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En una manifestación siempre hay un lema general que se coloca en la cabecera, pero por detrás hay muchas reivindicaciones diferentes: pequeñas y grandes luchas que quieren también coger el altavoz y llegar a la sociedad. La marcha del Primero de Mayo este año ha estado centrada en la defensa de los «derechos conquistados frente a la extrema derecha». Los portavoces de CC OO y UGT han hablado también de la jornada de 37,5 horas, de que los sueldos tienen que seguir subiendo, de cumplimiento de convenios, de la defensa de la sanidad y educación pública. Reivindicaciones generales que han convivido en la marcha con conflictos laborales muy concretos que hoy están sucediendo en Málaga. Afortunadamente, ninguno son por ERE ni cierres empresariales: se nota que estamos en una etapa expansiva de la economía.
Es el caso de 75 trabajadores de bebidas y antiguo Meliá Marbella Banús, ahora en obras para reconvertirse en ME Marbella, que no quieren que la empresa los externalice. O los inspectores de pesca del Estado, que están en huelga para que se reconozca la peligrosidad de su profesión. También se ha visibilizado en la manifestación del Primero de Mayo el conflicto por el convenio colectivo del sector siderometalúrgico y el de LogiRAIL, empresa pública perteneciente al Grupo Renfe, cuyos empleados denuncian la precarización de sus condiciones de trabajo y el agravio comparativo frente a los empleados de la matriz.
Todas estas movilizaciones han encontrado eco hoy en la manifestación convocada por UGT y CC OO. También han acudido a la misma con pancarta y altavoz propios los impulsores de La Nave, un centro social y cultural ubicado en el camino de San Rafael, que piden la reapertura después de que el Ayuntamiento cerrara cautelarmente este espacio.
Entre las gigantescas pancartas de CC OO y el PSOE se alternaban otras más modestas, llevadas por organizaciones minoritarias y asociaciones. Por ejemplo, una sujetada sólo por cuatro pares de manos: las de los voluntarios de la Asociación de Víctimas de Accidentes y Enfermedades Laborales de Andalucía, Avaela, que quieren darse a conocer en Málaga para que las personas que sean afectados directos o familiares de alguien que ha muerto en el tajo sepan que pueden acudir a ellos para recibir asesoramiento jurídico y terapia de grupo. O la de la Hermandad Obrera de Acción Católica, el Sindicato de Apoyo Mutuo (que lucha contra los recortes en la UMA) la Asociación de Amistad Hispano Cubana de Málaga o el colectivo Málaga Habitable Verde y Sostenible.
Entre el mar de banderas con las siglas de CC OO y UGT ondeaba una diferente: la de Sáhara, portada por un manifestante ataviado a la manera tradicional que se colocó justo delante de la pancarta del PSOE: «A ver si le dan el recado a Pedro Sánchez», decía, sonriendo.
Ya en la cola de la manifestación, separados por una prudente distancia, el autodenominado «bloque crítico» del Primero de Mayo malagueño: la CNT y partidos de extrema izquierda como Izquierda Anticapitalista Revolucionaria, que mostraban su disconformidad con el discurso oficial coreando sus propias consignas durante los discursos de los líderes de CC OO y UGT en la plaza de la Constitución.
En el anecdotario de la manifestación quedan las dos originales mascotas que llevaban Izquierda Unida y Podemos: un 'empresaurio' de la CEOE que advertía: «Mi negocio importa más que vuestras vidas» y un despelucado Trump que daba las gracias a Pedro Sánchez por subir el gasto militar.
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