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La cocina del hotel, iluminada por velas. Sur
Una cena de estrellas a oscuras

Una cena de estrellas a oscuras

Cocineros malagueños preparan el menú de gala de Chefs for Children iluminados por velas y sin aparatos eléctricos por culpa del gran apagón

Juan Soto

Málaga

Miércoles, 30 de abril 2025, 10:26

Tenían la responsabilidad y la obligación de dar de cenar a 40 de los mejores cocineros de todo el país. Pero no contaban con que un gran apagón iba a convertir una misión complicada en prácticamente una odisea. Los cocineros malagueños encargados de preparar la cena de gala del evento Chefs for Children tuvieron que luchar contra los elementos para ofrecer finalmente una cena más que digna.

El evento se celebraba el lunes por la noche en el hotel Anantara Villa Padierna, en Benahavís, donde la luz tornó a negro a las 12.35 horas. Tras unos instantes de incertidumbre inicial (se pensaba que el fallo era del propio evento, que justo a esa hora comenzaba el acto inaugural), los organizadores y cocineros comenzaron a preocuparse.

Sin ninguna certeza sobre la hora a la que se recuperaría la electricidad y los mensajes poco prometedores que llegaban a cuentagotas al hotel, los chefs malagueños y sus equipos comenzaron a prepararlo todo a oscuras y con la única iluminación de unas velas repartidas por toda la cocina.

Diego del Río (Boho Club), David Olivas (Back, 1*), Mario Cachinero (Skina 2*), Diego Gallegos (Sollo 1*), José Carlos García (José Carlos García, 1*), Benito Gómez (Bardal, 2*), Dani Carnero (Kaleja, 1*) y Mauricio Giovanini (Messina, 1*) tenían la misión de preparar un menú para 400 invitados y que nada fallara.

Acostumbrados a trabajar en una cocina profesional, con numerosos aparatos eléctricos y máquinas que les hagan el trabajo más sencillo, tuvieron que enfrentarse al menú a la forma tradicional, sin aparatos ni florituras. «Lo que nos pasa es que estamos muy mal acostumbrados», bromeaban durante la tarde.

La terraza del hotel se iluminó con generadores durante la cena. Josele

Mientras los cocineros y sus equipos elaboraban los platos, la organización trataba de garantizar el suministro eléctrico para la noche. El hotel tenía reservado un generador para que al menos hubiera luz en la terraza donde se iba a celebrar la cena y para que los cocineros pudieran calentar a última hora los platos, pero poco más. «Ha sido un verdadero reto, pero lo hemos disfrutado».

El menú previsto comenzaba con una ensaladilla de anguila ahumada y continuaba con atún rojo con jugo frío de pimientos y hojas verdes; gamba roja en amarillo, almendras y cítricos; tartar de wagyu, gelée de jamón ibérico y crujiente de maíz; ravioli de cigala, foie y trufa; lubina y escabeche de algas; pastel ibérico y milhojas de chocolate con helado capuchino y concentrado de café.

Pero hubo que introducir cambios de última hora para evitar problemas con las cámaras de frío. Los dos más complicados -reconocen- fueron la lubina (de Bardal) y el pastel ibérico (de Kaleja), ya que fueron los dos calientes y para su preparación se requería, indudablemente, electricidad.

Pese a todo, los cocineros apuntan que la experiencia fue única y que lo mejor de todo es que era por una buena causa, ya que la recaudación sirvió para ayudar a la asociación DiabetesCERO. «Al principio hubo un poco de incertidumbre, pero tanto el hotel como su personal se portaron súper», resumían. «Fue algo que nunca habíamos vivido».

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