La Virgen de los Remedios, «gloria de la misma gloria», llena de fe el Centro de Málaga
La hermandad introdujo novedades en el recorrido de la patrona de la feligresía de los Mártires con motivo de su anual procesión de alabanza
La Virgen de los Remedios volvió a encontrarse con Málaga en la tarde de este domingo, último del verano, cuando las puertas de la parroquia ... de los Santos Mártires se abrieron a las 18.35 horas para iniciar una nueva procesión de alabanza. La imagen, muy arropada en todo momento, llenó de fe las calles del Centro Histórico en una cita más que consolidada, pese a que su primera procesión ordinaria, tras la aprobación del Obispado de Málaga, se celebró hace poco más de una década.
La jornada había comenzado a mediodía, con la solemne misa del patronazgo de la Virgen sobre el templo de los Mártires, que se extendió a toda la comunidad parroquial, al estar presidida por primera vez por el nuevo obispo de Málaga y la diócesis, monseñor José Antonio Satué. El prelado, recién comenzado su episcopado tras su toma de posesión apenas una semana antes, quiso compartir con los fieles de las feligresías de los Mártires y San Juan, que forman una unidad pastoral, su primer encuentro con la Virgen y, por supuesto, con los Santos Patronos, Ciriaco y Paula, después de que aceptara la invitación que hizo llegar el párroco y vicario para el laicado, Manuel Ángel Santiago. Así pues, en apenas ocho días de gobierno de la Iglesia malagueña, monseñor Satué ya ha predicado en el santuario de la Victoria, la Patrona Principal de Málaga y la diócesis –lo hizo el pasado domingo–, y en la iglesia de los Mártires, donde reciben culto los patronos de la ciudad que dan nombre a este céntrico e histórico templo.
La función solemne contó con la participación de la coral polifónica Voces de Viñeros, una de las novedades de la misa del Patronazgo. Fue, sin duda, un momento de especial significado para la hermandad, que desde 1755 venera a la que considera protectora y patrona de la parroquia y cuya historia está ligada a algunos de los episodios más trascendentes de la ciudad.
Ya en la tarde, en el entorno de los Mártires, la expectación era máxima cuando la cruz alzada se echó a la calle. Tras ella, los distintos tramos de cirios, muy compactos, divididos por insignias, entre los simpecados de las vírgenes del Carmen y Remedios, el libro de reglas y el guion corporativo. Y cerrando filas, el cuerpo de acólitos y el precioso, elegante y proporcionado trono de la Virgen de los Remedios, una obra cuajada de rocalla, diseñada por el sevillano Javier Sánchez de los Reyes y tallada por el malagueño Manuel Toledano, uno de los máximos exponente de la talla en Andalucía en la actualidad. O sea, dos artistas de primer nivel al servicio de esta antigua hermandad.
Tras la Virgen, marchaban la cruz parroquial y el sacerdote preste, Juan Carlos Millán, hermano de la corporación, acompañado de dos acólitos, además de la banda de música Maestro Eloy García, que acudió a esta cita con su nuevo director, Santiago J. Otero, hermano, también, de la hermandad.
Salida
La efigie mariana se puso en la calle a las 18.45 horas vistiendo una saya de tisú de oro rosa bordada en oro por José Soler, el promotor, junto al bordador Juan Rosén, de la recuperación devocional de esta talla, allá por los años 80. También lucía el manto verde con bordados de la propia hermandad, su corona dieciochesca del orfebre Manuel Marín, sujetaba el cetro con la mano derecha, rosarios, la media luna a los pies, y enmarcada por una ráfaga de ocho plateada de Manuel de los Ríos. Y en su pecherín, la medalla de la ciudad, distinción otorgada por el Ayuntamiento en 2007.
Por su parte, el Santo Niño del Rosario, en el brazo izquierdo de la Virgen, vestía túnica bordada en oro a partir de un tejido de organza del siglo XIX, su corona, también de Manuel Marín.
Con la marcha 'Remedios, Reina y Patrona', precisamente de Santiago Otero, daba los primeros pasos la imagen ya en la calle. Había expectación entre los malagueños congregados en la plaza de los Mártires y entre los turistas que deambulaban por la zona y se topaban con la procesión. La formación musical, vinculada a la hermandad desde tiempos atrás, desplegaría una cuidada cruceta compuesta principalmente de marchas de corte clásico, como 'La Estrella Sublime', que sonaría más tarde, a la entrada de la plaza de la Constitución, y 'La Esperanza de Triana', dos piezas centenarias de López Farfán, de gloria y también dedicadas al Señor, en alusión al Santo Niño.
La hermandad varió de nuevo el recorrido con respecto a 2024, ya que sus dirigentes buscan que la Virgen de los Remedios atienda a cada rincón de la feligresía, por lo que es preciso cambiar el itinerario de un año para otro, debido a la amplitud geográfica que comprenden los entornos de los Mártires y San Juan. Así, en lugar de tomar la calle Comedias arriba, marchó por el lateral del templo, por Santa Lucía, hasta desembocar en la calle Granada y, de allí, a una plaza de la Constitución repleta de foráneos. Desde el corazón neurálgico de Málaga, después de que la banda interpretara la archiconocida marcha 'Nuestro Padre Jesús', se dirigió a Especería buscando el entorno del Museo Carmen Thyssen, donde sonó por primera vez en Málaga, al menos que se tenga constancia, la marcha 'Divina Araceli', de Manuel Gordillo Ladrón de Guevara, composición de gloria dedicada a la Patrona de Lucena, escrita hacia 1935 por el que fuera director de la municipal lucentina, que, aunque oriundo de Osuna, falleció en Fuengirola en 1982 y fue un consagrado compositor de copla, con canciones como 'Torre de arena', que popularizó Marifé de Triana, otra artista que residió y murió en la provincia malagueña.
El trono caminaba de frente todo el rato, con sobriedad y elegancia. Y de esta manera llegaba a la zona de Pozos Dulces. La Virgen brillaba con luz propia ante el oratorio de Santa María Reina, custodiado por los hermanos de las Penas. Desde este punto tomó la estrecha calle Arco de la Cabeza para después continuar por Andrés Pérez y Carretería. El paso por Gigantes y Marqués de Valdecañas llevó el cortejo hasta la plaza de San Francisco, donde se encuentra la capilla del Señor de la Puente y la Virgen de la Paloma, y de nuevo Carretería, desde donde, a las 21.30 horas, emprendió el camino de regreso por Puerta de Buenaventura, con turno para 'Saeta cordobesa', de Gámez Laserna, la plaza del Teatro y Comedias, antes de reencontrarse con la plaza de los Mártires y entrar en el templo cuando el incienso se mezcló con los sones de la marcha 'Virgen de los Remedios', de otro hermano de la corporación, Sergio Bueno. Esta interpretación despertó una ovación prolongada para los músicos y, por supuesto, para la «gloria de la misma gloria», como ya se denominaba, en el siglo XVIII, a la Virgen de los Remedios, protectora y patrona de la feligresía de los Mártires, que, en el interior de su sede, fue tributada con la 'Salve Marinera' cuando caminaba por la capilla de la Virgen del Carmen que también venera la hermandad, y alcanzó el altar mayor con '¡Salve, Remedios!', del sobresaliente compositor malagueño Francisco Javier Moreno.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión