Minipisos en Málaga a precio de chalés: medio millón por apenas cincuenta metros cuadrados

Si lo que te van son las caras nuevas o no se te dan bien los nombres, este es tu estudio. Aquí las caras cambian constantemente por lo que no te hará mucha falta aprenderte el nombre del vecino. Y es que en este popular barrio céntrico cerca de la mitad de las viviendas están destinadas a uso turístico. Con un 36,8 por ciento del total, es el segundo barrio donde más se explota la vivienda turística con creces.

Este lujazo de 54 metros cuadrados es un estudio con cocina-salón-dormitorio en un mismo espacio repartido en una especie de pasillo en forma de L. La entrada nos recibe de bruces con la encimera y su cocina. Uno podría pensar que por este precio el recibimiento sería otro, pero claro, el metro cuadrado, se pague al precio que se pague, mide lo mismo. Y 54 dan para lo que dan. Un par de pasos más adelante tendremos el sofá con un amplio ventanal enfrente y unas magníficas vistas a las tejas de la Iglesia de los Santos Mártires. Tras una buena zancada llegaremos al dormitorio con armarios empotrados (todo un lujo teniendo en cuenta su tarifa), cama de matrimonio y un coqueto baño para jugar al cangrejo. Esta maravilla se sitúa en una tercera planta con ascensor.

Dependiendo de a qué inmobiliaria le preguntes, el piso va de los cincuenta a los cincuenta y seis metros cuadrados. Así que si estás planteándote este acogedor palacio aprovecha y ve a una de las oficinas que anuncian cincuenta y seis. Vayas a perder esos seis metros por marcar el numero incorrecto, hombre. Estamos ante la creación perfecta para los más sibaritas: suelos de mármol, doble acristalamiento, ubicación privilegiada cerca del alcalde de Málaga, muebles de diseño y vista de dos tercios del Pompidou a través del ventanal.

La vivienda, situada en un cuarto piso con ascensor cuenta con cincuenta y seis metros construidos (o cincuenta) divididos en una pequeña entrada con la puerta del dormitorio enfrente y una cocina-comedor-salón a la derecha que se va alargando hacia el Pompidou. La iluminación es buena y el dormitorio, con cama de matrimonio, es habitable. Si te decantas por este, serás sin duda el rey o reina de las micro reuniones. Un chollo de más de cuatrocientos mil euros que casi tiene vistas al mar. Si, faltaba por comentar que estamos en ¡segunda! línea de playa.

La guinda del pastel nos lleva de vuelta al segundo barrio más saturado por la vivienda turística: dos maravillosos estudios de 23 y 22 metros cuadrados. Es normal que se vendan como una única unidad si tenemos en cuenta que el Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) establece una superficie mínima de 30,5 metros cuadrados para una vivienda; es decir, sería ilegal que se vendieran como pisos individuales. Tienen una lavadora, una mesita con un par de sillas, una encima de tamaño portátil, grifo, una cama, un perchero, un televisor y poco más. Aún así, queda hueco suficiente para poder llegar de la puerta a la cama. Aunque si eres hábil con las piernas tal vez lo consigas de un salto. Ambos estudios cuentan con un baño separado del resto del habitáculo y un suelo de parqué para los más sibaritas.