Miles de personas se manifiestan en Málaga por Gaza: «No podemos mirar hacia otro lado»
La policía, que calculó 3.500 asistentes, y los organizadores, que los elevaron por encima de los 7.500, reconocen que la marcha batió todas sus expectativas
Una manifestación en solidaridad con Palestina que ha superado todas las previsiones. Desde las de la propia policía hasta las de la organización. Un miembro ... de las fuerzas de seguridad confesaba a este periódico que el operativo estaba preparado para 550 manifestantes y que se calculaba que en realidad había 3.500 congregados. Finalmente, se habían podido recopilar efectivos para controlar una marcha de poco más de mil personas, contaba el agente; todavía, por tanto, por debajo de lo necesario. Las asociaciones convocantes, Voces Palestinas, Málaga por Palestina y Platafoma Axarquía por Palestina, se declaraban, asimismo, superadas: «Si hubiéramos sabido que iba a venir tanta gente, habríamos movilizado a más personas para el servicio de orden y habríamos traído más megafonía. No ha habido ningún problema durante el recorrido, pero se han superado todas nuestras expectativas», contaba un miembro de Málaga por Palestina. Hatem Abdul, portavoz de Voces Palestinas, por su parte, afirmaba, emocionado, que era la manifestación más grande que por la causa palestina ha habido en Málaga. Las organizaciones convocantes elevaban la asistencia por encima de las 7.500 personas.
La marcha partió pasadas las ocho de la tarde de este viernes desde una abarrotada Plaza de la Marina. Allí se habían preparado las pancartas, se habían ensayado las consignas, se habían pronunciado los primeros discursos, se había cantado y bailado... Justo entonces, cuando la cabecera asomaba hacia el puerto, Adham, de 35 años, palestino de Cisjordania, enseña su móvil: «Mira, Málaga está en directo en Al-Jazeera».
A continuación la muchedumbre llenó Muelle Heredia hasta la Alameda de Colón, que también quedó abarrotada; después discurrió por la Alameda Principal para girar por calle Larios y finalizar en la Plaza de la Constitución, que seguía llena al filo de las diez de la noche, escuchando pequeñas intervenciones de diferentes colectivos que llevaban cada uno su pancarta.
«No es una guerra, es un genocidio»
Los cánticos, los habituales, sólo que coreados por más personas de lo habitual de todas las edades y de toda condición social, acompañados de muchas mascotas: «Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá», «No es una guerra, es un genocidio», «Gaza, resiste, Palestina existe» o «Dónde están, no se ven, las sanciones a Israel».
La concentración del pasado 5 de agosto en la Plaza de la Merced fue la más numerosa que se recuerda en la capital malagueña en solidaridad con Gaza. Y desde entonces hasta esta manifestación de este 29 de agosto han pasado varias cosas. Por ejemplo, que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declarara oficialmente la situación de hambruna en Gaza, poniendo nombre así a las terribles imágenes de cuerpos de niños esqueléticos que han inundado telediarios, páginas de periódicos y las redes sociales. Además, catorce de los quince miembros del Consejo de Seguridad (la excepción es Estados Unidos) han firmado que esta hambre no es fruto de un desastre natural, sino que está provocada por la acción humana, señalando la responsabilidad de Israel, y que por tanto podría revertirse rápidamente. El organismo multilateral calcula que la falta de comida afectará de manera severa a 640.000 personas para finales del mes de septiembre, un número que podría crecer. Pese a ello, el presidente de Israel, Benjamin Netanyahu mantiene su cerco sobre el enclave y, además, como informa en sus crónicas para este periódico el corresponsal Mikel Ayestarán, también acelera la invasión de Ciudad de Gaza, incluso con la opinión en contra de las familias de los rehenes de Hamás.
En estas semanas también ha ido creciendo la nómina de periodistas asesinados, que se han convertido en objetivo de las masacres, algo denunciado por Reporteros Sin Fronteras: media docena hace apenas unos días en un ataque a un hospital y otros tantos hace dos semanas. En total son más de 200 las víctimas en este gremio desde que comenzara esto que, en palabras otra vez de Ayestarán, no puede recibir el nombre de guerra. Además, una investigación de The Guardian y la revista israelí +972 usando información del propio ejército hebreo ha concluido que al menos el 83% de los muertos en Gaza son civiles, una de las mayores proporciones de los conflictos recientes, solo superada por la Guerra de Ruanda de 1994, el desastre de Mariupol (Ucrania) en 2022, y Srebrenica, durante la guerra de Bosnia, a mediados de los noventa.
El movimiento crece porque la gente ya lo ha visto en la tele
Son todos motivos que han ido calando en la conciencia y que trajeron a Paqui y a Ana desde Campillos, a una hora de distancia de la capital (y a otra de vuelta, bromean): «El movimiento crece porque la gente ya lo ha visto por la televisión». Juan Espejo, otro amigo, agrega: «Esto no es político, no es ideológico, es porque no se puede matar a niños». Desde Rincón de la Victoria llegaba Carmen Recondo: «Muestro mi solidaridad con el pueblo palestino. Lo único que puedo hacer es venir aquí y realizar donaciones». Después, en uno de los discursos de los participantes, alguien diría: «No podemos mirar hacia otro lado, no se puede matar de hambre a un pueblo, no se puede normalizar».
Hatem Abdul, portavoz de Voces Palestinas y cuya trayectoria vital contamos aquí, insiste en que las reivindicaciones de esta última marcha son las de todas las convocatorias: «Exigir el fin de genocidio, el fin del comercio de armas con el Estado de Israel, aplicarle sanciones y que se acabe con su impunidad». Tania Romero, de Málaga por Palestina, a su vez, teme que se haya abierto «la última fase del genocidio con dobles bombardeos» (como el del último ataque a un hospital). «Estamos en la fase más sádica», apunta. Y agrega algo importante cuando analiza que hay parte de la ciudadanía israelí y judía contra el genocidio: «Hemos dicho que el Estado de Israel no es el pueblo de Israel. Hay comunidad judía antisionista. Es absurdo hablar de antisemitismo».
También estuvo en la marcha María Plata, que participa en la Global Sumud Flotilla, una plataforma internacional que va a fletar decenas de barcos para romper el bloqueo israelí sobre Gaza y que llegue ayuda humanitaria a la Franja: de Plata fueron esas palabras de «no podemos mirar hacia otro lado», aunque se mostraba muy cuidadosa de no dar excesivo detalle de la expedición por miedo a que sea atacada. Sí nos insistía en que escribiéramos aquí que se pueden hacer donaciones a través de la web para ayudar a fletar y llenar los barcos de ayuda.
Como rostro político, el de Nico Sguiglia, portavoz de Con Málaga: «Estamos aquí para denunciar la ignominia y la indignidad de los malos gobernantes que están entre la complicidad y la pasividad ante un genocidio. Estamos aquí para exigir al Gobierno que de una vez por todas rompa relaciones con Israel y para que la comunidad internacional haga valer un derecho internacional que se ha tardado décadas en construir. Cuando Rusia invadió Ucrania se tomaron medidas y sanciones, pero ahora no. La sociedad civil está mostrando más dignidad que los Gobiernos».
Próxima cita: 6 de septiembre
Esta manifestación se produce en vísperas de otra gran acción que se está preparando en la ciudad en solidaridad con Palestina: el próximo sábado, 6 de septiembre, a las siete de la tarde en la Plaza de la Constitución, colectivos malagueños se sumarán al llamamiento de la 'Global Alliance for Palestine' y participarán en el Día Global Por Gaza. «Se tratará de un acto en homenaje de los colectivos más castigados en este genocidio: mujeres, infancia, sanitarios, trabajadores humanitarios y periodistas entre otros», adelantan a SUR fuentes de la organización.
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