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Un grupo de mujeres trabaja artesanalmente con los estuches, en la fábrica del Llano de la Trinidad biblioteca virtual de málaga
Cuando el Llano de La Trinidad exportaba lujo

Cuando el Llano de La Trinidad exportaba lujo

La popular zona acogió a finales del siglo XIX una empresa puntera en la fabricación de estuches de primera calidad para todo tipo de productos, desde joyas a perfumes e incluso pasas. Conocida en todo el mundo, la fábrica 'San Andrés' llegó a dar empleo a cerca de 400 personas, la mayoría mujeres

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Domingo, 29 de septiembre 2019, 00:41

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Puede que la alargada sombra de los negocios que florecieron en la Málaga del siglo XIX de la mano de sagas imprescindibles como los Larios o los Heredia haya dejado en un segundo plano otras industrias que también merecen escribir su historia con letras doradas. Una de ellas tuvo su epicentro en el popular Llano de la Trinidad, un extenso espacio conocido por el 'solar' porque aún no había edificaciones más allá de una escuela para niños desfavorecidos que alumbró otra de las grandes mujeres de Málaga, Trinidad Grund, quien terminó por dar pan y escuela al barrio y nombre al llano. Allí, en uno de los laterales, creció la fábrica 'San Andrés', un negocio impulsado por el empresario de origen gibraltareño Federico Vilches y dedicado a la fábrica de estuches de lujo.

Creada en 1875, fue en el Llano de la Trinidad donde esta industria se hizo un hueco imprescindible más allá de las fronteras locales: en poco tiempo llegó a ser la primera de su clase en España y sus exportaciones se distribuían por nuestro país y por Estados Unidos. De sus más de mil metros cuadrados de fábrica, dividida en una docena de secciones como Sierras, Carpintería, Herraje, Forros o Imprenta, salían miles de estuches de lujo que posteriormente se utilizaban para dar abrigo y lustre a los objetos más variados, desde joyería a confitería a productos de farmacia o perfumería. Tener en aquella época un estuche 'made in' la fábrica de 'San Andrés' era garantía de distinción. Así se recoge en una de las escasas publicaciones que recogen la huella de esta industria en Málaga: «Lo mismo se prepara un simple cartucho, para introducir en él cualquier fruslería, que la caja de madera, que se presta burda en el decir este, pero que dispuesta para la entrega y ultimados sus aderezos, resulta un finísimo estuche, digno de encerrar en él la más preciada joya».

En efecto, el valor de la fábrica 'San Andrés' iba más allá del delicado resultado final, ya que tras sus muros se cumplía con todo el proceso de producción, desde que por sus puertas entraba «el tronco de un arbusto, con la tosquedad natural de su corte» (según recoge otro de los testimonios escritos que se conservan) hasta que el estuche estaba listo para vender: «Esa labor, aparentemente sencilla, lo sería si todos los pedidos tuvieran estructura idéntica, y la calidad y lujo se asemejaran en un todo. Pero no es lo mismo la fabricación de un estuche para un collar de gran valor que confeccionar el que se precisa para encerrar un frasco de cristal para muestra».

Arriba, fachada de la fábrica en el Llano de la Trinidad. Abajo, a la izquierda, sede central en la calle Larios, donde estaban las oficinas y una tienda. Al lado, detalle de una de las dependencias de la fábrica biblioteca virtual de málaga
Imagen principal - Arriba, fachada de la fábrica en el Llano de la Trinidad. Abajo, a la izquierda, sede central en la calle Larios, donde estaban las oficinas y una tienda. Al lado, detalle de una de las dependencias de la fábrica
Imagen secundaria 1 - Arriba, fachada de la fábrica en el Llano de la Trinidad. Abajo, a la izquierda, sede central en la calle Larios, donde estaban las oficinas y una tienda. Al lado, detalle de una de las dependencias de la fábrica
Imagen secundaria 2 - Arriba, fachada de la fábrica en el Llano de la Trinidad. Abajo, a la izquierda, sede central en la calle Larios, donde estaban las oficinas y una tienda. Al lado, detalle de una de las dependencias de la fábrica

De todas esas peculiaridades se encargaban cerca de 400 empleados, la mayoría de ellos mujeres especializadas en la fabricación artesanal de los envases y responsables en buena parte de que las cifras de 'San Andrés' fueran de vértigo para la época, ya que de sus talleres salían más de cuarenta millones de envases, cajas y estuches al año. Echen las cuentas. Los premios y reconocimientos tampoco tardaron el llegar; y los productos de la factoría Vilches recibieron premios en las exposiciones de París (1889), Barcelona (1892) y cuantas se celebraron en Málaga (1887, 1880, 1892 y 1895).

A pesar de que la fábrica de estuches y cajas reservaba una parte importante de su producción para la exportación, la Málaga de la época también tuvo la oportunidad de disfrutar de aquellos lujosos envases a medida en plena calle Larios. Allí, en el número 7 de la vía más importante de la ciudad, la industria tuvo su sede central y sus oficinas, así como una tienda donde se vendían pasas en estuches de lujo, embutidos de todas clases, bombones y caramelos y frutos secos «del país».

A la muerte de Federico Vilches, las riendas del establecimiento pasaron a manos de su viuda y del apoderado de éste, Rafael Toval Gordillo, que formalizó la compra de la empresa en 1917 y que aún regaló años de esplendor y lujo 'made in' la Trinidad, donde siguió latiendo el corazón de barrio para el resto del mundo.

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