Mariano Rajoy: «Mi voluntad es que este mandato dure cuatro años»
El presidente exhibe un «optimismo moderado», tiende la mano al PSOE y ve viable sacar adelante los Presupuestos
NURIA VEGA
Sábado, 31 de diciembre 2016, 00:28
madrid. Pocos en el PP lo habrían apostado todo a que el «año de la incertidumbre», como bautizó ayer Mariano Rajoy a 2016, acabaría con su presidente en la Moncloa. Pero el líder popular no sólo ha logrado apuntalar su cargo, sino que ahora se plantea agotar por completo este nuevo mandato al frente del Gobierno. «Mi voluntad es que la legislatura dure cuatro años -confesó entre satisfecho y esperanzado- (.), no quiero adelantar las elecciones».
En realidad, a partir del 3 de mayo, doce meses después de la última disolución de las Cortes, el jefe del Ejecutivo tiene manos libres para convocar comicios generales si no logra la estabilidad necesaria que sustente su proyecto político. No llegar a ese escenario exige al Gobierno sacar adelante su proyecto de Presupuestos para 2017 o, al menos, el de 2018.
Por ahora, los ministerios activarán en enero toda su maquinaria negociadora para tejer una red suficiente con Ciudadanos, el PNV y Coalición Canaria que frene la aprobación de las enmiendas a la totalidad que presentarán los grupos de la oposición contra las cuentas. Solventado ese trámite, fuentes del Gobierno anticipan que ven posible pactar algunas partidas con los socialistas. Es más, en términos generales, Rajoy entiende que hay motivos para un optimismo moderado en el Congreso, aunque subraya la conveniencia de ser «prudente». «Hemos llegado ya a algunos acuerdos importantes y no tiene por qué haber discrepancias insalvables en el contenido de los Presupuestos», abogó en el balance de 2016 realizado desde la Moncloa.
Los primeros pactos, especialmente el relativo al techo de gasto firmado con el PSOE, animan al presidente a manifestarse «animoso» y a confiar en una legislatura «larga y fructífera». «Este país puede demostrar que se puede gobernar sin mayoría absoluta», instó con una mano tendida hacia la segunda fuerza política.
Puede que Ciudadanos sea el «socio preferente», esa etiqueta se la ganó Albert Rivera la mañana en que selló el pacto de investidura con el PP, pero a nadie se le escapa que para las grandes cuestiones de Estado, los socialistas son el compañero de viaje con el que Rajoy se siente cómodo. Es más, una vez logrado el objetivo de resistir el temporal de la crisis y mantener su sillón a salvo, el presidente quiere culminar su leyenda logrando un acercamiento estable al PSOE. Ayer mismo apostaba por «pasar de un bloqueo histórico a una colaboración histórica». Para conseguirlo, está dispuesto a hacer concesiones en sus reformas estrella de la pasada legislatura.
Referéndum descartado
Los números obligan. Ni la legislación laboral ni la 'ley mordaza' ni la educativa son ya vacas sagradas. Pero que el Gobierno acceda a su derogación tampoco es una posibilidad. «Intentaré llevar al ánimo de los demás que hay cosas que sería un enorme error jugar con ellas o cambiarlas porque sí», advirtió Rajoy.
Del mismo modo, no contempla una reforma constitucional orientada a resolver el conflicto catalán. Para satisfacer a los independentistas, la modificación debería «liquidar la soberanía nacional» y el jefe del Ejecutivo no quiere ni oír hablar del planteamiento. En su discurso de fin de año, el presidente de la Generalitat ratificó ayer su senda: «Haré el referéndum en 2017 y aplicaré el resultado sin dilaciones ni excusas». Pero Rajoy descarta autorizar una consulta y advierte de que rebelarse frente a la ley «es lo peor para la convivencia».
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