La mascarilla, muy presente en el transporte público aunque ya no sea obligatoria

A pesar de estos casos, la mayoría sabía que las reglas -casi tres años después- ya son otras. «Me han mirado como si fuera un bicho raro», afirmaba una usuaria que iba sin la protección. «En Japón siempre se ha llevado», comentaba otro señor que aseguraba que se la seguirá poniendo porque es persona de riesgo al estar trasplantado. «Lo importante es que a estas alturas cada uno decida lo que quiera hacer, como en el resto de Europa», añadía al debate un chico joven desde el andén de la estación de La Luz-La Paz. «Digo eso y yo me la voy a poner, que estoy un poco malo y es lo más respetuoso con el resto», matizaba.

Opiniones para todos los gustos, pero con una percepción clara. La mitad de los viajeros de metro y autobús seguían llevando la mascarilla en esta primera jornada, un porcentaje similar al que ya ocurrió cuando se levantó la prohibición de portarla en interiores. En ese caso, pasadas unas semanas la situación cambió por completo hasta casi hacer desaparecer los cubrebocas en estos espacios.

Aunque los datos del Covid son los mejores prácticamente en tres años, el Consejo Andaluz de Colegios de Médicos (CACM) pidió este miércoles «prudencia» tras el fin de las obligatoriedad de las mascarillas en el transporte público, y aprovechó para defender su uso en sitios cerrados y con aglomeraciones por aquellas personas que estén padeciendo algún proceso respiratorio.

«Pedimos prudencia, puesto que aunque la situación por el Covid es de una baja incidencia, todavía hay pacientes que se afectan y de forma grave«, señaló su presidente, Jorge Fernández Parra, que matizó que si hay personas que están padeciendo algún proceso respiratorio, sí es conveniente que por protección del resto utilicen la mascarilla. Además, insistió en que en el caso de aquellos pacientes que tengan bajas las defensas, »también es conveniente que por su propia protección usen las mascarillas en estos sitios como el transporte público«.

Mascarilla en los taxis

El otro transporte público en el que también se ha eliminado la obligatoriedad es en el taxi, donde su uso era en las primera horas del día sensiblemente inferior al del metro y el autobús. De hecho, el presidente de la Federación Andaluza de Autónomos del Taxi (FAAT), Miguel Ruano, avanzó que los conductores habían recibido de forma «muy positiva» la retirada de la mascarilla en el transporte público, aunque se mantenían «prudentes». «Un alto porcentaje de taxistas va a seguir llevando mascarillas en sus vehículos y la utilizarán con precaución en función de la circunstancia, por ejemplo, si recogen a una persona del hospital», sostuvo.

En cuanto a los usuarios, Ruano destacó que algunos, por su edad, se la siguen poniendo aunque no sea obligatoria, mientras que los jóvenes «que son los que se mostraban más reacios a seguir poniéndosela, no la utilizan».

La mascarilla desaparece del transporte público, pero se mantiene en hospitales, centros de salud y farmacias. De hecho, los farmacéuticos consideran «muy positivo» que se mantenga la obligatoriedad de la mascarilla en sus establecimientos, aunque también abogan por su uso en el transporte público tras el fin de su obligatoriedad como medida de prevención.

El vicepresidente del Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CACOF), Ernesto Cervilla, considera que el uso de las mascarillas en las farmacias «es necesario», ya que es un establecimiento sanitario al que van «muchas personas enfermas y vulnerables«, y que la mascarilla »es una medida muy efectiva con la que se previenen muchos problemas e infecciones respiratorias«.