Málaga tiene los mismos parados que en 2008: ¿en qué hemos mejorado entonces?
Es la provincia con el mayor crecimiento de la ocupación y de la población activa de toda España, pero mantiene una bolsa de desempleo estancada
El pasado mes de julio Málaga alcanzó un hito histórico al bajar de los 110.000 parados. No estaba por debajo de este umbral desde ... julio de 2008, en la antesala de la Gran Crisis cuyo inicio quedaría marcado a fuego en aquel septiembre negro con la quiebra de Lehman Brothers. En los años siguientes la provincia sufrió una escalada vertical del paro que la llevó a multiplicar por más de dos su colectivo de desempleados: el máximo histórico se alcanzó en 2014, con 210.000 personas apuntadas en la lista del SAE (que se dice pronto). Desde entonces comenzó una lenta curva descendente que hoy continúa sin que Málaga haya conseguido romper el muro de los 100.000 parados. Ahora está más cerca que nunca, pero es poco probable que lo consiga este verano, ya que en agosto no es descartable que suba el paro (hay muchos años que así ocurre, dado que al final de ese mes finalizan muchos contratos temporales en hoteles y chiringuitos).
El hecho es que en julio de 2025, Málaga iguala la cifra de parados registrados que tenía en julio de 2008: algo más de 108.000. ¿Quiere esto decir que estos últimos años de bonanza económica y de surgimiento de nuevos nichos de empleo, como el tecnológico, no han servido nada más que para llevarnos al punto de partida? La respuesta es no: han cambiado muchas cosas en el mercado laboral malagueño en estos casi veinte años, aunque también es cierto que éste arrastra ciertos problemas estructurales desde entonces.
La principal diferencia se puede resumir en que en 2008 Málaga tenía cerca de 110.000 parados con una población mucho menor; es decir, que su porcentaje de población desempleada entonces era más alta. Málaga es, en términos proporcionales, la tercera provincia de todo el país que más habitantes ha ganado en los últimos 15 ó 17 años; pero más importante que eso es que es la que más empleo ha creado en el mismo periodo. Si en julio de 2009 había 499.000 afiliados a los regímenes general y de autónomos de la Seguridad Social en la provincia, ahora son más de 726.000: el aumento es de casi el 46%.
Tasa de paro del 13%
El mercado laboral malagueño se ha expandido de forma espectacular: tanto por la parte de la demanda como de la oferta. Por eso, en comparación, hay menos paro que antes. De hecho, la tasa de paro era en 2008 del 16% y ahora es del 13%. El mercado laboral también podría decirse que se ha diversificado, ya que sectores como el tecnológico o el de transportes ahora tienen un protagonismo importante después de un rápido florecimiento en los últimos cinco años.
A la vez, también es cierto que se ha agudizado la terciarización de la economía y el empleo: el ramo de los servicios ha subido diez puntos su peso en el conjunto de los ocupados, pasando de generar el 74% al 84% del empleo en la provincia. Lo ha hecho a costa sobre todo de la construcción, que en 2008 todavía estaba muy sobredimensionada, con un 15% del empleo, y ahora representa la mitad. La industria, que ya era raquítica en Málaga (7,7%), ahora lo es más si cabe (5,8%); Málaga está anclada en el vagón de cola del empleo industrial. La agricultura, por último, tiene un peso meramente anecdótico en términos de empleo: un 2,2% del total.
El pecado original
El gran problema que sigue teniendo Málaga pese al indiscutible dinamismo de su economía y su mercado laboral es la persistencia de una bolsa de desempleo enquistado, formada por personas que llevan mucho tiempo sin trabajar y que, en muchos de los casos, carecen de un nivel de empleabilidad suficiente para reintegrarse en el mercado laboral. De los algo más de 108.000 parados que tiene la provincia, casi 67.000 (es decir, dos terceras partes) llevan más de un año parados. Y aproximadamente la mitad de éstos llevan más de dos años.
Debajo de este problema subyacen los grandes pecados de la economía malagueña (estacionalidad, alta dependencia del turismo, escaso peso de la industria, atomización del tejido productivo) y de su mercado laboral (la baja cualificación de una parte importante de la población que está en edad de trabajar). Dicha bolsa de paro de larga duración convive en los últimos años con la escasez de profesionales de la que vienen alertando sectores tan dispares como el tecnológico, la construcción o la hostelería.
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