara: «si no daría dinero a cualquiera en la calle, no lo haga tampoco en Internet», y recomienda elegir recibir el producto primero si es posible antes de pagar.

Estos son necesarios para determinar los términos y condiciones de la venta o demostrar que ya se ha realizado el pago de los producto de ser así. Del mismo modo, hay que guardar cualquier correo electrónico o mensaje al móvil relativos a la compra.

Además de estas reglas de oro de la campaña#Buysafepaysafe, existen otros aspectos a tener en cuenta como que el dispositivo con el que se vaya a realizar la transacción esté dotado de un antivirus y el software actualizado. Por otra parte, hay que usar una conexión segura y evitar compras utilizando redes wifi públicas ya que no ofrecen garantías de seguridad. Las contraseñas deben tener más de ochos caracteres y, si es posible, signos de puntuación.

Los consumidores tienen los mismos derechos tanto si compra en una tienda física como en un comercio online. No obstante, en ciertos aspectos como la devolución de productos, incluso en los casos en los que se quiera desistir de su adquisión, surgen ciertas dudas.

El Ministerio de Consumo especifica en el documento 'Los derechos del consumidor en el mundo digital' que debe proporcionarse a los usuarios información de los gastos de envío antes de terminar el proceso de compra y el plazo entrega. Si este último no se especifica, el plazo máximo no puede superar los 30 días. Si la tienda no puede cumplir con este plazo, así se lo tiene que comunicar al comprador para este decida si quiere cancelar o no su pedido.

Una vez realizada la compra, la empresa debe enviar la justificación de la contratación efectuada e informar de la existencia de una garantía. Esta garantía, según Consumo, responderá de las faltas de conformidad que se manifiesten en un plazo de 2 años desde la entrega.

En cuanto a las devoluciones, «el consumidor tiene derecho a dejar sin efecto el contrato sin necesidad de justificar su decisión y sin penalización de ninguna clase», señala el documento del Ministerio. El plazo máximo para ejercer este derecho es de 14 días naturales desde la recepción del producto. «Este derecho tiene algunas excepciones, como las relacionadas con precios sujetos a fluctuaciones, los que por su naturaleza no puedan ser devueltos o caduquen, la prensa y publicaciones diarias».