La policía investiga un caso a la semana en Málaga de extorsión con vídeos sexuales
La denuncia de Víctor Sánchez encaja en la 'sextorsión', que consiste en chantajear a la víctima con publicar imágenes íntimas a cambio de dinero
El caso de Víctor Sánchez del Amo, suspendido de sus funciones como entrenador del Málaga tras la difusión masiva de un vídeo íntimo en ... redes sociales, es bastante más común de lo que parece. En Málaga, la Policía Nacional investiga, de media, una denuncia a la semana por hechos similares, lo que pasa es que raramente trascienden porque la publicación de las imágenes, si llega a producirse, se limita al entorno de la víctima y acaban siendo una gota de agua en el océano de Internet. En el caso del técnico, al ser un personaje público, la difusión se hizo viral y solo en unas horas el vídeo ya había sido retuiteado por más de 1.000 cuentas, además de compartirse por WhatsApp.
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Las denuncias del entrenador, primero por extorsión –ante la Policía Nacional de Oviedo– y después por la publicación de las imágenes, el llamado 'sexting' –ya en la Comisaría Provincial de Málaga– encajan dentro de la modalidad delictiva conocida como 'sextorsión', que tiene infinidad de variantes. Se trata de una estafa masiva que consiste, básicamente, en chantajear a la víctima con que pague una determinada suma de dinero si no quiere que se difunda el vídeo, obtenido de forma ilícita.
De hecho, la 'sextorsión' nació como una variante del 'sexting', que no es otra cosa que el intercambio de imágenes íntimas a través de móviles o redes sociales (sirva como ejemplo el caso de Olvido Hormigos). Pero esta modalidad va un paso más allá, porque al otro lado de la webcam o del teléfono móvil hay una red de delincuentes que pretende 'hackear' tu ordenador o engatusarte para grabar un vídeo sexual en el que se te vea la cara para después chantajearte.
El gancho, una chica
El caso más típico de 'sextorsión' [no significa que a Víctor Sánchez le haya sucedido así, ya que aún no ha trascendido cómo captaron su vídeo] arranca siempre del mismo modo. La víctima –generalmente, hombres– recibe a través de alguna red social o un servicio de mensajería una solicitud de amistad de una chica atractiva. Es el gancho. Tras un par de conversaciones, la mujer te anima a continuar por Skype. La charla sube de tono. Ella empieza a desnudarse y te invita a hacer lo mismo. Si la cámara enfoca solo una parte de tu cuerpo, te pide que te muevas para que se te vea mejor. Una vez aparece tu cara en la pantalla, has caído.
A partir de ahí, el discurso cambia radicalmente y la chica muestra su verdadero rostro. Ella no es parte de la trama, sino otra víctima; seguramente un vídeo obtenido en Internet de una mujer que no tiene la menor idea de que la están utilizando para cometer extorsiones (los ciberdelincuentes tienen la habilidad de acompasar la conversación al ritmo de las imágenes y los comentarios se suceden al tiempo que la chica se va desnudando frente a la webcam). Desde ese momento, el estafador empieza a dirigirse a la víctima por su nombre y apellidos, le advierte de que le ha grabado en vídeo y amenaza con difundirlo entre sus contactos si no accede a pagar el 'rescate'.
La policía recuerda con frecuencia, a modo de consejo, que éste es uno de los peligros de mantener las redes sociales abiertas: si eres un ciudadano anónimo, los delincuentes pueden averiguar quién es tu familia –te dan datos concretos de tu mujer, hijos, hermanos, amigos...– y extorsionarte con enviarle a ellos el vídeo si no pagas. Si eres famoso, no necesitan investigar: basta con amenazarte con hacerlo circular en redes sociales.
Pago en bitcoins
La cuantía de la extorsión varía en función del caso. Suelen pedir entre 1.000 y 2.000 euros, aunque, al parecer, al entrenador del Málaga llegaron a exigirle 20.000 euros que debía pagar en bitcoins (moneda virtual), como ayer adelanto SUR. En este tipo de extorsiones, los ciberdelincuentes emplean en un primer momento un tono muy agresivo en sus amenazas, pero luego pueden cambiarlo y tratar de dar pena con tal de conseguir su objetivo: algo de dinero. Aunque pagar o no es una decisión muy personal, la policía recomienda, en general, no hacerlo, ya que no garantiza que los ciberdelincuentes cesen con la extorsión. En algunos de los casos investigados, la víctima transfirió 50 o 100 euros y luego continuó siendo chantajeada para seguir sacándole pequeñas sumas de dinero.
La 'sextorsión' se mueve entre la estafa, la extorsión, la revelación de secretos y los delitos contra el honor y la intimidad, aunque raramente se consigue llegar hasta los delincuentes, que están en el extranjero, ya que utilizan «anonimizadores» de la IP (matrícula) en sus ordenadores para evitar que puedan seguir su rastro. Aparte, fuentes judiciales recuerdan que la colaboración en la difusión –es decir, retuitear el vídeo– constituye una vulneración al derecho a la propia imagen. El articulo 197 del Código Penal castiga con entre tres meses y un año de cárcel la difusión de imágenes privadas sin autorización cuando se viole gravemente su intimidad y aunque la víctima diera en su día su consentimiento a la grabación.
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