Muere Andrés Olivares, fundador de la Joyería Olivares

Málaga dice adiós a Andrés Olivares (Málaga, 1940), uno de los grandes nombres del comercio local de las últimas décadas. Durante mucho tiempo, Joyerías Olivares, el establecimiento que fundó en la Plaza de las Flores, era una institución. Fallece a los 85 años y deja un legado que trasciende a la faceta empresarial. Fue uno de los promotores de la feria en el centro y uno de los impulsores de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico. En el plano familiar, quedan atrás sus tres hijos (Andrés, Mónica y Lara), once nietos y tres bisnietos.

La trayectoria profesional de Olivares se remonta a una Málaga en blanco y negro. Con 24 años, convierte lo que entonces era la casa familiar en una joyería. Sorteó unos inicios complicados, ya que la apertura coincidió con obras en toda la plaza. «Fueron momentos muy duros», confesó en un reportaje publicado en SUR en febrero de 2020, coincidiendo con su jubilación.

Tras mantenerse a flote gracias a su empeño y trabajo incansable, Joyerías Olivares se convirtió en un referente del sector de la joyería no solo en la provincia de Málaga. Tenía clientes del resto de Andalucía, que estimaban la calidad del producto y la atención cercana y profesional de su dueño. En un contexto social y económico complicado, Olivares ingenió la venta a plazos. Un sistema que le permitió crecer y establecerse de manera definitiva.

Su hijo, Andrés Olivares, al frente de la fundación que lleva el apellido familiar, atiende a SUR por teléfono y recuerda con admiración a su padre. «Estuvo muy involucrado en todo lo que tenía que ver con ayudar a Málaga en todos los sentidos», mantiene. Sobre la importancia de su papel en la feria del centro, recuerda que «mi padre fue él mismo a Jerez a contratar los troncos de caballos y demás».

Después de su jubilación, que llegó en 2020, Olivares dedicó parte de su tiempo a dos grandes pasiones que tenía. Por un lado, su familia. Por otro, el golf. «Él disfrutaba mucho así. Disfrutaba con su familia y jugando al golf», recuerda su hijo.

Cercano, amable, correcto en el trato y siempre dispuesto a ayudar a quien se lo pidiera. La muerte de Andrés Olivares también es el adiós a un malagueño que ha sabido dejar un grato recuerdo en su tierra, la misma que le vio nacer un 29 de febrero de 1940.