Una pista de 46 metros de scalextric para pisar el acelerador

El Consistorio les cedió un local municipal ubicado junto a la guardería y allí comenzaron a instalar el gran juego del Scalextric y a tunear sus propios coches. Al principio pagaban una cuota de 60 euros al año para poder comprar pistas, mandos, coches y la reposición de las piezas que se iban rompiendo. Ahora la cuota es de 20 euros anual y cada uno tiene su coche perfectamente guardado en un maletín, junto a su mando, y el dinero de la cuota lo destinan para el mantenimiento de los coches, puesto que «las gomas de las ruedas, sobre todo las traseras, se desgastan muchísimo, aunque también deben reponerse los ejes, los piñones y otros elementos», explicó Ángel Páez, presidente de la Asociación de Scalextric de Fuente de Piedra. Cada socio tiene su coche y su mando que suele oscilar entre los 30 euros cada uno, aunque también los hay más baratos y más caros. «Un coche bien preparado con llantas y ejes calibrados, motor con imán y la corona con tornillos oscila entre los 50 euros pero los hay por 100 euros y uno más normalito, por 30 euros», apuntó Páez.

Este colectivo, donde padres e hijos comparten la misma afinidad por un juego, participa también en las fiestas del municipio realizando competiciones tanto en la Semana Cultural, en las ferias de julio y septiembre y en Navidad, donde puede participar cualquier niño vecino o visitante, y a los que se les entrega su correspondiente copa o medalla. Además, todos los meses realizan competiciones entre los socios donde los premios son piezas de coches. Páez señaló que si algún vecino o visitante quiere jugar algún día no se le cobra nada y la asociación le presta el mando pero si lo hace más a menudo, se formaliza como socio, para poder jugar los fines de semana de mañana y tarde.

«Durante las ferias de julio y septiembre vienen muchos niños de fuera a pasar las vacaciones con sus padres y el scalextric se ha convertido en una de las atracciones que más gusta, cada año llegan con mucho entusiasmo e ilusión», contó Páez, que con seis años de edad, recibió de sus padres un pequeño scalextric, un regalo que se convertiría con el paso de los años, en su mayor afición ya que el tumor cerebral que le detectaron los médicos con solo nueve años, le provocaba numerosos mareos y la movilidad de su cuerpo se reducía. Hace ocho años le operaron de la grave enfermedad que sufría y la discapacidad pasó del 85 al 77 por ciento. Poco a poco, aquel pequeño juguete fue creciendo y este joven, se unió con un grupo de amigos para compartir su pasión.

Con 10 años de edad, Páez se aficionó también a la pintura y tras un curso de Dibujo que realizó en el IES Pedro Espinosa de Antequera para perfeccionar las técnicas que había aprendido solo, mejoró sus obras al óleo, carboncillo y comenzó a pintar también en abanicos. En 2009 ganó el Premio Ratón de la Diputación de Málaga con su blog (angelpaez79.blogspot.com).