El Cabra reabre de la mano de Asador Ovidio

Pero sin dejar a un lado tampoco la identidad del grupo. «Va a haber mucha esencia marinera, eso no queremos que se pierda estando donde estamos, pero también aportando nuestra personalidad y nuestro conocimiento en el mundo de la carne», avanza Miguel Rosado, uno de los hijos de Ovidio, fundador de la marca, mientras atiende las primeras visitas e incluso a muchos curiosos que se acercan a preguntar por la apertura ante la vistosa renovación que le ha dado un toque más moderno y que ha abierto más el establecimiento al mar con una amplia terraza en dos niveles.

Había expectación. De ahí la mezcla de nervios e ilusión tanto de Miguel como de sus hermanos José Manuel y Carlos, al frente de un grupo que ha querido ser tan fiel al original que incluso ha mantenido el nombre de El Cabra, eso sí, con el apellido Ovidio Playa.

Porque en la carta no falta un apartado para la fritura, desde los clásicos boquerones al limón hasta los buchones de rosada, las gambas cristal con huevos y pimientos asados o el adobo de pintarroja 'al estilo de las abuelas'; un espacio para el atún rojo, otro para el 'arte del espeto' y el del pescado a la sal, así como secciones específicas para las calderetas marineras y los guisos, entre los que se incluyen la cazuela de fideos o el típico gazpachuelo.

Mención aparte merecen los arroces, por los que Ovidio apuesta fuerte: siete tipos diferentes, desde el inevitable de marisco o el negro hasta el de vaca madurada con espárragos verdes, además del caldoso con bogavante. En la parte fría, propuestas como el pulpo en pipirrana, la ensaladilla rusa con huevos de codorniz, el tartar de gamba blanca, las huevas de merluza en ensalada de salpicón o el tomate de la huerta con atún rojo confitado.

Todo «muy malagueño». Es el pilar de este renovado Cabra, en el que también están muy presentes las carnes. La cámara de maduración que da la bienvenida a la sala lo dice todo. Así, se podrá pedir tanto una presa ibérica de bellota como un chuletón de vaca rubia gallega, lomo de Black Angus y chivo de Canillas. Casi cien referencias de vinos maridan una cocina que abrirá a diario en esta nueva etapa del mítico restaurante frente al mar.

Entre 15 y 20 personas se encargan de hacer que el engranaje funcione en un espacio con capacidad para unos 120 comensales. «No buscamos hacer algo rompedor, queremos dar continuidad a un lugar tan emblemático como este pero aportando algo más, poniendo nuestro granito de arena para que Málaga siga creciendo». Los hermanos Rosado no tienen intención de despegarse de las raíces. Ni en El Cabra Ovidio Playa ni en otra de sus recientes adquisiciones, Casa Lucas. Pero eso da para otro capítulo.