LaLiga confirma que el Málaga tiene el límite salarial más bajo de Segunda, con 3,6 millones

Meses después, y gracias al esfuerzo clave en lo deportivo para conseguir la permanencia, el club de La Rosaleda ha logrado volver a la casilla de salida y partir desde el fondo de la parrilla en cuanto al control económico de la patronal de clubes. Una fórmula que ya está instalada en el día a día de los clubes y que «es el importe máximo que cada club/SAD puede consumir durante la temporada 20-21 tras el mercado de invierno, y que incluye el gasto en jugadores, primer entrenador, segundo entrenador y preparador físico del primer equipo. E incluye además el gasto en filiales, cantera y otras secciones».

Al final, LaLiga, después de todo, le ha asignado al Málaga un límite de coste de plantilla deportiva (LCPD) de 3,6 millones de euros. Supone una cantidad inferior incluso a equipos que acaban de volver a Segunda como el Logroñés (4,5 millones) o el Sabadell (4,8), que están por encima en la clasificación del tope de gasto, que domina con diferencia el Espanyol, con 45,3 millones.

Esta diferencia se debe a que el club catalán es un recién descendido que cuenta con una amplia ayuda económica (como recibió el Málaga en su día). La cuenta es abismal: 41,7 millones de margen más que el Málaga. De hecho, cuenta con más recursos que seis equipos de Primera. Por eso, su estrella, Raúl de Tomás, ocupa una ficha de casi cinco millones de euros, más que el tope salarial de seis equipos de Segunda, incluido el Málaga.

Para terminar de entender el boceto, el montante que acumulan los 18 jugadores de la primera plantilla malaguista se queda en 2,2 millones en este momento. No se puede obviar que es una situación totalmente anómala en el Málaga, y que supone una bajada sustancial con respecto al último año, cuando tenía un tope de 9,9 millones de euros. Lejos quedan ya aquellos tiempos en que el Málaga tuvo 51,5 millones en su última campaña en Primera, o los 25,245 de la 2018-2019, ya en Segunda.

Esta situación es la derivada de la nefasta gestión que se desarrolló en el club de Martiricos en los últimos años, a nivel financiero (la justicia investiga ahora algunas de las malas prácticas) y a nivel deportivo (con una política de fichajes deficiente). El club llegó a estar amenazado por un descenso administrativo e incluso con la desaparición del club.

De ahí la rápida actuación judicial para intervenir la entidad, que desde febrero de este año está al mando en las oficinas de La Rosaleda a través del administrador judicial, José María Muñoz, quien está consiguiendo equilibrar las cuentas para sanear el club de forma que este pueda volver a crecer en los años venideros. Aunque para esto aún quedan cuestiones que amarrar, como la opción de una ampliación de capital, lo que podría traer nuevos gestores.

El contexto ofrece un mayor valor a la dirección deportiva, con Manolo Gaspar a la cabeza, que ha vivido meses intensos para hacer una plantilla totalmente nueva (con hasta 15 fichajes) que se ajuste a la nueva realidad económica. Y no llegaron más porque LaLiga mantiene aún una sanción al club malaguista que le impide tener más de 18 profesionales inscritos. A pesar de todo, el equipo se ha encontrado con resultados positivos y es octavo en la clasificación tras las doce primeras jornadas. Vistos los datos de todos los clubes, es un gran mérito conseguir mantener la exigencia y la ambición a pesar de conocer la considerable desigualdad económica respecto al resto.