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En la Redacción muchas veces se bromea sobre el pequeño milagro que es sacar adelante un periódico todos los días cuando hay problemas técnicos, noticias de última hora o dificultades propias de la profesión. Aún así, en plena pandemia del coronavirus, en días de lluvias torrenciales o con duras jornadas de huelga en el transporte, SUR ha estado al día siguiente en los quioscos. Ahora, también podemos ponerle el símbolo de 'check' a hacer un periódico en pleno apagón nacional. «Lo decimos siempre, pero esta vez sí creo que ha sido un milagro de verdad», decía un compañero de SUR con tres décadas de experiencia en la empresa. Durante gran parte de la jornada la versión en papel del periódico parecía que no iba a salir. Pero salió.
Cuando a las 12.30 del mediodía llegaron las primeras noticias de un apagón en Málaga, el equipo de profesionales del periódico se activó rápido. Fotógrafos y redactores a la calle, responsables de área coordinando las secciones y el equipo web y de redes publicando el contenido en los distintos soportes. Durante la mañana más o menos se trabajó con cierta normalidad, pese a los problemas generados por la caída del suministro eléctrico que ya se intuía que iba a ir para largo.
Cuando gran parte de Málaga no tenía luz ni Internet, en la Redacción de SUR en Martiricos se podía trabajar con su propio sistema de alimentación. Pero claro, el apagón ya duraba varias horas y el edificio de la avenida Doctor Marañón también se quedaba poco a poco sin luz. Sobre las 17.00 horas, saltan las alarmas: ya no se puede trabajar en el edificio del periódico y hay que buscar alternativas. Los periodistas que tenían conexión en casa se quedaron allí, por suerte en la zona Este de la ciudad parecía que el corte no afectaba tanto y se pudieron montar varias pequeñas redacciones de manera improvisada. En casa de Antonio Góngora y Pilar Martínez, responsables de Deportes y Turismo respectivamente, pudieron trabajar un total de cinco redactores. Hasta el domicilio de Juan Cano, redactor de Sucesos, se desplazaron tres periodistas más, que se repartieron entre el salón y el cuarto de juegos de los peques de la casa. Y más de una decena de profesionales, entre periodistas de la sección de Edición y Cierre, de Local, de la web, redactores jefes y el director y subdirector del periódico nos desplazamos al polígono Guadalhorce, al edificio de 101Tv, donde tenían tanto luz como conexión a Internet.
Allí nos hicieron un hueco para montar equipos y poder cargar los dispositivos y pudimos avanzar varias horas de trabajo. Las delicias de los comercios chinos de la zona -patatas y galletas de wasabi y otros sabores extravagantes- nos sirvieron de merienda, mientras que seguíamos las intervenciones de Pedro Sánchez o Juanma Moreno en los monitores de la tele. Mientras, redactores y fotógrafos seguían en la calle cubriendo la información en comercios, estaciones o centros sanitarios. Y otro compañero, Antonio Ortín, redactor jefe en la sección de Edición se marchó a Granada, al edificio de los compañeros de Ideal, que entonces sí tenían conexión, para intentar trabajar desde allí.
Conforme avanzaba la tarde, los problemas no se solucionaban, al contrario. En la primera casa particular usada como Redacción la conexión 'wifi' se perdió sobre las 19.00 horas y empezaron a trabajar usando los datos de los teléfonos móviles, con mucha dificultad y lentitud a la hora de editar las páginas del periódico. Nos las prometíamos muy felices, pero eso fue un adelanto de lo que llegó sobre las 22.00 horas: de nuevo el apagón total. Ni en las casas, ni en 101tv, ni en el edificio de SUR, ni en Ideal. Nos quedamos sin conexión a Internet y sin teléfonos. Quedaba medio periódico por hacer y ahí, la verdad, empezó a cundir un poco el pánico. Quizás todo el esfuerzo se iba a quedar en nada. Algunos salieron en coche en búsqueda de cobertura, otros empezaron a mandar SMS -sí, aún existen- o a llamar a teléfonos fijos. Pero nada de nada.
Lo peor no era tener no conexión, era no poder comunicarnos entre nosotros, porque había decenas de personas trabajando en distintos puntos de la ciudad pero no sabíamos lo que unos y otros habían podido avanzar. A ciegas total. Pero bueno, ahí apareció el oficio. También el milagro. El primero llegó desde San Pedro Alcántara, donde reside Ester Requena, editora de la web. Tenía conexión en casa, así que tomó las riendas de la página web y también completó algunas páginas de la edición en papel que estaban incompletas. El segundo llegó desde El Candado, donde reside Daniel Maldonado, responsable de audiovisuales del periódico. Había mandado un whatsApp unas horas antes diciendo que en su casa había Internet y, en un momento en el que regresó la conexión, pudimos contactar con él. «Vamos para tu casa unos cuantos», dijimos casi sin pensarlo y un poco a la desesperada. Otra vez desmontar los equipos y al coche. Sin navegadores en el móvil y con las calles a oscuras, costó llegar a su casa, tanto que tuvo que bajar en moto para guiarnos. Allí de nuevo en tiempo récord, otra pequeña redacción: dos periodistas de la web, cuatro de Edición, una de Local y otro de Arte. El anfitrión reparte la clave de la 'wifi' y unas chocolatinas para subir la moral. Son las 11 de la noche y queda mucho trabajo por sacar adelante.
El equipo de Sucesos, mientras, decidió dar una vuelta por la ciudad para ver qué ocurría, ante la imposibilidad de seguir trabajando en el ordenador. Los fotógrafos seguían tomando imágenes de la ciudad a oscuras y otros redactores se desplazaron a la estación y el aeropuerto. Compartiendo conexión y ordenadores, el periódico en papel consigue cerrarse a medianoche, algo que parecía imposible un poco antes. La web sigue actualizándose prácticamente toda la noche, con Luis Moret al mando y haciendo la cobertura del equipo de Sucesos, que a la una de la madrugada recibían una autorización por parte de la Policía Nacional para salir a patrullar en varios vehículos durante toda la noche.
Después de toda la jornada dándole a la tecla, aún quedaban fuerzas para eso. El milagro de SUR en el apagón se hizo realidad, como en el resto de periódicos del grupo Vocento: todos acudieron este martes a su cita con los lectores en los quioscos. No será fácil olvidar esta jornada de nervios y periodismo. Vamos a por la próxima. Pero más tranquilita, si puede ser.
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