Despedida de un Málaga con rotaciones y sin pena ni gloria (2-2)

Un punto más, 53, que mantiene al Málaga en la decimosexta plaza de la tabla clasificatoria. Hubo varias ovaciones para jugadores sustituidos que podrían marcharse, como Dioni o Manu Molina. Los futbolistas se despidieron de la afición con una vuelta a La Rosaleda tras algunos minutos ante el Fondo Sur del estadio, donde no pararon de cantarles. Llegan las vacaciones y la reflexión dentro del club en busca de un nuevo proyecto que pueda mejorar al actual, con fichajes más determinantes.

Pellicer hizo algunos cambios para la despedida, además de la titularidad de Carlos López en el lugar de Alfonso Herrero. Una rotación. Dejó en el banquillo a Antoñito y utilizó de entrada a dos delanteros. Cambió el sistema para regresar a la clásica fórmula con cuatro hombres en la zaga. La 'escasa' relevancia de los puntos facilitó la lentitud del juego, sin el ritmo de otros días. Pero lo peor llegó de inmediato, cuando Edu Espiau se quedó solo ante el meta del Málaga y lo batió para abrir el marcador en una tarde muy calurosa y ante una Rosaleda con menos público que otros días.

El ambiente, pese al espectacular tifo del Fondo Sur, no acababa de arrancar en un partido con continuas imprecisiones y sin la tensión competitiva que aporta la necesidad de sumar puntos. Sin ritmo ni tan siquiera intensidad, el choque se parecía más a un amistoso. Dos lanzamientos de Kevin, uno de ellos con cierto peligro, fueron las credenciales blanquiazules en el primer periodo, mientras que Espiau pudo hacer el segundo al quedarse completamente solo de nuevo tras dejar atrás a Pastor, pero su disparo se marchó fuera.

El equipo de Pellicer no estaba siendo competitivo ni tampoco mostraba acierto en casi ninguna faceta. Era necesario que llegara la reacción para que se equilibrara el juego y, sobre todo, el marcador. Habría que esperar hasta la segunda parte para ver alguna variación que hiciera pensar en que podría llegar algún cambio. Entró Antoñito por la derecha, y poco después el técnico hizo dos relevos más, con importantes aplausos a Dioni y Manu Molina, que pueden ser dos despedidas (están negociando la renovación).

Un lanzamiento de Larrubia se convirtió en la acción más peligrosa del equipo blanquiazul hasta entonces. Y también salió Baturina poco después. Pero Carolos López tuvo que exhibirse en una primera ocasión clara del rival, mientras que después. En la jugada siguiente, no pudo hacer nada para evitar el segundo del Burgos, conseguido por Fernando Niño. Los numerosos cambios, las rotaciones, no justificaban el desastre que estaba protagonizando el equipo en esos instantes, lo más complicados del partido.

Desde las gradas llegaron los primeros pitos a un equipo relajado. Los únicos gritos durante el juego, como en encuentros anteriores, sólo se dirigieron una vez más al administrador, José María Muñoz. Pero nada más. Y las ocasiones llegaban de parte visitante, con otra parada del portero local a disparo de David Guijarro en un nuevo 'mano a mano'. La ausencia de tensión defensiva en un centro del campo sin Luismi dejaba vendidos a los defensas. Pese a todo, Larrubia y Chupete pudieron marcar en dos acciones seguidas.

Pero sí acortó distancias Rafa, el canterano, que acababa de saltar al campo al recoger un rechace y colocar el balón junto a un poste. Pero sólo dos minutos después hizo lo mismo Lobete, pero con un disparo algo más alto, estableciendo el empate en la fase final del partido. El público finalmente se animó ante una reacción que permitía tener hasta la esperanza del triunfo, con continuas aproximaciones y oportunidades.

Eran los instantes finales de la Liga. El Málaga había cambiado. Volvía a ser competitivo para rematar el campeonato, y pudo conseguir el tercero. Pero finalmente se tuvo que conformar con el empate en el adiós a la temporada.