«Mi compañero entró gritando: '¡que la ha matado, que le ha dado dos tiros y la ha matado!»

Todo ocurrió durante la tarde en el domicilio de la víctima. Se trata de una vivienda situada en la calle Escritor Atienza Huertos, en la que la mujer residía en la planta baja, mientras el que supuestamente se ha convertido en su verdugo lo hacía en la de arriba.

Fueron numerosas las personas que dieron la voz de alarma sobre las 13.00 horas. Varias llamadas avisaban de un tiroteo al Servicio de Emergencias 112 Andalucía, que movilizó inmediatamente a efectivos policiales y sanitarios, aunque estos últimos solo pudieron certificar la muerte de la mujer cuando llegaron a la zona de los hechos.

Los primeros indicios apuntan a que el crimen habría tenido lugar en el marco de una discusión familiar, que se inició en el interior de la vivienda. Según relataron a SUR varios testigos, la riña comenzó entre el detenido y su hermana. La disputa fue subiendo de tono, momento en el que el hombre, supuestamente, comenzó a amenazar con matar a su hermana tras coger un arma larga de su domicilio.

Ya en la calle, los testigos dijeron que la tensión llegó a un punto en el que la madre tuvo que intervenir y decirle a su hija que se marchara: «Le ha gritado que se fuera que la iba a matar», explicó un camarero del restaurante más cercano a la vivienda.

La trifulca seguía en la calle. Al parecer, cuando la hermana se marchó de la escena, el arrestado habría descerrajado un primer disparo a la víctima, una mujer de 81 años y de nacionalidad española. La dejó malherida en el suelo, según los testimonios de los vecinos, quienes apuntaron que el hombre volvió a entrar a la casa y, al salir, disparó de nuevo a su madre, esta vez, produciéndole una herida mortal en la cabeza.

El dispositivo policial fue inmediato. De hecho, un policía nacional fuera de servicio fue el que se encontró con la mujer tirada en el suelo. Solo unos segundos después, numerosas patrullas tomaron la zona.

Los vecinos avisaron a los agentes de que el sospechoso se había vuelto a meter en la casa con el arma. Sin embargo, los policías locales, que fueron los primeros en llegar, le detuvieron en el interior de la vivienda sin que se produjera ningún incidente.

Los disparos fueron presenciados por varios testigos. Manuel Valle iba conduciendo por la calle en la que se produjeron los hechos cuando se dio cuenta de que a su izquierda había un hombre encañonando con una escopeta una mujer que estaba «tirada en el suelo, herida». Trató de acelerar para alejarse de la escena pero un vehículo le impedía avanzar, hasta que escuchó una detonación: «Estaba justo mirando por el retrovisor y lo vi todo, le disparó a la cabeza sin pensárselo, fue una imagen muy desagradable».

En el bar más cercano a la vivienda en la que vivía la víctima también hubo varios testigos. Una de las camareras, que prefiere no decir su nombre, estaba atendiendo a los clientes dentro del establecimiento cuando sonaron los disparos: «Primero uno y al poco el segundo. Mi compañero se metió corriendo y gritando: '¡que la ha matado, que le ha dado dos tiros y la ha matado!'; yo me asomé y en cuanto vi el cuerpo me descompuse y me quedé un rato sin saber qué hacer, no puedo ver estas cosas». Este compañero de trabajo precisió a SUR que lo vio todo y que presenció cómo el hombre entró a la casa entre el primer y el segundo disparo.

Tras el arresto, acusado de un supuesto delito de homicidio, los agentes del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) se han hecho cargo de la investigación para esclarecer las circunstancias del suceso. El hermano del detenido aseguró ayer a este periódico que el detenido tenía problemas mentales y que fue diagnosticado de esquizofrenia hace años.

De hecho, aseveró que llegó a pasar por prisión y que se le había retirado el permiso de armas. Sin embargo, según su relato, tras salir en libertad, con el tiempo, volvió a recuperar la licencia. Todos estos aspectos están siendo investigados por el grupo de homicidios de la Policía Nacional, cuyos agentes resolvieron dos parricidios en el pasado mes de julio. Fue una jornada negra en la que una mujer mató a golpes a su padre en La Unión y, solo unas horas más tarde, un joven acabó con la vida de su progenitor a puñaladas en el Limonar.