Un autobús de la EMT fuera de control arrolla vehículos y árboles al sufrir el chófer un infarto
El único herido de gravedad en el accidente ha sido el conductor, que se encuentra ingresado en la UCI del hospital Carlos Haya de la capital
Coches empotrados y apilados unos encima de otros, vehículos volcados sobre la calzada, cristales rotos, árboles arrancados de sus alcorques, contenedores en medio de la ... calle y «mucho miedo». Es la estampa con la que amanecieron este viernes los vecinos de la calle Héroe de Sostoa, donde un autobús de la Empresa Malagueña de Transportes (EMT) fuera de control sembró el pánico a primera hora de la mañana.
El siniestro se produjo a la altura del número 30, cuando el chófer que conducía el autobús sufrió un infarto y el vehículo se salió del carril habilitado, llevándose por delante todo lo que encontraba a su paso. El autobús arrolló a una decena de coches y varias motocicletas que estaban aparcados en el lateral derecho de la calle, arrastrándolos durante varios metros y dejándolos destrozados.
Iván observaba atónito el estado en el que había quedado el Mercedes que se había comprado hace solo unos meses. Llamaba a la compañía de seguros mientras veía la moto que había quedado completamente incrustada en el chasis de su vehículo, convertido en un amasijo de hierros.
El autobús, que recorre la Línea 1 –une los barrios de Parque del Sur y San Andrés– , salía de una parada cuando el conductor sufrió el infarto, quedando completamente rígido, por lo que apretó el pedal del acelerador y arrolló a todo lo que se encontró en su camino, según precisaron las fuentes consultadas, apuntando en este sentido a la causa del siniestro.
Los servicios de emergencias recibieron entonces numerosas llamadas. Se puso en marcha un dispositivo en el que participaron numerosos efectivos de Policía Local, bomberos, sanitarios, personal de la EMT y de Limasa, entre otros.
Pese a lo aparatoso del accidente, la única persona herida de gravedad fue el conductor del autobús. Tras ser asistido por dos médicos que iban en el autobús, los sanitarios del 061 continuaron practicándole la reanimación cardiopulmonar, para estabilizarlo y trasladarlo hasta el hospital Carlos Haya de la capital.
El conductor, de 49 años de edad, ingresó directamente en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Según fuentes sanitarias, se encuentra estable dentro de la gravedad. Por su parte, el gerente de la EMT, Miguel Ruiz, indicó que recientemente había pasado el reconocimiento médico de la empresa, a la vez que informó de que el trabajador llegó a estar varios minutos en parada cardiorrespiratoria, aunque afortunadamente los sanitarios consiguieron recuperarlo y estabilizarlo para su traslado.
Los 13 ocupantes que había en el autobús no resultaron heridos de gravedad. Son siete mujeres, cuatro hombres y tres menores de edad que se desplazaron por sus propios medios hasta centros médicos parar ser asistidos, tras la primera valoración realizada por los profesionales del 061.
Los heridos se marcharon mientras los efectivos de los cuerpos de emergencias y servicios operativos se afanaban en que la calle Héroe de Sostoa recuperase la normalidad. Muchos vecinos y curiosos se acercaron a la zona, insistiendo en que lo que había ocurrido «era un milagro». «Si existen, hoy –por ayer– se ha producido uno», aseguró Manuel al contemplar la impactante escena.
La hora fue clave. En el punto donde se produjo el accidente se encuentra la entrada del colegio José María Hinojosa y varios negocios, como la cafetería La Abuela Chica. José, uno de los dueños de este último establecimiento, contó que unos minutos antes del siniestro había tres personas desayunando en la terraza.
Los testigos
«Hemos escuchado un golpe bestial y hemos visto el autobús arrasando con todo lo que pillaba en su camino. Me he refugiado en el fondo del bar con los clientes, porque venía hacia nosotros», dijo José.
El compañero de Pepe «se ha librado por los pelos»: «Unos segundos antes estaba cargando la furgoneta de material para salir a hacer la ruta y se volvió a la oficina a por unos papeles. Si no, le pilla allí y hubiera sido una desgracia. Ha vuelto a nacer».
Las historias se suceden. Isabel contó que todas las mañanas le recoge una compañera en la misma esquina donde se apilaban los coches unos sobre otros: «Hoy –por ayer– no he ido a trabajar, así que me he salvado de milagro».
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