Claves para entender qué está pasando entre Juan Cassá, De la Torre y Ciudadanos
El pacto entre el Partido Popular y Ciudadanos, entre Francisco de la Torre y Juan Cassá, en el Ayuntamiento de Málaga puede cerrarse en horas, ... pero quedará abierto durante los próximos cuatro años como una herida difícil de cicatrizar.
Juan Cassá es hoy el hombre con mayor poder político de la ciudad de Málaga: de su voto depende quién será el próximo alcalde. Él, como ha manifestado en muchas ocasiones, se considera un político de centro derecha liberal, por lo que se encuentra más cómodo apoyando al Partido Popular de De la Torre que al socialista Daniel Pérez, sobre todo porque ello significaría dar entrada a Izquierda Unida y Podemos, hecho que significa una línea roja para el candidato de Ciudadanos.
Juan Cassá no está dispuesto a ceder en las cuestiones que considera de dignidad personal y, consciente de su poder, mantendrá su criterio hasta las últimas consecuencia, aunque ello implicara salir incluso de Ciudadanos.
Ciudadanos ha cometido varios errores estratégicos e infantiles con Cassá: ha trasmitido públicamente su desconfianza hacia él, exhibió demasiada desconsideración (no tuvo un papel relevantes en los actos públicos del partido, ni siquiera cuando vino Albert Rivera) y lo creyó sometido a toda costa a la disciplina a pesar de que el acta de concejal es suya y no de Ciudadanos. El mayor error de un partido es acorralar a un candidato que tiene todo el poder.
A Francisco de la Torre le ha faltado mano izquierda para negociar con Cassá, hasta el punto de enfandarlo. De la Torre ha tardado mucho tiempo en asumir que, hoy por hoy, su futuro está en manos de Cassá.
Las malas relaciones De la Torre-Cassá han traspasado el ámbito institucional y político hasta llegar a la esfera personal. Por ello, las decisiones y reacciones son imprevisibles cuando sobre la mesa no están los argumentos sino la testosterona.
Cassá tiene claras cuáles son sus líneas rojas tanto respecto al alcalde en funciones Francisco de la Torre como respecto a su partido, ante el que se siente decepcionado.
¿Qué está haciendo ahora Cassá? Meditar si entra en el equipo de Gobierno o se queda fuera en la oposición; meditar si sigue en Ciudadanos o se sale como concejal no adscrito; meditar si se queda en el equipo de Gobierno de De la Torre o se va a la Diputación Provincial; meditar si vota a favor de De la Torre o si se abstiene. También puede votar a Daniel Pérez, pero eso sólo sería si entre unos (De la Torre) y otros (Ciudadanos) terminan por cabrearlo de verdad.
Ayer jueves la máxima era la siguiente en PP y Ciudadanos: no enfadarlo más de lo que está.
En esta situación contra reloj, lo más probable es que Cassá consiga lo que quiere (o casi todo): responsabilidades y tareas de Gobierno que se adapten a sus exigencias (bien en el Ayuntamiento o en la Diputación), claudicación en De la Torre sobre la situación de Pomares y cesión de su partido a través de un reconocimiento público de su papel en Ciudadanos.
Y todo ello, ¿por qué? Porque Juan Cassá es hoy el que tiene el voto decisivo, porque está enfadado, porque es imprevisible y porque todo el mundo cree que, si se lo presiona aún más, puede tomar decisiones radicales.
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