La residencia Cotolengo, pendiente de su futuro por la transformación de El Bulto
El proyecto urbanístico que tramita el Ayuntamiento para reformar este ámbito obliga a mantener en la misma zona este centro de acogida diocesano
Con sesenta años de historia a sus espaldas, la Casa del Sagrado Corazón, conocida como el Cotolengo de Málaga, mantiene su actividad como centro de acogida para usuarios que se encuentran en una situación especialmente vulnerable: personas con discapacidad sin recursos, familias sin hogar con menores a su cargo, ancianos en situación de pobreza... Únicamente con la ayuda de voluntarios y de los donativos que parten de la generosidad de muchas entidades y malagueños a título particular se mantiene este centro que gestiona el Obispado de Málaga y que fundó en 1965 el conocido como padre Jacobo para asistir a las familias que malvivían en chabolas junto a las playas de San Andrés.
Ahora, el futuro de este lugar está a la espera de que el Ayuntamiento adjudique a una empresa el desarrollo del proyecto urbanístico que vendrá a transformar esta zona de El Bulto, con unas 179 viviendas que podrían construirse en una torre o en varios edificios. Las condiciones establecidas por la Gerencia Municipal de Urbanismo en ese procedimiento obligan a sus promotores a reubicar el Cotolengo dentro de este mismo ámbito, sin que merme su superficie actual y sin que se produzca un cese temporal de su actividad por ese traslado.
El director de este centro de acogida, Patricio Fuentes, confía en que se cumplan estos requisitos por las conversaciones que ya ha mantenido con empresas que se han presentado al concurso convocado por el Consistorio para hacerse con el papel de agente urbanizador de esta operación residencial. «Si nos trasladan a un edificio nuevo o muy reformado, sin coste alguno para nosotros, estaremos mucho mejor», ha señalado el responsable de la casa, en la que trabajan siete personas y tres religiosas de la congregación de las Franciscanas Clarisas de Kerala (India), orden que hace seis años reemplazó a las hermanas de la Institución Benéfica del Sagrado Corazón.
Cuarenta internos
El Cotolengo acoge permanentemente a unas 40 personas que se encuentran en una situación de urgente necesidad o pobreza y que no encuentran respuesta en los servicios sociales que ofrecen las administraciones públicas. «Tenemos realidades de todo tipo», ha admitido Patricio Fuentes, quien reconoce que, en ocasiones, se ven muy ajustados para cubrir unos gastos que pueden sumar unos 300.000 euros anuales. «Solo nos financiamos con donativos, así que dependemos de la providencia y la generosidad de los demás», ha comentado.
En cualquier caso, este responsable diocesano confía en que el proyecto urbanístico que se está impulsando para El Bulto suponga una mejora no solo para el centro que dirige, sino también para los vecinos que todavía habitan algunas de las viviendas que se mantienen en la zona, en condiciones no demasiado óptimas. El concurso de Urbanismo también obliga a la empresa que asuma la labor de agente urbanizador a realojarlos en nuevos pisos dentro de la misma zona.

Al citado concurso se han presentado tres propuestas: la de la promotora marbellí Sierra Blanca, otra de la promotora Urbania en unión con la constructora Guamar, y una tercera del arquitecto José Seguí, que se presenta en este caso como proyectista y también como gestor de la actuación. En cualquier caso, todavía no se ha completado el proceso de valoración de cada una de ellas por parte del Ayuntamiento para seleccionar a la que se encargará de llevar el timón de esta operación de transformación urbana.
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