El regreso de las Gitanillas
La glorieta de Manuel Alcántara recupera parte del esplendor previo a las obras del metro con la instalación de la emblemática fuente
Con sus abanicos y volantes, las Gitanillas vuelven cumplir la función con la que Adrián Risueño las esculpió hace sesenta años. Si en 1960 pusieron la guinda a la reforma de la plaza de la Constitución que realizó el Ayuntamiento comandado por el alcalde Francisco García Grana, ahora llevan su singular tipismo a otro enclave de la ciudad que se regenera. Ayer volvieron a tomar posiciones en la glorieta de Manuel Alcántara tras diez años de ausencia forzada por las obras del metro, que las han tenido escondidas por más tiempo del esperado. La fuente que presiden volvió a ser instalada en el espacio al que las llevó la peatonalización de la plaza de la Constitución en 2003, una operación que requirió el empleo de una grúa de gran tonelaje y la destreza de los operarios de la empresa antequerana Chapitel, encargada de la restauración de este monumento.
Esta labor ha incluido el anclaje de la cabeza de una de las figuras femeninas que se había desprendido, y la limpieza de las esculturas y la taza superior. El resto de la fuente se limpiará 'in situ', una vez que le sea retirada la estructura metálica que ha facilitado su retirada y transporte. Además, Chapitel ha renovado toda la instalación eléctrica y acuática de la fuente, con la que la zona de la avenida de Andalucía invadida por las obras del metro empieza a recuperar parte del esplendor que le ha sido arrebatado durante la última década por los trabajos desarrollados por la Consejería de Fomento.
Está previsto que en los primeros días del mes de julio quede totalmente finalizada la restauración de la fuente de las Gitanillas, que supone una interpretación de carácter folclórico de la antigua fuente de las Tres Gracias, ubicada actualmente en la plaza del General Torrijos, en una rotonda situada en el mismo eje de la de Manuel Alcántara, y que también se encuentra en proceso de restauración por parte de la empresa Chapitel.
En la ejecución de la Fuente de las Gitanillas, que tuvo un coste de más de 900.000 pesetas de la época, intervinieron varios autores: los arquitectos Fernando Morilla y José Ortega diseñaron el proyecto de reforma de la plaza de la Constitución; el escultor Adrián Risueño hizo las esculturas; el ingeniero Francisco de la Torre se hizo cargo de la luminotecnia y los juegos de agua; y la empresa malagueña Herederos de la Viuda de Baeza se encargó de construir el cuerpo de la fuente en mármol de Sierra Elvira. Por último, el montaje corrió a cargo de la Casa Buhigas, de Barcelona.
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