Satué, nuevo obispo de Málaga, recuerda a los cristianos perseguidos y asesinados en su primera visita a los Santos Mártires
Visita por primera vez este templo para presidir la eucaristía dominical ante los patronos, San Ciriaco y Santa Paula, coincidiendo con la misa del patronazgo de Virgen de los Remedios, patrona de la feligresía
El nuevo obispo de Málaga, José Antonio Satué, no ha parado ni un solo día desde que el pasado 13 de septiembre, hace ocho días, ... abriera su episcopado. El prelado, que ha mantenido esta semana una intensa agenda ininterrumpida de actos pastorales y encuentros, ha querido dar a sus primeros días de gobierno de la Iglesia malagueña un marcado carácter de cercanía y disponibilidad, atendiendo a los medios de comunicación, realizando visitas institucionales y compartiendo momentos de oración con los fieles.
Tan solo un día después de su toma de posesión en la Catedral, presidió la eucaristía dominical en el santuario de Santa María de la Victoria. Supuso, pues, su primer encuentro público con la patrona principal de Málaga y la diócesis, a la que se encomendó en el inicio de su servicio pastoral.
Durante estos primeros días también ha visitado a la comunidad de carmelitas del monasterio de San José, a los sacerdotes mayores, que comparten vida con el obispo emérito Ramón Buxarrais en el centro gerontológico El Buen Samaritano de Churriana, y al Hospital Clínico Universitario Virgen de la Victoria, donde pudo agradecer personalmente la labor de los profesionales y hacerse cercano a los pacientes ingresados y a sus familiares y acompañantes.
De igual modo, ya conoce la realidad del Hogar Pozos Dulces, centro de Cáritas Diocesana dedicado a la atención de personas sin hogar, ha participado estos días en diversos encuentros con sacerdotes, religiosos y laicos, y justo una semana después de conocer a la patrona diocesana y presidir la santa misa, ha hecho lo propio este domingo en la iglesia de los Santos Mártires, donde se veneran las imágenes de los patronos de Málaga, San Ciriaco y Santa Paula, además, coincidiendo con la solemne misa el patronazgo de la Virgen de los Remedios sobre la feligresía del templo.
Por tanto, debido a la trascendencia que suponía que la eucaristía la presidiera por primera vez el nuevo prelado, la ceremonia religiosa se abrió a las feligresías de los Mártires y San Juan –también había representantes de las hermandades que residen en la iglesia del Santo Cristo de la Salud y en las capillas adscritas a la parroquia–, que forman una unidad pastoral. Este hecho hizo que la protestación de fe y la imposición de medallas de la hermandad se trasladase a la tarde, en los momentos previos a la salida procesional de la Virgen de los Remedios, que, por cierto, durante la misa, figuraba en su trono, con la cera encendida, presidiendo el crucero de la iglesia.
Monseñor Santué llegaba al templo de los Mártires minutos antes de las 12.30 horas, acompañado del párroco, Manuel Ángel Santiago, y se dirigía a la puerta principal de la iglesia, donde le esperaban varios diáconos y sacerdotes que participaron como concelebrantes en la eucaristía. En el atrio del templo, se formó la procesión de entrada, pero antes de acceder a la nave principal, se procedió a la veneración del 'lignum crucis' y la aspersión con agua bendita, por parte del mitrado, aún sin revestir. Seguidamente, la procesión de entrada, encabezada por el madero sagrado, se puso en marcha hacia el presbiterio. Monseñor Satué, junto a Manuel Ángel Santiago, se arrodilló ante el sagrario, y tras contemplar durante unos segundos a la Virgen de los Remedios y tocar el trono, subió al camarín de los Santos Patronos para, posteriormente, dirigirse a la sacristía de la iglesia y firmar en el libro de la parroquia.
Tras este momento protocolario, comenzó la santa misa. Feligreses y cofrades de las diferentes hermandades llenaron por completo la iglesia de los Mártires, que se presentó con la mayoría de sus capillas abiertas e iluminadas con cera natural.
El obispo de Málaga, en su primera visita a este histórico templo, estuvo igualmente acompañado por el delegado episcopal de Hermandades, Salvador Guerrero; el arcipreste, Antonio Aguilera; el que fuera párroco de San Juan y canónigo de la Catedral Isidro Rubiales; y los vicarios parroquiales de la unidad pastoral, Isidro Calderón y José María García Paniagua, entre otros sacerdotes.
José Antonio Satué comenzó su homilía advirtiendo que «siempre para un obispo es motivo de alegría visitar las distintas comunidades parroquiales para encontrarme con el pueblo de Dios, que sois vosotros, cristianos y cristianas que, a pesar de las dificultades, seguís viviendo, celebrando y transmitiendo la fe», comentó el nuevo pastor de la Iglesia de Málaga.
Recuerdo a Felipe Reina
A continuación, monseñor Satué recordó al anterior párroco de los Mártires y San Juan, fallecido hace poco más de un año, al referirse al primero de los templos: «Me alegro especialmente por estar en esta parroquia emblemática de la ciudad, fundada por los Reyes Católicos, junto a la de San Juan, Santiago y el Sagrario. Un templo, ciertamente, precioso, restaurado por don Felipe Reina», dijo el mitrado, al tiempo que recordó quiénes fueron San Ciriaco y Santa Paula, los patronos de Málaga, para enlazar el martirio de ambos con la realidad que sufren muchos cristianos en la actualidad. En este sentido, el prelado recordó que los santos Ciriaco y Paula eran «dos jóvenes hispanorromanos del siglo cuarto, miembros de una creciente comunidad cristiana de esta ciudad, presidida, entonces, por el obispo San Patricio», comentó. «Según la tradición, fueron martirizados durante la persecución del emperador Diocleciano y Maximiano en la ribera del Guadalmedina, en lo que hoy conocemos como el paseo de los Martiricos. Agradezco profundamente la labor que hace la Real y Piadosa Congregación de San Ciriaco y Santa Paula», añadió para insistir en que hoy día, como ocurrió con los patronos de Málaga, «también muchos cristianos son perseguidos y asesinados por ser fieles a su fe. Esta misma semana, unos 60 cristianos han sido asesinados en el Congo», se lamentó, en relación a una nueva masacre perpetrada en la localidad de Ntoyo, en la República Democrática del Congo, donde al menos 64 personas han sido asesinadas, cuya matanza ha sido atribuida a un grupo yihadista, aliado del Estado Islámico.
«Y, además del martirio rojo», prosiguió el obispo de Málaga, «existe el martirio gris: ese sufrimiento cotidiano, incruento, que padecemos cuando somos rechazados, criticados o ridiculizados por defender el evangelio y la dignidad de la vida humana; de los no nacidos, de los empobrecidos, de los ancianos, de los inmigrantes a quienes se intenta criminalizar y de aquellas personas que son descartadas», enumeró. «Todos los mártires, de ayer y de hoy, siguiendo la enseñanza del evangelio, no sirven a dos señores: optan decididamente por Cristo», subrayó.
Por otra parte, el obispo de Málaga explicó el significado del martirio cristiano, que no muere por defender ideas propias, sino por fidelidad a una persona, Jesucristo. «El mártir es alguien que ama hasta el extremo. Jesucristo, el primer mártir de la cruz, es el Señor de la vida», recalcó.
Por último, monseñor Satué hizo referencia al Año Jubilar de Esperanza, declarado por el difunto papa Francisco, celebración que, de nuevo, relacionó con los santos mártires de Málaga. «San Ciriaco y Santa Paula, y todos los mártires, mujeres y hombres, no solo son testigos de esperanza: son fuente de esperanza para los demás», explicó. «Llenemos nuestros corazones con esa esperanza que nos hace capaces de amar y servir más y mejor, incluso cuando nos duela. Así, también nosotros podremos ser, como San Ciriaco y Santa Paula, fuente de esperanza para quienes la han perdido o están a punto de perderla», concluyó el obispo de Málaga que, como en su toma de posesión y durante la eucaristía celebrada en el santuario de la Victoria la semana pasada, también hizo referencia a textos de los papas Benedicto XVI y, sobre todo, de Francisco.
Durante la santa misa participó la coral polifónica Voces de Viñeros. A su término, el prelado pidió a la comunidad que rece por él ante los santos patronos, para que le guíen en la entrega que el papa León le ha pedido en esta diócesis.
Con el canto del 'Salve Regina' a la Virgen de los Remedios y el himno de los santos Ciriaco y Paula se dio por finalizada esta ceremonia religiosa, la primera que presidió monseñor Satué en el templo de los Mártires.
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