El Obispado de Málaga da vía libre a las procesiones, pero se reserva el derecho de veto según el caso

Las procesiones regresan a la diócesis de Málaga y Melilla pero con condiciones. Así, según se explica en el nuevo decreto diocesano, «será precisa la comunicación previa fehaciente a la Delegación episcopal de Hermandades y Cofradías, realizada por los párrocos o las juntas de gobierno de las hermandades y cofradías organizadoras. Dicha comunicación deberá realizarse con una antelación mínima de un mes del inicio de la celebración, a fin de que la citada delegación pueda, en caso de considerarlo oportuno, pronunciarse al respecto». Es decir, que el Obispado se reserva la posibilidad de autorizar caso por caso las salidas procesionales que se le planteen con un mes de antelación.

Desde la diócesis aclararon a SUR que esa reserva permitirá tener un margen de maniobra en relación a la situación sanitaria de cada momento «porque las circunstancias son cambiantes». Así, aseguraron que, en principio, cuentan con la autorización del Obispado todas las salidas procesionales que ya están contempladas en los estatutos de las cofradías y que esa opción de pronunciarse responde únicamente a «garantizar que se cumplen las normativas de cada momento».

Asimismo, en el decreto del Obispado se recuerda que «los actos de culto externo y celebraciones en las que se haga uso de la vía pública deberán guardar en todo momento las medidas sanitarias y contar con la autorización de las autoridades competentes y las licencias municipales pertinentes». «El responsable, párroco o junta de gobierno de la hermandad o cofradía, cumplirá estrictamente las normas estatales, autonómicas o locales que correspondan, debiendo proveer lo necesario para su correcto desarrollo», añade el decreto, que termina pidiendo «prudencia en lo que se refiere a la organización y desarrollo del culto externo».

El delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, Salvador Guerrero, valoró la recuperación de las procesiones en la diócesis como «una buena noticia». No obstante, remarcó que «el virus ha venido a quedarse y tenemos que aprender a vivir con él», por lo que apostó por una recuperación del culto público «sin bajar la guardia ni volvernos locos».

Guerrero justificó la obligación de que las hermandades y parroquias comuniquen con un mes de antelación a la delegación diocesana la salida procesional que deseen llevar a cabo en que, al pasar de «un nada a un todo», es necesario «que vayamos tomando conciencia de qué es lo que se va haciendo en la diócesis y que todas están cumpliendo con los requisitos mínimos exigidos».

«Si la delegación por lo que sea, en algún momento, ve que tiene que aclarar o intervenir de alguna manera, ya lo hará, pero en principio la hermandad lo que tiene que hacer es comunicar que su procesión se va a llevar a cabo», abundó el delegado diocesano de Cofradías, quien aclaró que, en principio, tienen vía libre todas las procesiones recogidas en los estatutos de las hermandades y las extraordinarias que cuenten con la aprobación del Obispado, siempre que sean comunicadas con un mes de antelación y cuenten con los permisos de las autoridades civiles.

Respecto a la promulgación del decreto ayer miércoles, un día después de que Sevilla y las diócesis de su provincia eclesiástica hicieran lo mismo, Salvador Guerrero precisó que «hemos dado el paso cuando las autoridades sanitarias y civiles nos están diciendo que ya es posible». Fue en la tarde del pasado martes cuando el comité de expertos de la Consejería de Salud dio a conocer las recomendaciones para la recuperación de las salidas procesionales en la Andalucía, en las zonas con un nivel 1 de alerta por la pandemia.

En esas recomendaciones se menciona que las personas que porten las imágenes tengan la pauta de vacunación completa o certificado de recuperación de la enfermedad, que su número sea «el mínimo necesario», que guarden la mayor distancia de seguridad entre ellos, que los itinerarios no sean largos y por calles suficientemente anchas para evitar aglomeraciones de público, que las procesiones se celebren en días y horarios que «minimicen una gran afluencia de público» y que, en el caso de que vayan acompañadas por bandas de música, se tomen medidas de vigilancia para evitar la excesiva afluencia de personas.

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